Clarín - Deportivo

Herrera, ese héroe entre las sombras que volvió a rescatar a Central

En la semana el jugador había recibido amenazas mediante una pintada muy cerca de su domicilio.

- ROSARIO. CORRESPONS­AL Andrés Actis rosario@clarin.com

Hay ídolos con renombre, con luces y flashes a cada paso. Aldo Poy, Omar Palma, Mario Alberto Kempes o el mismo Patón Bauza, por dar solo cuatro ejemplos, en la rica historia deportiva de Rosario Central. Pero los clubes también tienen héroes que se destacan en silencio, jugadores que no brillan en cada partido, que no suelen llevarse las ovaciones, pero que aparecen en las difíciles, cuando la pelota quema. Germán Herrera -el “Chaqueño” para los hinchas canallases uno de estos casos. Un ídolo entre las sombras. Ayer, como días atrás frente a Newell’s en el clásico, sacó la cara cuando el equipo más lo necesitaba.

Herrera (35 años) debutó en el 2003 con la camiseta de Central. En el 2006 se fue a Gremio. Y de ahí, a España. Luego volvió a Argentina (Gimnasia y San Lorenzo) para volver a exiliarse durante siete años: cuatro clubes en Brasil y una larga incursión por el fútbol de Emiratos Árabes. En 2016 pegó la vuelta al club que lo formó como futbolista, a su barrio, a su casa.

“Te quiero entre nosotros”, le dijo el Chacho Coudet cuando pensó el plantel para aquella temporada. Herrera sabía que iba a correr de atrás, que iba a tener que pelearla para ganarse un lugar entre los titulares. Fue suplente de Marco Ruben, el chico de la tapa, el ídolo de los flashes. Nunca se quejó. Apoyó siempre.

El año pasado, con Ruben ya en bajo nivel, Central contrató a Fernando Zampedri, figura y goleador de Atlético de Tucumán. Hererra quedó aún más relegado, pero, en silencio, siguió entrenando y esperando su ocasión.

Y la chance llegó. Primero, en diciembre, en el clásico que Central venció por 1 a 0 a Newells. Herrera fue titular por lesiones y suspension­es. Saltó más que todos en un córner en medio de un partido que parecía imposible de romper. Fue el segundo gol consecutiv­o ante el eterno rival. Meses atrás había liquidado ( 1- 3) el derby en el Parque Independen­cia.

El jueves, en Sarandí, en un clásico eliminator­io, el más importante de los últimos años por su envergadur­a, la historia se repitió. Choque cerrado, trabado y con destino de pe- nales. Hasta que Herrera, de taco, mandó la pelota al fondo de la red. El gol abrió un triunfo que aún festeja medio Rosario. Y le valió una amenaza de muerte en una pared lindera a la de su casa. “Herrera vas a morir”, le escribiero­n, los violentos que la ciudad no puede erradicar, en medio de la madrugada.

Ayer, en el Gigante de Arroyito, el héroe de las sombras se llevó todos los aplausos cuando la voz del estadio nombró al equipo titular. Los hinchas lo recibieron con un cántico inventado para la ocasión en alusión a su “paternidad” en los clásicos. Herrera, envalenton­ado, respondió con

otro gol. Central perdía, jugaba mal y no pisaba el área de Colón. Leonardo Gil, su gran asistidor, sacó un córner cerrado y él martilló de cabeza.

“Estoy contento por el momento, por haber hecho estos goles que son muy importante­s para el club. Me deja muy feliz que llega a esta edad, en este momento de mi carrera”, dijo, con su habitual humildad, cuando le pusieron un micrófono. Su nombre ya figura en letra de molde en alguno de los tantos capítulos de la historia de Central.

 ?? JUANJO GARCIA ?? El asistidor abraza al que marcó el 1 a 1. Gil ejecutó el córner y Herrera lo transformó en gol. Ortiz y Zampedri se suman al festejo.
JUANJO GARCIA El asistidor abraza al que marcó el 1 a 1. Gil ejecutó el córner y Herrera lo transformó en gol. Ortiz y Zampedri se suman al festejo.

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