Clarín - Deportivo

Cufré clavó un misil en un ángulo y Vélez sigue siendo fuerte en Liniers

Van 12 partidos sin caer de local y ya no mira los promedios sino que les apunta a las Copas. Belgrano, en picada.

- Guillermo Tagliaferr­i gtagliafer­ri@clarin.com

Final a pura fiesta en el Amalfitani, como en aquellos no tan lejanos tiempos del Vélez ganador. Con hinchas revoleando camisetas y cantando hasta la afonía, con jugadores abrazados en un emocionado festejo. El Fortín sigue siendo una fortaleza para Vélez que con este nuevo triunfo ante un rival directo le pegó un terrible puntinazo a ese estigma del descenso y ahora mira otra tabla, reinsertán­dose en el mapa copero. Distinto es el panorama para este flojo Belgrano, que poco se asemeja al

Pirata que navegó por mares de felicidad y elogio en temporadas pasadas. El equipo sigue sin aparecer y el promedio lo hunde cada vez más.

Doce fechas invicto en casa -7 triunfos, 5 empates- lleva el equipo de Gabriel Heinze. Y valieron mucho los triunfos ante equipos involucrad­os en el descenso (Newell’s, San Martín Tucumán, Aldosivi, Gimnasia y Belgrano). La cuenta pendiente está al salir de Liniers, donde Vélez “cosechó” sus tres derrotas (además de un empate) en esta Superliga.

Arrancó con ese ímpetu, esa tenencia y ese ritmo que lo caracteriz­a. Y también con su falta de profundida­d ofensiva. Pero después del cuarto de hora se desorientó, erró muchos pases y le permitió a un Belgrano luchador y combativo emparejar el partido. La buena pegada de Robertone, en los últimos minutos del primer tiempo, fueron el argumento y en sus dos intentos respondió muy bien César Rigamonti.

No se entendió por qué en esa etapa inicial Vargas -reapareció tras la fecha de suspensión- se paró sobre la punta derecha, dejando a Bouzat en el otro extremo, sabiendo que el Monito desequilib­ra, y mucho, por la otra punta. Así Vélez le destinó poca acción a su jugador más decisivo.

Los punteros cambiaron posiciones en el segundo tiempo y así Vélez puso la casa en orden. Vargas desniveló por izquierda. Y le metió un centro bárbaro a la cabeza de Abram, quien definió ante la salida de Rigamonti, pero el árbitro lo anuló por una inexistent­e falta al arquero.

Belgrano, sin el expulsado Gil Ro- mero (doble amarilla), resistía como podía y buscaba el contra con Balboa.

El dominio local, como otras veces, no tenía correspond­encia en el arco rival. Hasta que Braian Cufré le puso otro condimento a su buen partido: un zurdazo espectacul­ar, a lo Roberto Carlos, desde afuera que entró por un ángulo y desató la locura.

Y al final volvió el ídolo Cubero (sus primeros minutos en este torneo) y despejó sobre la línea en el descuento. Para completar la fiesta. w

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FOTOBAIRES El desahogo. Braian Cufré tras su golazo, abrazado por Laso y Giménez mientras llega Abram.

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