Biaggio quedó otra vez en la mira por los cambios antes que por el resultado
“Puedo acertar y me puedo equivocar”, dijo. El DT guardó jugadores para el miércoles, por la Copa Argentina.
Es un caso raro el de Claudio Biaggio en San Lorenzo. Los números fríos avalan su ciclo, que se inició en un interinato y fue ratificado a fin de 2017 en su puesto por el presidente Matías Lammens y el vice Marcelo Tinelli. El Pampa tiene casi un 60 por
ciento de efectividad. Logró meter al equipo en la próxima Copa Libertadores. Y el miércoles jugará los cuartos de final de la Copa Argentina, título que le falta al Ciclón, contra Temperley en la cancha de Lanús. Pero quedó eliminado de la Sudamericana contra Nacional en Montenvideo habiendo ganado en el Nuevo Gasómetro por 3 a 1. Y está muy lejos en la Superliga.
Desde las estadísticas hasta parece una campaña más que razonable teniendo en cuenta la escasez de refuerzos producto de la política dirigencial de bajar el presupuesto del fútbol para enfriar algunos números de la economía del club. Biaggio se
arregla con lo que tiene más los juveniles que conoce de su trabajo previo en la Reserva (ya hizo debutar a nueve chicos de las Inferiores), por esto también es que Lammens y Tinelli optaron por dejarle el buzo de DT azulgrana puesto. Sin embargo, lo
que le reprocha una gran mayoría de hinchas que hace tiempo lo mira de reojo y pide por su cabeza es la falta de una identidad de juego y la toma
de decisiones desacertadas, como algunas modificaciones en los partidos. En Avellaneda, quedó nuevamente en el ojo de la tormenta.
Es cierto. El San Lorenzo del Pampa no se recordará por tener una manera definida de jugar al fútbol. Es difícil reconocer el ADN de este equipo que fue mutando sus dibujos de acuerdo al material disponible. Una cosa era con Ezequiel Cerutti, con el chileno Paulo Díaz, con Fernando Belluschi
sano. De eso se sostiene Biaggio con total razón para justificar los malabares en el diagrama de formaciones y tácticas. Pero el entrenador de 51 años a veces también toma determinaciones equivocadas que no encuentran tolerancia entre los simpatizantes que, más allá del afecto que le tienen por su pasado de goleador, ya no le perdonan una. Los cambios del Pampa son examinados con lupa. Ante Racing eligió sacar a Pablo Mouche, con velocidad para contragolpear, para incluir a Fernando Belluschi a los 14 minutos del segundo tiempo. El resultado ya estaba 1-1 y a la siguiente jugada llegó el segundo del local. Y San Lorenzo, que debió sacrificar las otras variantes por lesiones, se quedó con un solo delantero para revertir la historia. Podría haberse inclinado por prescindir de Alexis Castro o de Franco Moyano, ambos de floja labor...
“Lo que habíamos planificado salió a la perfección en el primer tiempo. Tendríamos que haber hecho más goles. Le dimos vida a un equipo que estaba muerto. Me voy caliente, amargado y fastidioso conmigo mismo. Merecimos más. Los cambios de Reniero y de Pereyra fueron por lesión. El de Mouche fue táctico. Uno piensa una cosa, me pareció y, como puedo acertar, me puedo equivocar”, explicó el técnico, que guardó algunos jugadores para el partido clave del miércoles. El ciclo de Biaggio tiene fecha de
vencimiento. No irá más allá de diciembre, cuando termina su contrato. Habrá que ver qué ocurriría en caso de quedar eliminado de la Copa Argentina, el único objetivo que le queda. La dirigencia busca cumplirle el vínculo hasta el final. Suena lógico, malestar de la gente al margen. Sería insensato echar a quien asumió la responsabilidad en épocas de vacas flacas. ¿Podría tomar él la decisión de irse antes? El Pampa no piensa en esa posibilidad ahora. Ganarle a Temperley para meterse en semifinales es lo inmediato. En eso ocupa su energía, en medio de las críticas y el disconformismo de los hinchas. w
Hicimos un primer tiempo bárbaro y nos dormimos en el segundo. No nos puede pasar esto en un equipo grande. Hay que hacer un mea culpa entre todos” Franco Mussis Jugador de San Lorenzo