Superávits y déficits, un análisis rubro por rubro y país por país
La diferencia entre importaciones y exportaciones arrojó un saldo negativo récord en 2017. La Argentina vendió al mundo un total de US$58.280 millones y compró por US$66.899 millones. “Las máquinas y aparatos, el combustible y los autos fueron los principales generadores del déficit comercial, que no pudieron compensar los superávits de la soja y los cereales”, indica un informe de DNI.
Los datos de enero indican que la tendencia este año se profundizará. Un informe de la consultora Abeceb señala que “el déficit comercial para el inicio del año se ubicó en US$478 millones, significativamente mayor al nivel que se anotó durante enero 2017 (US$376 millones)”. De esta manera, añade el estudio, se registró “el mayor déficit comercial para un mes de enero en más de 17 años”. En términos generales, la Argentina consume más de lo que produce, pero hay otros factores a tener en cuenta.
Una radiografía más detallada señala que el año pasado (según datos oficiales del Indec) los sectores deficitarios (14) duplicaron a los superavitarios (7). En orden de importancia, dice el economista Marcelo Elizondo, “el mayor déficit es el de máquinas y aparatos eléctricos, luego el material de transporte, químicos y minerales. Como contrapartida, los superávits más significativos fueron alimentos, productos vegetales, grasas y aceites yproductos del reino animal”.
El ranking de países con mayor déficit comercial lo encabezan los dos principales socios comerciales de la Argentina: Brasil (US$8.555 millones) y China (US$7.987 millones). Después aparecen EE.UU. (US$3.153 millones), Alemania (US$2.063 millones) y México (US$1.435 millones). El top five de los superávit fueron Chile (US$1.767 millones), Vietnam (US$1.651 millones), Argelia (US$1.456 millones), India (US$1.258 millones) y Egipto (US$1.227 millones).
Los expertos remarcan que la Argentina continuó perdiendo participación en los mercados globales. Las exportaciones locales de mercaderías crecieron apenas 0,9%, que contrasta con una expansión del 3,6% del comercio mundial. Por otro lado, gran parte de las importaciones tienen como destino la producción (insumos y bienes intermedios). Apenas el 13% del total de compras al exterior son productos finales, como perfumes, ropa, muebles o alimentos. Los especialistas descartan un aluvión de importaciones. “La Argentina es una economía altamente cerrada”, concluye Nicolás Alonzo, de la consultora Orlando Ferreres.
El informe de Abeceb sobre la balanza comercial de enero remarca que “la importación de productos ligados al sector agropecuario y de la construcción lideraron las compras al exterior. Entre ellos, tractores, máquinas aplanadoras y má- quinas para uso agrícola. Y también pesaron los minerales como zinc en bruto, óxido/hidróxido de aluminio y aluminio en barras”.
Lorenzo Sigaut Gravigna, de Ecolatina, sostiene que el desequilibrio comercial merece un análisis más detallado. “Si se importa para producir bienes o para generar futuras exportaciones, no es algo preocupante. El problema son los bienes finales o el turismo. El gasto en dólares es alarmante”, dice el economista. Aunque no se computa en la balanza comercial, la cantidad de turistas al exterior pasó “de 2,2 millones a 4,5 millones entre 2011 a 2017”, según observa un informe de la consultora Econviews.
El año pasado, los argentinos gastaron en el extranjero US$10.662 millones, lo que representa una suba del 25%. Por el dólar barato y los altos costos locales, se prevé otro aumento a lo largo de 2018.
En 2017, las exportaciones crecieron 0,9% y la Argentina sigue resignando participación en el comercio global.