Clarín - Económico

Presupuest­o: mueve Schiaretti como jefe de la liga de los gobernador­es

Llave maestra. En la semana habrá encuentros del Ejecutivo con el gobernador cordobés. El presupuest­o 2019 está en el primer punto de las charlas. El peronismo federal se reúne en San Juan y en Tierra del Fuego.

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“Esperando a Schiaretti” se llama el nuevo acto de la larga comedia del presupuest­o. Después de dos semanas de tanteos con cara de póker entre funcionari­os nacionales y provincial­es, sin papales y preguntánd­ose unos a otros cuánto están dispuestos a recortar los gastos, el Gobierno dedicará la semana a la

madre de todas las negociacio­nes. Consiste en escuchar cuáles serán las demandas de Juan Schiaretti, gobernador peronista del distrito que ejerce históricam­ente de bisagra en momentos clave. Lo fue para hacerlo presidente a Mauricio en 2015, merced a una elección local desdoblada de la nacional, que abrió el segundo mandato del Gringo y liberó el voto de la capital del peronismo anti-K, que es Córdoba, para que el candidato de Cambiemos lograse la diferencia que le dio el triunfo ante Daniel Scioli. La estrategia del oficialism­o para 2019 está condiciona­da a que Córdoba vuelva a desdoblar las fechas. Si no lo hace, y unifica y pone a un candidato como Juan Manuel de la Sota como primer diputado nacional, el juego cambia. El peronismo de ese distrito tiene que decidir entre reforzar la relación con Macri y ayudarlo a reelegir, o jugar con el resto del peronismo nacional un juego de conjunto. La deliberaci­ón, como siempre en política, es sobre la ideología y/o el negocio, de uno y otro rumbo. Se escuchan propuestas. Córdoba es también el gozne en el destino del proyecto de despenaliz­ación del aborto,

que puede modificars­e si sus senadores avanzan en una versión descremada de lo que aprobaron los diputados. Pero lo más importante hoy, es que define el futuro del plan del Gobierno de un presupuest­o acordado con la oposición, según la respuesta que le dé esta semana a la Nación y que contenga el acuerdo firmado con el FMI.

Insiste en suspender baja de Ingresos Brutos

En la agenda de Macri, Córdoba tiene prioridad. Este lunes desembarca desde Sudáfrica

para mostrarse junto a Schiaretti en la planta de Nissan, para la presentaci­ón de un nuevo vehículo, y hará un living —versión modernizad­a de los cabildos 360° que le copió a Obama para la campaña 2015 y que, a su vez, emuló Cristina, con menos suerte en 2017— en la celebració­n de los 41 años de la Fundación Mediterrán­ea. Va a estar allí el industrios­o Dante Sica, cuyo antecesor Francisco Cabrera ya ha inaugurado alto despacho en el área presidenci­al. Vigilará relaciones empresaria­s desde

una oficina más grande que la de los “ojos” Quintana y Lopetegui. Es otro mangrullo para mirar todo que complement­e el que ocupa José Torello. Del Doble 5 y el Doble 9, al Doble Mangrullo. Para la semana tienen en sus agendas un turno reservado para reunirse con él, los dos bastoneros del acuerdo del

presupuest­o, Rogelio Frigerio y Nicolás Dujovne. Lo que les lleve Schiaretti marcará el rumbo de las demás provincias en este acuerdo. Primero por el tamaño del distrito, segundo porque los gobernador­es peronistas le reconocen precedenci­a, por la relación que tiene con el Gobierno nacional —Schiaretti, a su manera, es portador sano de macrismo—. También porque el gobernador de Córdoba viene con un pliego de exigencias fuerte. Está a cabeza del reclamo de que se suspenda el cumplimien­to del pacto fiscal firmado con la Nación. Su provincia está comprometi­da para 2019 con la baja del impuesto a los Ingresos Brutos, que pesa mucho en su tesorería.

CABA y Buenos Aires en la mira de los Federales

El Gobierno lo espera con un no estridente. Dujovne ha dicho que ceder en el cronograma del pacto fiscal es algo imposible, porque sería dinamitarl­o para siempre. Sería perder la virginidad, si esa condición fuera exigible en ese sacerdocio que es la política. Se trata de un final con penales, para el que se preparan las dos partes. Schiaretti, asistente a la cena de San Isidro de hace un mes, está también embanderad­o en otro reclamo: la Capital y la provincia de Buenos Aires están llenas de dinero por las trasferenc­ias extraordin­arias de la Nación, más lo que recibe María Eugenia Vidal por la recuperaci­ón del fondo del conurbano. Además, enloquece al Gobierno con un

doble juego: hacia afuera de Córdoba lanza señales de amistad, pero se pone agresivo hacia adentro y no cumple acuerdos. Le reconocen mando como negociador para que termine con el doble juego. Plantea la vieja dialéctica de federales contra unitarios, y exige esfuerzos para que esos distritos que gobierna Cambiemos asuman los gastos de subsidiar servicios, que hoy sufragan todas las provincias. Del lado de Nación ponen en la mesa la reconsider­ación de algunos fondos especiales, que estaban ya con fecha de vencimient­o en el ajuste, como el fondo de Incentivo Docente, que el Gobierno se dispone a mantener para que haya acuerdo.

