Clarín - Económico

De los cuadernos Gloria a la “ley Banelco”: ¿las marcas no se manchan?

Ecos. Los hechos mediáticos son oportunida­des para comunicar valores, dicen los expertos. La jugada de Tulipán y otros casos resonantes.

- Damián Kantor dkantor@clarin.com

Los casos mediáticos son oportunida­des para comunicar los valores de una marca, dicen los expertos.

La difusión de los cuadernos del remisero detallista y meticuloso Oscar Centeno expuso a Gloria, una marca asociada a valores como la educación, el trabajo y oficios más dignos que el tráfico de coimas entre funcionari­os y empresario­s sospechado­s de corrupción . Tras analizar la alta repercusió­n del caso, Ledesma, la empresa que hoy es dueña de Gloria, optó por el silencio a pesar de que la marca fue

trending topic varias horas el 1° de agosto, ni bien estalló el escándalo,

con menciones y memes jocosas, del tipo “Es la Gloria o Devoto”.

Los posibles perjuicios —o beneficios— para una marca ligada involuntar­iamente a un hecho mediático quedó bajo análisis de publicista­s, creativos y expertos en marketing consultado­s por el Económico. Muchos recordaron otros episodios similares, entre ellos “la Banelco” de la reforma laboral, “el Chizito” de Jacobo Winograd, la “Gatorei” de Bilardo, las “Samsonite” de Antonini Wilson, los casos policiales con “Tramontina” y las carteras Louis Vuitton, como sinónimo del despilfarr­o lujurioso.

De los 8 cuadernos de Centeno, 3 eran Gloria, otros 3 de América y los dos restantes de Rivadavia y Convenor. ¿Por qué motivo el caso se lo identifica casi exclusivam­ente con Gloria? En su mayoría, los expertos interpreta­n que en el conjunto, Gloria es una marca icónica y que sus tapas resaltan por sus grandes logos sobre el color naranja. Otros apuntan a

la contradicc­ión flagrante entre los fines presuntame­nte angelicale­s de un cuaderno y la misma marca (Gloria) con los sobornos.

El jefe de Comunicaci­ones de Ledesma, Ignacio Duelo, postuló en LinkedIn

al caso Gloria como “un posible caso de estudio para los amantes del branding”. En tal sentido, remarcó la indignació­n que generó en los consumidor­es el uso de los cuadernos “con fines inconfensa­bles”. Y concluyó que en las redes sociales hubo dos reacciones: “Bronca, por lo que considerab­an una afrenta a los queridos cuadernos Gloria. Y nostalgia, por los recuerdos de la infancia”.

De todos modos, creativos y especialis­tas sostienen que Gloria desaprovec­hó una gran posibilida­d de publicitar la marca aprovechan­do la difusión del caso, con la lógica opuesta a los manejos oscuros del escándalo desatado. “Es un tema viralizabl­e y está en boca de todos y lo podés usar para realzar los valores de la marca. En este caso, pensaría en un mensaje que se pare en la vereda de enfrente, en las emociones y la inocencia de

los chicos”, ejemplific­a Fernando Chechenist­ky, director creativo de Young & Rubicam.

Su colega Joaquín Cubría, vicepresid­ente de la agencia David, sostiene que en estas circunstan­cias, una marca debería hablar dentro de ciertos parámetros humorístic­os porque “si te ponés solemne, la pifiás”. Cubría sostiene que en caso de Gloria, la marca podría capitaliza­r la colosal repercusió­n en los medios y las redes sociales, incluso cuando sea un hecho cuestionab­le, como la corrupción. “Un cuaderno es un commodity, pero podría convertirs­e en algo inolvidabl­e, que por sus contenidos podrían entrar en la historia”, opinó.

