Quintero, el as en la manga del campeón
El colombiano fue una apuesta de Gallardo y desniveló con un golazo
River está melo, como dicen los colombianos. Más melo, o más bueno, que nunca. Campeón de América en el Bernabéu. Sí, sí. En la Casa Blanca del fútbol mundial. Y en la cara de su eterno rival, nada menos. La gloria eterna. La fiesta interminable. Con tintes épicos. Como en Porto Alegre, en aquella semifinal contra Gremio. Es que parecía perdido el equipo de Marcelo Gallardo, conducido desde el banco de suplentes por Matías Biscay ante la suspensión del Muñeco. Pero había una carta guardada por allí. Siempre un as bajo la manga. Y esta vez fue Juan Fernando Quintero, el talentoso colombiano, de envase chico pero de juego grande.
“Ole, Ole, Ole, Juanfer, Juanfer...”, se rompían las gargantas los hinchas de River en la tribuna Fondo Norte mientras los jugadores exhibían el trofeo tan deseado en sus manos, acercándose a ese sector. Era el reconocimiento para Quintero, ese colombiano con pinta de vago que enseguida se metió en el bolsillo al hincha porque tiene el juego del paladar millonario. Pelota cortita, al pie, pegada a la zurda, toque justo, preciso. Y a diferencia de algunos compatriotas no se excede en el pase horizontal. Va para adelante. Construyendo jugadas como si estuviera tejiendo. Toque y toque. La muestra clara es el golazo que hizo en el alargue, para desnivelar la final en favor de River.
Enzo Pérez tomó el rebote de Esteban Andrada y se la dio a Quintero. Juanfer, rápido de mente y de pies, la tocó para Alvarez, el pibe abrió para Mayada y el uruguayo se la devolvió al colombiano que sacó un remate potente, de zurda, en el hueco que le quedó. Bombazo. Inatajable para Andrada. River deliraba. Era el 2-1.
¿Quién dijo que Juanfer no aparecía en las bravas? Ya quedaron en el olvido esas críticas. Pero a él había algo que lo perturbaba. “Necesita algo grande para sentirse más completo”, decían en su entorno. Tuvo la posibilidad en el Mundial de Rusia, donde arrancó bien, con un gol de tiro libre a Japón, pero Colombia no tuvo un buen desempeño y él se diluyó. Otra vez a remarla en River.
Arrancó el semestre como suplente. Le faltaba ritmo y físico para completar los 90 minutos. De a poco volvió a tener apariciones importantes. Y en las díficiles. Quintero fue figura en el partido de vuelta contra Racing en el Monumental, en la goleada 3-0 para barrer de la Copa al equipo de Eduardo Coudet. Y contra Independiente, en la vuelta de cuartos en el Monumental, entró para desnivelar. Con el partido 1-1 River se quedaba afuera. Pero Juanfer se inventó una jugada y definió bárbaro, lejos de Martín Campaña para poner el 2-1 (después cerró con un 3-1 su compatriota Rafael Borré). Cualquier similitud con lo del Santiago Bernabéu no es coincidencia. Es talento.
A los 13 minutos del segundo tiempo, con River abajo en el marcador, Quintero ingresó por Ponzio. Cambio ofensivo para tratar de revertir la historia. Y la historia empezó a cambiar desde ahí. Si bien no tuvo una participación decisiva en el primer gol (Nacho Fernández y Palacios construyeron la pared), con Juanfer en la cancha River tuvo más y mejor posesión de pelota. Y ahí estaba la grande para Quintero. Tuvo que esperar al tiempo suplementario. Pero con ese bombazo llenó de alegría los corazones millonarios. Y en el festejo se embanderó en los colores colombianos junto a Rafael Borré, quien se perdió la gran final porque estaba suspendido.
Quintero llegó a River a principios de año. Lo pidió Gallardo cuando se cayó la posibilidad de Lucas Zelarayán. Lo había visto cuando lo enfrentó en la Copa del año pasado en Medellín, cuando el zurdo jugaba en el DIM de Zubeldía y el DT renegaba porque no podía hacerle cumplir funciones tácticas. Quizás había que dejarlo volar. Que sacara la inspiración de su zurda. Como en el Bernabéu. ¿Qué será del futuro de Quintero? Por él le abonarán al Porto un poco más de 3 millones de euros para quedarse con el pase. Pero tiene ofertas del exterior. Poco importa ahora. Juanfer, el amigo de Maluma, está de festejo. La gloria estaba en su zurda.