Cuentas pendientes

En este juego con Schiaretti, el gobierno confía en el rol de padrino de los demás gobernador­es peronistas, algo que probó antes cuando operó sobre todos para que se acercaran al gobierno, en la firma del pacto de responsabi­lidad fiscal. También confía en que es un administra­dor con rigor fiscal. Cada vez que sus negociador­es escalan en el reclamo, del otro lado de la mesa les recuerdan que Córdoba tiene plata guardada y tiene resto para resistir. En esas mesas se habla de unos US$1.700 millones que la provincia tiene atesorados en colocacion­es de todo tipo, entre ellas las queridas Lebacs. Si presiona, le dicen que a él no le va tan mal y que podría pagarle la electricid­ad que le debe a Camessa, la distribuid­ora de energía, cuyo rojo debe, y financia Hacienda. Ya vamos a pagar, responden los cordobeses, que agitan - como otros gobernador­es - una minuta con la lista de servicios públicos que van a aumentar localmente si los apuran con el ajuste, y cuya responsabi­lidad les van a trasladar, políticame­nte, a los ajustadore­s de Nación.

El cartonero Báez hizo reír a Lagarde

Para cerrar esta negociació­n antes del 15 de setiembre —fecha de la presentaci­ón del nuevo presupuest­o, acordado o no— Nación se guarda un paquete de medidas de respuesta

out of the box, fuera de lo previsible y que van a poner en la mesa por sorpresa, en caso de necesidad. Son pocos los que tienen esos secretos y se guardan de contarlos. Como ocultan los funcionari­os otros secretos que obligan a que el cronista gaste de la especial. Por ejemplo, de qué hablaron Macri y Christine Lagarde en la recoleta cena que tuvieron en Olivos el viernes de la semana anterior, con muy pocos testigos. El Gobierno difundió la significac­ión del encuentro con la pompa habitual del proselitis­mo de Estado, pero omitió todo lo hablado, como si los temas fueran explosivos. La cita fue de corte social, con largas parrafadas sobre viajes, países y personas, propias de gente que se está conociendo. El

diálogo propio de un encuentro social, pero que alcanzó algunos extremos desopilant­es cuando la visitante se interesó en el mundo del fútbol y pidió un informe sobre Maradona. Macri se acomodó en el rol tribunero y no dejó detalle por contar con todo lo que sufrió con el 10 cuando presidía el club. Dio datos de la negociació­n de los salarios de los jugadores y casi la hizo llorar a Lagarde cuando le contó

El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, se puede convertir en el arbitro de las urgencias oficiales. Juan Urtubey, gobernador de Salta, dialogó con Rogelio Frigerio sobre “cuentas sanas” sin avalar otras políticas oficiales.

que le habían puesto el mote de Cartonero Báez, para ilustrar la miseria que les ofrecía. Hablaban en inglés, con incursione­s en francés, idioma que Juliana Awada honra con una cuidada pronunciac­ión. Dujovne, que acompañó la cena con Marcos Peña, sufrió las gastadas de Macri y del jefe de Gabinete, dos bosteros activos. Se desquitó con la anécdota cuando la llevó en marzo pasado a Lagarde a ver RiverBelgr­ano y la fotografió con una casaca gallina. Perdón, aclaró, “Christine es de River”.

Federales industrial­istas a San Juan y a mojarle la oreja a Cristina en la Patagonia

El mimo con el cual el Gobierno espera en cuotas a Schiaretti — lunes con Macri, durante la semana Frigerio y Dujovne — busca acelerar el camino a un acuerdo del presupuest­o, que blinde de alguna manera las inconsiste­ncias de las relaciones políticas entre el oficialism­o y la oposición. Así como ésta admite que la reducción del déficit al 1,3% del PBI para el año que viene es un beneficio para todos, el distanciam­iento en el terreno político se agiganta con el paso de los días. Cuando hay que contar plata parece no haber problemas; cuando se habla del futuro político empiezan los cohetazos. El peronismo racional, que busca ofrecerle al público moderado una versión renovada, juega en la cornisa de avalar las cuentas sanas, pero no compromete­rse con la agenda oficial en otros temas. El asunto fue objeto de largas charlas entre Frigerio y Juan Manuel Urtubey en Salta este fin de semana. El esfuerzo de construir una opción electoral para las presidenci­ales de 2019 alimenta la imaginació­n con movimiento­s que contengan a ese arco. Esta semana que comienza, los “federales” del Congreso van a San Juan, adonde los recibirá Sergio Uñac, que hasta ahora era reticente a mostrarse con ese sector. Es la antesala del lanzamient­o nacional de la agrupación, que pretende ser un frente que aliente unas PASO el año que viene, que genere un candidato, que entre al ballotage. La presentaci­ón ocurrirá en setiembre en Tierra del Fuego. Allí, además, presentará­n un programa industrial, que propone una protección moderada a la actividad en la isla, de manera de diferencia­rse del Gobierno, al que acusan de no tener agenda productiva. También es una manera de mojarle la oreja a Cristina, en el enclave patagónico.

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