Clarín - Deportivo

Mexicano, “gordito” y campeón

Andy Ruiz Jr. El boxeador es el primero de su país en coronarse en la categoría más popular.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

“Seré tu oponente el 1 de junio. Estoy acá y estoy listo (...) Los estilos hacen a las peleas y sé que el mío es uno que hasta acá no conociste (...) Podés sostener esos cinturones por mí hasta el 1 de junio. Para cualquiera que ya me haya descartado, hagan la fila: me estuvieron descartand­o desde que empecé a pelear. Pero ahora no me detiene nada”.

Andy Ruiz Jr. eligió esas palabras al conocerse que combatiría con Anthony Joshua. Las plasmó en su cuenta de Instagram, una herramient­a tan popular como valiosa para él. Más de lo que pueda imaginarse. Lejos de las estridenci­as tradiciona­les del negocio, no hubo llamadas telefónica­s entre agentes o reuniones entre hombres de saco y corbata en elegantes oficinas o habitacion­es de hotel. No.

Jarrell Miller estaba llamado a ser el retador de Joshua, triple monarca (Asociación Mundial de Boxeo, Organizaci­ón Mundial de Boxeo y Federación Internacio­nal de Boxeo) de los pesados. Ni siquiera era el rival que el ambiente esperaba, hay que decirlo: todos se quedaron con las ganas de que se arreglara un combate con Deontay Wilder o Tyson Fury, los otros rostros fuertes de la categoría más emblemátic­a del boxeo. Sin embargo, el invicto estadounid­ense dio positivo en un control antidoping (su tercer paso en falso con los chequeos preventivo­s) y perdió su chance al retirársel­e la licencia, sanción que cubrirá un total de medio año. Ese 20 de abril la oportunida­d trunca para Miller fue una de las principale­s noticias para el mundo del boxeo. Hasta opacó, curiosidad­es del destino, a la victoria de Ruiz contra Alexander Dimitrenko ocurrida en la misma jornada.

Ayer a la madrugada el boxeador mexicano, ya despojado de los guantes que lo habían llevado a la gloria, tomó su teléfono, abrió la aplicación Twitter (en la que, antes de la pelea, tenía 11 mil seguidores que llegarían a más de 40 mil por la tarde) y le escribió en público a Eddie Hearn: “¿Quién sigue?”. El destinatar­io fue el promotor inglés de su compatriot­a Joshua, con quien el propio Ruiz había arreglado la pelea. ¿Cómo? A través de Instagram. “Alguien me mandó un mensaje directo. ‘Peleo este sábado. Dame esa pelea, voy a pelear más duro que cualquiera de los que mencionast­e, te voy a dar una mejor pelea y le voy a ganar a Anthony Joshua’”, contó el empresario que le dijo Ruiz, antes de agregar: “Llamó mi atención. Le echamos una mirada, lo vimos por televisión lidiar con y detener a Dimitrenko y las charlas siguieron. Encontré un hombre con un deseo furioso de hacer historia, de dejar un legado y convertirs­e en el primer campeón mundial pesado mexicano”.

Porque hasta eso estaba en su contra. Cuna de una incalculab­le tradición boxística con decenas de glorias arriba del ring, el país latino más del Norte nunca había tenido un rey entre los pesados. Y pocos confiaban en su capacidad contra el robusto Joshua, que parecía encaminars­e a un éxito fácil en su primera incursión en Estados Unidos, un mercado a conquistar. Las apuestas pagaban 33 dólares a 1 para quien se atreviera a apostar por Ruiz. Expertos estadounid­enses, pese a considerar­lo un rival muy decente y de cierto peligro, pronostica­ban un nocaut a mitad de la contienda. Analistas ingleses, en tanto, se preocupaba­n más por las críticas que le caerían a Joshua en cualquier escenario de triunfo: si era por KO, porque el rival era un paquete; si era por puntos, porque no habría podido noquearlo. Ninguno planteó una derrota.

El gordito, mientras, hacía oídos sordos y se preparaba para su segunda chance por el título mundial. La primera, tras casi una década arriba de los rings de forma profesiona­l -y una prolífica carrera como amateur, con 104 triunfos y sólo ocho derrotas, además de quedarse a las puertas del equipo olímpico de Beijing 2008-, le había llegado en 2016 cuando se desafió con el neocelandé­s Joseph Parker, quien lo venció por puntos en un fallo que Ruiz siempre consideró erróneo.

El, sin embargo, había comenzado a transitar el camino del boxeo muchísimo antes pese a que le gustaba más el beisbol. A los 7 años el nacido en Imperial Valley ya se calzaba los guantes para pelear con nenes más grandes por la sencilla razón de que no había chicos de su edad tan grandotes y pesados. “En un momento dado fui un poco sensible al respecto cuando era joven. Me costó un poco acostumbra­rme y a veces me deprimía”, reconoció alguna vez. Para colmo, el contexto no lo ayudaba. Zona picante, el fantasma del narcotráfi­co sobrevolan­do permanente­mente, frecuentes viajes al otro lado de la frontera (sus padres son mexicanos y, por ellos, Ruiz se nacionaliz­ó), peleas callejeras y él, una criatura, haciéndole frente a la policía cada vez que había problemas.

Su papá, obrero de la construcci­ón, fue quien lo inició en el boxeo y quien se ocupó de que no abandonara el deporte pese a que el pibe, si bien no dejaba de entrenar -y también ayudaba en las obras cargando escombros o bolsas de cemento-, tampoco dejaba de comer de una manera poco recomendab­le. Amante, claro, de los tacos, pero también de la comida rápida, Ruiz reconoció que tuvo dificultad­es para ceder ante esa tentación.

“¿Hablan del estilo mexicano? Acabo de demostrarl­o”, dijo una vez terminada su hazaña, esa que no pocos pusieron a la altura de la que Buster Douglas consiguió ante Mike Tyson en 1990. Apegándose a su plan, siendo más pesado, más lento y con menos alcance que Joshua, se metió en la pelea en la corta distancia y castigó. Lo más destacable fue que lo mejor de su repertorio se vio tras ser derribado por primera vez en su carrera. Se expuso, fue para adelante en vez de recular y derribó a su rival cuatro veces. Joshua lo calificó de “gran campeón”, lo felicitó, asumió la derrota y ya piensa en la revancha que se presume para los últimos dos meses del año. Para entonces, difícilmen­te alguien lo vaya a menospreci­ar.

Pocos confiaban en su capacidad contra el robusto Joshua, que parecía encaminars­e a un éxito fácil en su primera incursión en Estados Unidos.

 ?? AP ?? Piña va, piña viene. Ruiz sometió a un gran castigo al inglés Joshua en el séptimo round, cuando lo tiró cuatro veces a pura potencia.
AP Piña va, piña viene. Ruiz sometió a un gran castigo al inglés Joshua en el séptimo round, cuando lo tiró cuatro veces a pura potencia.

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