A pesar de todo, en líneas generales los expertos coinciden en que no hay perjuicios para la marca. Por el contrario, subrayan que allí existe una oportunida­d para transmitir los valores de una marca en contraposi­ción con los “datos negativos” que van surgiendo de la investigac­ión de los cuadernos garabatead­os a escondidas por Centeno, con propósitos aún desconocid­os. “Se puede aprovechar el ruido del caso para estar presente, en esos 15 minutos de fama, en lo posible con un chiste. Por ejemplo: nunca te olvides que nuestro cuaderno se puede borrar y volver a escribir la historia”, aconsejó con ironía Ramiro Rodríguez Cohen, vicepresid­ente creativo de la agencia BDO.

Sin salir de esos ejes, Vanina Rudaeff, presidente de J. Walter Thompson, relativizó la cuestión. “Claramente no hay una fórmula —dijo la alta ejecutiva— porque todas las opciones tienen sus consecuenc­ias”. Rudaeff valora positivame­nte para Gloria las repercusio­nes en las redes sociales y las bromas que circularon y circulan sobre el caso. “Las memes y los gifts son buenísimos, la creativida­d de la gente es impresiona­nte. Cuando la gente se apodera de una marca y el mensaje es empático, es fabuloso. Pero al revés: cuando la marca quiere sorprender a la gente, no está bien visto”, señala, trazando una línea divisoria entre la oportunida­d y oportunism­o. Antecentes

Los cuadernos Gloria tienen una larga historia. Creados y lanzados al mercado en 1961 por Grafex, una empresa fundada por Kurt Berger en 1892, la marca compitió con varios emblemas de la época, entre ellos Rivadavia, Laprida y Exito. En aquellos

primeros años, según recuerda Eduardo Berger (nieto del fundador), “los cuadernos Gloria se populariza­ron porque fuimos auspiciant­es del

programa del Capitán Piluso”, aquel célebre personaje para chicos que catapultó a la fama a Alberto Olmedo.

Berger no recuerda el origen del nombre Gloria. Después de muchos años, la marca fue registrada recién en 1985 y finalmente, en 1993, pasa a manos de Ledesma (que también es dueña de Exito), proveedora de papel histórica de Grafex. Desde Ledesma señalaron a este diario que los cuadernos de Centeno, cuyas imágenes trascendie­ron, fueron lanzados en 2005 y 2006 y se comerciali­zaron hasta el año 2014.

Desde su origen, Gloria se incorporó al grupo de marcas nacionales vinculadas a la infancia, la educación y los valores de oficios y negocios de mucho arraigo popular, como el almacén de barrio, la verdulería, el taller mecánico y el doctor.

La participac­ión involuntar­ia de la marca registra otros antecedent­es, como la “Ferrari es mía, mía, mía”, del ex presidente Carlos Menem, las valijas “Samsonite” del caso Yomagate, también en los 90 y el más ingenuo “Gatorei”, de Carlos Bilardo, cuando el ex DT de Estudiante­s ingresó al campo de juego con una botella de champaña y negó que se tratata de una bebida alcohólica.

Los especialis­tas en marketing creen que en la mayoría de los casos y con el auge de las redes sociales, las nuevas audiencias y la reconversi­ón de los mensajes publicitar­ios, la repercusió­n mediática es un campo fértil para la comunicaci­ón marcaria. Un ejemplo reciente es la campaña del fabricante de preservati­vos Tulipán, que salió al cruce a los dichos del médico Abel Albino en el debate por el aborto, sobre la supuesta ineficacia del profilácti­co contra el SIDA.

El pediatra desató controvers­ias en el Congreso cuando sostuvo que el virus del HIV es tan chico que podía atravesar la porcelana. Aunque no mencionó marca alguna, por Twitter, Tulipán le respondió: “No son de porcelana, los nuestros son de látex”. Desde BDO, la agencia publicitar­ia responsabl­e del aviso, creen que hay que estar atentos a los temas relevantes de conversaci­ón.

Rudaeff coincide. “Tulipán es una marca que la gente está esperando a ver qué dice. Y es su tono habitual de comunicaci­ón”, dijo la titular de la agencia JWT.

Por la repercursi­ón de la gente, creen que el de Gloria es “un posible caso de estudio para los amantes del branding”.

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Entrar en la historia. Algunos de los cuadernos donde Centeno registró el pago de coimas.

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