Schwartzman: “Este es el título más lindo de todos los que gané”
Venció a Francisco Cerúndolo por 6-1 y 6-2. Después de 13 años un argentino volvió a triunfar en el torneo.
Se quebró Diego Schwartzman minutos después de sellar el 6-1 y 6-2 ante Francisco Cerúndolo que lo consagró campeón del ATP de Buenos Aires. Los ojos se le llenaron de lágrimas y le costó articular las palabras durante la entrevista que brindó aún en cancha, con las pulsaciones a mil. Y no fue para menos, porque tuvo que esperar mucho el Peque para conquistar su primer título en Argentina. Al fin lo consiguió y no tuvo problemas en dejarse ganar por la emoción.
“Esto es impresionante”, afirmó y tuvo que tomarse unos segundos para recomponerse. “Terminé llorando el año pasado por la lesión y ahora también un poquito. Es duro cuando perdés en casa. Me pasó la semana pasada en Córdoba y para muchos era la peor persona del país. Hoy estoy muy feliz, tenía muchas ganas de jugar bien”.
Afianzado en el top 10 desde el año pasado, Schwartzman llegó a los torneos argentinos de polvo de ladrillo más favorito que nunca. Desde que desembarcó en Córdoba hace unas dos semanas, todos hablaban de que este año lograría por fin gritar campeón por primera vez en el país. Pero en ese torneo perdió en el debut ante el español Albert Ramos Viñolas en un partido muy flojo de su parte.
En Buenos Aires pudo dar vuelta la historia. Porque jugó en un altísimo nivel, disfrutó mucho adentro de la cancha y gritó campeón sin ceder sets. En su camino a la final venció al eslovaco Lukas Klein, al español Jaume Munar y al serbio Miomir Kecmanovic. Y ayer, en el partido decisivo, derrotó con autoridad al mayor de los Cerúndolo, que había entrado al cuadro desde la qualy y se convirtió en la revelación del certamen.
En un estadio con bastante público -sobre todo en los codos, donde se instalaron los invitados de los jugadores, la mayoría sin el tapabocasFrancisco arrancó un poco errático y ansioso. Schwartzman aprovechó y, muy seguro desde el fondo de la cancha, se llevó el primer set con mucha facilidad.
En el segundo, el partido se niveló un poco. El Peque bajó un poquito la presión y le permitió a su rival jugar un poco más. Y Cerúndolo -que hizo igual un gran torneo y se aseguró trepar hasta del 137° al 112° lugar del ranking- levantó su nivel y no se desconcentró; pero siguió errando en los momentos clave y lo pagó caro.
En el último game, con el número nueve del mundo 5-2 arriba, Francisco dejó ver su inexperiencia y jugó un flojo game de servicio. Schwartzman aprovechó para quebrar una vez más y sellar el resultado.
Así, se adueñó de un título que buscaba hace mucho tiempo y que le venía siendo esquivo. En Buenos Aires había jugado siete veces en el pasado. Su mejor resultado lo había conseguido en 2019, cuando cayó ante el italiano Marco Cecchinato en la final. El año pasado, se desgarró el aductor izquierdo en su duelo de cuartos ante Pablo Cuevas y no se pudo presentar a jugar la semis.
Tampoco había podido levantar el trofeo ante su gente en Córdoba. En tres participaciones, su mejor actuación fue la final de 2020, en la perdió con el chileno Cristian Garín.
Pero en esta edición 2021 del certamen porteño, especial por los protocolos de coronavirus, finalmente se dio el gusto. Y se transformó en el quinto campeón argentino del torneo -y el primero en 13 años-, después de Guillermo Coria (2004), Gastón Gaudio (2005), Juan Mónaco (2007) y David Nalbandian (2008).
“Este es el título más lindo de todos los que gané”, afirmó quien ya se había coronado en Estambul 2016, Río de Janeiro 2018 y Los Cabos 2019. “Desde que soy chiquito vengo a ver el torneo. De alguna manera entraba siempre, a veces me colaba. Haberlo ganado es muy bueno. No tengo muchas palabras”.
Y aunque haberse quedado con el trofeo fue emocionante, no sintió que se sacó un peso de encima. “No sentía que era una mochila pesada. La mo
chila por ahí era de otros, de quienes me veían como obligado a ganar el torneo. Yo siempre disfruto jugar acá, así que es todo felicidad”.
No tengo muchas palabras, solo mucha emoción y felicidad. Cuando la pelota se fue ahí ya no sabía qué hacer. Solo se me ocurrió levantar las manos”.
No sentía que tenía una mochila pesada encima. La mochila por ahí era de otros. Yo siempre disfruto jugar acá, así que es todo felicidad”. Diego Schwartzman