Clarín - Deportivo

River pisó Porto Alegre en un clima de elecciones y de grieta futbolera

La ciudad, como todo el país, dividida. Y en el fútbol, también: los de Inter van a hacer fuerza por los de Gallardo.

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River cree en la hazaña. Se aferra al antecedent­e de Belo Horizonte. Anoche llegó el plantel, se alojó en el hotel Deville Prime donde, curiosamen­te, vive Renato, el DT de Gremio. Y allí recibió la visita de Andrés D’Alessandro, ex River e ídolo de Inter, el archirriva­l de Gremio. La grieta futbolera en una ciudad (un país) separado por otra grieta.

Si en alguien confía la gente de River, es en Gallardo y el santo arengó a sus fieles cuando dijo: “Que la gente de River crea porque tiene con qué creer”. Y vaya que confían los hinchas de River. Agotaron las cuatro mil entradas que Gremio entregó. Vendrán en aviones, micros y autos a Porto Alegre, la ciudad más “argentina” de las brasileñas. Aquí se toma mate y se hacen asados.

River pisaba Brasil poco después de que se conociera que Jair Bolsonaro será el nuevo presidente en medio de un tenso clima político, atravesado también por una grieta. Cualquier similitud con la Argentina es pura coincidenc­ia. En Porto Alegre, al margen de que en las calles hubo tranquilid­ad, la discusión política y la polarizaci­ón estuvieron presentes.

Ya en el hotel, Diana, una de las recepcioni­stas, alertaba sobre esta situación. Bastó con apenas tomarse un taxi para comprobarl­o. Altair, el conductor, un hombre de unos 60

años, contó su preferenci­a política y, con el discurso impregnado de su candidato, arremetió: “Voté por Bolsonaro. Basta de corrupción. Y los vagabundos, a la cárcel”.

Una recorrida por las cercanías del estadio Arena do Gremio invitó a introducir­se en las calles del barrio Navegantes. “Yo voté a Haddad. Petista por siempre como lo fue Porto Alegre durante varios años”, dijo João, un barbero de la zona entrado en años. Desde 1989 a 2005 gobernó el Partido de los Trabajador­es en esta ciudad, que también aportó muchos votos a nivel nacional. A él se le sumó Cleisy, una chica que tenía pegada en su remera una calcomanía que decía “Ele Não”, en referencia a la oposición del movimiento de mujeres brasileñas que se oponían a Bolsonaro. “Voté por el PT porque soy mujer y estoy en contra de alguien tan prejuicios­o y fascista como Bolsonaro”, afirmó antes de salir de la escuela infantil Santa Lucía de Villa Fajapo. Algo similar comentaron un grupo de jóvenes, seguidores del PT, mientras asaban un pedazo de carne sobre la vereda en medio de ladrillos que simulaban una mini parrilla.

Pero a la vuelta, en el mismo barrio, la grieta volvía a abrirse. Lorenzo, un empleado del Arena do Gremio, que también estaba haciendo un asado en la calle con artefactos un poco más sofisticad­os, decía sin rodeos: “Voté a Bolsonaro”. Y su madre, Irene, desde atrás, apoyaba la postura con efervescen­cia: “Basta de robar. Brasil necesita educación”. Enfrente estaba Edson, con un puesto callejero de banderas, camisetas y otros productos de Gremio e Inter. “Yo voté a Bolsonaro”, contó. Eso sí, de las sogas colgaban remeras con la cara del flamante presidente de Brasil y también otras con la inscripció­n “Ele Não”, en contra suyo. Para comerciar, la grieta se cierra.

Las divisiones no son solo políticas aquí. También futbolísti­cas. Así como pasa siempre entre River y Boca, más potenciado aún que ambos pugnan por quedarse con la Copa Libertador­es, hay media ciudad que alienta a River. Son los hinchas de Inter, con D’Alessandro a la cabeza, que quieren ver caer a Gremio. Por eso, también desean que el equipo de Gallardo les dé una alegría.

 ?? MAXI FAILLA / ENVIADO ESPECIAL ?? Visita. El Cabezón D’Alessandro llega al hotel de River. El ídolo del Inter cenó con el plantel del Muñeco Gallardo.
MAXI FAILLA / ENVIADO ESPECIAL Visita. El Cabezón D’Alessandro llega al hotel de River. El ídolo del Inter cenó con el plantel del Muñeco Gallardo.
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