Mucho más que una foto viralizada
Antonella González. La historia de la basquetbolista que dio la teta en pleno partido.
“Hay muchas deportistas en la elite que nos han demostrado que se puede ser madre y deportista de alto rendimiento”, explica.
La maternidad no figuraba en el manual de la buena deportista hasta que las mujeres decidieron romper con ese muro prejuicioso y combinar la crianza con el alto rendimiento. Antonella González, una basquetbolista nacida hace 30 años en Concepción del Uruguay, es una de ellas y lo demuestra cada vez que prepara su bolso y el de Madi, su hija de 11 meses, para viajar con el club entrerriano Tomás de Rocamora a jugar la Liga Nacional.
Hace una semana, el partido era contra Vélez, el líder invicto hasta ese choque con las entrerrianas. Pero la base necesitaba salir de la cancha y pidió el cambio para amamantar. El fotógrafo del club retrató el momento y la imagen se viralizó en las redes sociales. “Estoy súper sorprendida por esto, porque lo que yo creía algo natural por ahí se vio que no lo es tanto o que por lo menos sorprendió”, le di
ce a Clarín.
“Toda madre constantemente y cotidianamente vive ese momento de conexión con sus hijos e hijas. Y también es natural porque nosotras lo vivimos en carne propia; mamá, que fue jugadora y entrenadora, hizo lo mismo con mis hermanas y mi hermano. Por eso a mí no me pareció una foto fuera de lugar. Por ahí, llamó más la atención por el contexto”, agrega, intentando buscarle una explicación a la cantidad de llamadas y entrevistas que recibió en los últimos días y que revolucionaron a un club acostumbrado a la presencia de Madi.
Pero González, que también es Licenciada en Psicomotricidad, busca sacarle un benefi
cio colectivo a su inesperada popularidad: conseguir mejoras para sus colegas en un básquet que aún es amateur para las mujeres en el país y que las deportistas no sean descartadas cuando deciden ser madres.
“Hay muchas deportistas en la elite que han ganado muchísimas cosas que nos han demostrado que se puede ser madre y deportista de alto rendimiento, es momento de creer que hoy en día se puede hacer las dos cosas a la vez. Esto no quiere decir que no tengamos cambios, pero el alto rendimiento se puede hacer y quedó más que demostrado”, remarca.
Según la base, “hay muchas cuestiones que
se deben rever” y apunta a “trabajar pronto” en mejoras que desde fines de 2020 tiene el fútbol femenino, donde la FIFA decretó que un club no podrá despedir a una jugadora por quedar embarazada ni podrá incluir “cláusulas anti-embarazo” en sus contratos.
“Es fundamental. El básquet femenino en la Argentina no es profesional y los contratos por ahí no son habituales pero dentro de esos contratos deberían estar la cobertura médica, qué pasa en caso de quedar embarazada la jugadora, cómo se acompaña y sostiene a esa mujer. Porque además de los cambios físicos, puede tener también algunas dificultades psicológicas, porque imaginate que de un día para otro quedás embarazada y tenés que cortar todo con lo que venías haciendo. También en lo que respecta a los sueldos, porque si esa era una entrada económica para esa mujer, ¿cómo continúa? Son cuestiones que se tienen que trabajar. Creo que poco a poco se va encaminando pero todavía hay un ca
mino largo por recorrer y es indispensable”, apunta.
Si bien en el básquet las jugadoras aún no están organizadas sindicalmente, en Tomás de Rocamora González siempre se sintió acompañada. Su apellido está históricamente vinculado al club, ya que allí jugaron y fueron entrenadores sus padres.
Actualmente, su hermana Laura es la DT
del equipo femenino. “Ella me banca porque también es madre y fue con las niñas a alguna gira y tuvo que dar la teta en cualquier momento también. Me entiende. Y sabemos que son unos días, unas semanas y ya después cambiarán de tema. Lo importante es que se haga visible esto por lo que estamos luchando y peleando: la igualdad de género. Va por ahí la cosa. Me gustaría que muchas mujeres puedan jugar y ser madres a la vez”, refuerza. Además del básquet y la maternidad, la entrerriana tiene varios trabajos vinculados a la carrera que estudió en la Universidad de Tres de Febrero y que encontró “un poco por casualidad” mientras buscaba una variante del Profesorado de Educación Física que marcaba el tácito designio familiar. “En la psicomotricidad encontré un combo perfecto, porque también quería trabajar con discapacidad. Si bien en Concepción del Uruguay no se sabe muy bien de qué se trata y hay que abrir un poco de camino, por lo que tengo poquitos pacientes, trabajo en consultorio con niños y niñas y en el gimnasio con adultos mayores haciendo actividades y un taller”, repasa.
Y en el club comenzó una escuela de formación motora para niños y niñas de 2 a 4 años, donde no sorprendería verla dar sus
primeros pasos a Madi.