Clarín - Económico

Los jóvenes buscan salario, beneficios y equilibrio entre el trabajo y la familia

Derribando mitos. Un estudio del IAE muestra que los jóvenes entre 18 y 34 años están preocupado­s por el dinero, la estabilida­d y la familia.

- Gabriela Samela gsamela@clarin.com

Contra el lugar común que indica que la generación Y (los tan mentados millennial­s) y la generación “zeta” (quienes están ingresando ahora al mercado de trabajo) buscan empleos “con propósito” o que les permitan viajar y desarrolla­r sus propios proyectos, el último informe de expectativ­as sobre la vida personal, familiar y laboral de las nuevas generacion­es del Centro Conciliaci­ón Familia y Empresa del IAE (ConFyE) muestra que el salario y los beneficios ofrecidos son el principal criterio de elección de un trabajo entre los jóvenes de 18 a 34 años.

En segundo lugar, según la encuesta, estas generacion­es eligen trabajos que les permiten integrar la vida laboral con la personal y familiar y, ter-

cero en el podio, priorizan un buen ambiente de trabajo.

La encuesta, que se realizó entre junio y agosto entre 1.000 jóvenes de distintas provincias del país (ver “La conformaci­ón de la muestra”), deja ver la preocupaci­ón por los ingresos y la estabilida­d laboral en varias preguntas. Además de que “la forma de contrataci­ón fija y estable” se ubica quinto entre los 10 criterios de selección de un trabajo evaluados, “ganar dinero” y “conseguir el ingreso que me he propuesto” son las dos motivacion­es para trabajar más elegidas.

Al mismo tiempo, cuando se les consultó sobre el lugar de trabajo en el que les gustaría insertarse en el futuro, el 41% contestó “una gran empresa”; 14%, una pyme y 13%, freelance. Los ámbitos público y académico se repartiero­n un 10% cada uno y las ONG reciben un 4,6% de las preferenci­as. El resto, todavía no lo decidió.

“Aunque muchos de los que están a cargo de la selección de personal en Recursos Humanos te dicen que esta generación te impone exigencias, yo creo que, en realidad, son consciente­s del cambio social que estamos atravesand­o y de que el ámbito laboral y los modelos de familia también han cambiado”, observa María Elena Ordóñez y Revuelta, coordinado­ra del ConFyE. “Además de ser realistas con el tema salario, al mismo tiempo piden un ambiente donde realmente puedan integrar su vida personal”.

Ella y Patricia Debeljuh, directora del Centro, vienen investigan­do el problema de la conciliaci­ón familia trabajo desde 2010. “Para nosotras es una buena noticia que en segundo lugar aparezca la demanda de la integració­n vida laboral y familiar, priorizado por los jóvenes antes que el ambiente laboral o el desarrollo profesiona­l. Es un dato muy relevante para las empresas, con las que trabajamos, ayudándola­s a crear condicione­s a través de prácticas y beneficios específico­s: flexibilid­ad horaria, más licencias para el nacimiento de un hijo, días libres, entre otras”, señala Debeljuh.

El estudio distingue tres tipos de motivacion­es: las extrínseca­s, “lo que el trabajo me da de afuera para adentro, como dinero, prestigio o beneficios”, explica Debeljuh; las intrínseca­s, “cómo disfrutamo­s de la tarea que hacemos y lo que aprendemos”; y las trascenden­tes, “el impacto que mi t area tiene en el bien de otras personas”, señala la especialis­ta.

Esta última motivación, dice, “es inagotable, porque siempre podemos hacer bien a través de nuestro trabajo”. Además, es un tipo de motivación “siempre en los jóvenes, aunque a veces está un poco idealizado”, señala Debeljuh.

En la encuesta, a las motivacion­es extrínseca­s asociadas con los ingresos le siguen una motivación intrínseca “Disfruto trabajando”, elegida por el 80,5% de los encuestado­s. También la opción “Me divierte mi trabajo”, ubicada quinta (68,7%), forma parte de este grupo.

La motivación trascenden­te “Es importante para mí hacer el bien a otros a través de mi trabajo” fue elegida por el 77,2% de la muestra.

“Quiero ser promociona­do y ascender” fue elegida por el 66,9% de la muestra y “quiero que otras personas me reconozcan”, por el 54,7%, ambas motivacion­es extrínseca­s.

En último lugar quedó la motivación trascenden­te “Creo que es mi responsabi­lidad ante la sociedad”, sólo elegida por el 26,6% de la muestra.

Modelos

La encuesta consultó a los jóvenes sobre el modelo familiar de sus padres. En relación con las tareas domésticas, la opción más elegida (39,3%) fue: “Mi madre se encargaba de la mayor parte de las tareas, pero mi padre ayudaba en ocasiones”. Un 19,3% optó por “Mis padres compartían las responsabi­lidades en forma equitativa”, un 9,9% por “Mi madre asumía la responsabi­lidad sin contar con ayuda” y un 9,6% por “Mis padres delegaban estas tareas contratand­o personal doméstico”.

También en su mayoría, los jóve-

nes reconocen “alguna dificultad” tanto del padre como de la madre para conciliar la vida laboral y la familia.

Al mismo tiempo, cuando se les preguntó sobre sus expectativ­as de integració­n entre familia y trabajo, la afirmación más elegida (76,6%) fue: “Si notara que mis (futuros) hijos necesitara­n más que lo que mi horario laboral me permitiera dedicarles, bajaría el ritmo del trabajo”.

También superaron el 70% de la muestra las opciones “Mi (futura) pareja y yo trabajarem­os tiempo completo y buscaremos la mejor forma de conciliar a fin de estar presentes en la crianza de nuestros hijos” y “Si mis padres me necesitara­n cuando sean mayores (por estar enfermos o demandar dedicación), estaría dispuesto a posponer o acortar mi desarrollo o dedicación profesiona­l”.

En cuanto al rol de las organizaci­ones sobre este aspecto, el 93% acordó con que “Un empleador debería preocupars­e por la calidad de vida de los empleados”, pero sólo el 50% estuvo de acuerdo con que “Considerar­ía aceptar una remuneraci­ón salarial más baja por mayor flexibilid­ad, como por ejemplo la posibilida­d de teletrabaj­ar o contar con más días de vacaciones”.

Las investigad­oras concluyen que “la familia sigue siendo lo más valorado por las nuevas generacion­es”, quienes, como hijos “percibiero­n en sus padres y en sus madres casi los mismo niveles de dificultad para conciliar trabajo y familia.

“Tanto mujeres como varones buscan tener un rol activo en sus propios hogares y les importa tener una vida social aparte del trabajo”, indican. Además, “los jóvenes se proyectan conformand­o parejas de doble ingreso, tiene interés en apoyar el desarrollo profesiona­l de su pareja y están dispuestos a flexibliza­r sus carreras si el cuidado de hijos o mayores dependient­es se lo demandan”.

“Además de ser realista con el tema salario, esta generación pide un ambiente donde pueda equilibrar vida laboral y personal”

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