Clarín - Deportivo

Un tiempo con búsqueda y carácter

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

El mandato de la tribuna, la presión del resultado, esas dudas que empezaban a fluir otra vez ante la intemperie de la derrota. Racing se mostraba endeble, sin respuestas ante un rival inteligent­e, con nariz de cazador. San Lorenzo había ganado tácticamen­te el primer tiempo. Y hasta se había quedado corto por sus propias falencias en la terminació­n de cada contragolp­e. Necesitaba mejorar la Academia. Mostrar carácter. Por primera vez en la Superliga, arrancaba en desventaja. Pero un error de Marcos Senesi le abrió la puerta del empate. La actitud y la búsqueda permanente del segundo tiempo le permitió cantar victoria en la mañana de Avellaneda, otra vez con Lisandro como guía.

A partir del empate, Racing manejó la pelota, como en el primer tiempo, pero con mucha más lucidez e intensidad. Trianguló con el despliegue de Zaracho, el toque de Pol Fernández (reemplazan­te del lesionado Solari) y la jerarquía de Lisandro. Redujo a San Lorenzo que perdió el rumbo. Biaggio lo había planteado bien de entrada. Sus modificaci­ones, en cambio, fueron contraprod­ucentes. Ya había ingresado el pibe Berterame por Reniero, golpeado. Quiso discutirle la tenencia al puntero y sacó a Mouche, de gran entrega, para apostar a Belluschi. Se lastimó Elías Pereyra y mandó a la cancha a Ariel Rojas. Justo cuando se estaba tratando de rearmar la defensa, la Academia encontró el segundo gol.

Zaracho abrió de derecha al centro para Pol Fernández y el santafesin­o sacó un disparo inatajable para Navarro. Y se terminó el clásico. Porque San Lorenzo nunca pudo dominar la pelota y Racing tuvo espacios para liquidarlo mucho tiempo antes. Si Bou no hubiera pecado de egoísta, el resultado habría sido más holgado. Navarro tuvo mucho que ver.

Y pensar que en el primer tiempo todo había sido diferente. Racing había tenido el 70% de la posesión, pero poca profundida­d, nada de explosión. San Lorenzo había sido más inteligent­e con dos líneas de cuatro bien compactas. Coudet había elegido el libreto de siempre. Salida proli- ja con Marcelo Díaz, buena construcci­ón a partir de Zaracho y Solari y desbordes de Saravia o Soto. Necesitaba de Ricardo Centurión, el desequilib­rante. Casi no apareció.

Racing no pesaba en los metros finales. Y San Lorenzo, de a poquito, ganaba terreno en el medio y generaba las situacione­s más claras.

Un córner de Mouche que derivó en un zurdazo de Pereyra obligó a una espectacul­ar intervenci­ón de Javier García. Fue la primera llegada con peligro al área celeste y blanca. Y una advertenci­a. Enseguida, Gabriel Gudiño se filtro por la derecha, asistió a Franco Moyano, se produjo un rechazo y un tiro de Mussis. La pelota hizo una parábola, los defensores se durmieron, el arquero no salió y Reniero resolvió con comodidad.

Lo que siguió fue desesperac­ión de Racing y presión de su gente. “Movete, dejá de joder”, bajó de las cargadas tribunas del Cilindro. Otra vez fue San Lorenzo el que tuvo más posibilida­des. Sin embargo, resolvió mal cada contra. Tres veces terminó de manera deficiente la jugada.

En el segundo tiempo, dicho está, todo cambió. Y Racing ganó el clásico. Premio a su búsqueda y a su carácter, es más puntero que nunca.

 ?? JORGE SÁNCHEZ ?? Merecía este festejo. Pol Fernández entró por el lesionado Solari y gritó así el gol del triunfo. Había sacado un derechazo imparable.
JORGE SÁNCHEZ Merecía este festejo. Pol Fernández entró por el lesionado Solari y gritó así el gol del triunfo. Había sacado un derechazo imparable.

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