TELETRABAJO: LA GRIETA LLEGA A LAS EMPRESAS
La ola se agranda, gana fuerza y rompe. Toma envión nuevamente y vuelve a caer. Una y otra vez. Quien desee surfearla tiene dos opciones: aprende a deslizarse con ella o termina hundido bajo su impulso. El teletrabajo, hoy más que nunca, es una gran ola que desafía a los líderes de las organizaciones. La brecha generacional expone dos posturas encontradas: quienes comprenden al teletrabajo como un cambio natural en el management y aquellos que se resisten a incorporarlo por- que alcanzaron el éxito con metodologías más tradicionales.
Aquí no hay culpables, vale aclararlo. Es completamente comprensible que un líder de 50 años insista en que la fórmula del éxito se base en el cumplimiento de horarios y la supervisión in situ de sus empleados. ¿Por qué cambiaría de idea, si de ese modo logró sus objetivos? Y quizás todavía le funcione, ¿pero a qué costo y durante cuánto tiempo? A medida que los años pasen y las generaciones sigan cambiando, el trabajo por objetivos y el liderazgo virtual se impondrán como hábitos de la cultura predominante.
No obstante, el empuje del teletrabajo no se reduce únicamente al liderazgo virtual y el trabajo por objetivos. Su influencia es tan amplia que abarca temas como la inclusión de la mujer en el mercado laboral, la reducción de las emisiones de CO2, el equilibrio de la vida personal y laboral del profesional que teletrabaja y la reducción de la jornada laboral, con tiempos más eficientes y empleados más felices.
En ese contexto, ¿cuáles son los aspectos más importantes para implementar el teletrabajo?
* Apostar por la voluntad: es importante la voluntariedad de la persona para el home office. Hay quienes disfrutan del trabajo como una red social y no quieren resignar el empleo de tiempo completo en la oficina. De ser así, es importante que sea respetado.
* Capacitación previa: un teletrabajo sin capacitación previa puede llevar a la infelicidad: deben evaluarse las herramientas tecnológicas de que dispone el profesional y si cuenta con un espacio propicio para trabajar desde casa.
* Tiempo recomendado: dos días a la semana. Cuando solo es un día, el trabajador puede vivirlo como un fin de semana largo o una jornada de “relax”. Es conveniente equilibrar el trabajo de oficina con el trabajo a distancia.
* Retorno sin culpa: en caso de que la experiencia de teletrabajo no funcione para la persona, debería existir la posibilidad de que vuelva al formato presencial.
* Medir la productividad: el modelo es exitoso cuando son tangibles distintas variables referidas al crecimiento laboral y personal del empleado.
* Comunicar al proveedor o cliente que se implantará la práctica del teletrabajo: de esta manera, pueden coordinarse los días y horarios de reuniones que deban ser necesariamente presenciales.
* Considerar los centros de trabajo: serían un híbrido entre la casa y la oficina. El empleado puede buscar un centro cercano a su casa para lograr un punto intermedio entre el hogar y la oficina, de manera tal que consiga concentrarse en su trabajo. En algunos casos, la empresa sugiere que la persona realice en los centros de trabajo, durante dos o tres horas, las tareas que requieran mayor concentración. De esta forma, podrá resolver las más simples desde la casa.
* Contratos por objetivos: siguen ganando terreno. Las organizaciones recurren al profesional freelance para que trabaje por metas concretas. De esta manera reemplazan la antigua cultura del control horario. Un buen ejemplo es el de los programadores informáticos que trabajan por proyectos puntuales. La relación se plantea más libre para ambas partes.
* CEO, el principal impulsor: los principales responsables de las empresas deben estimular y contagiar las prácticas hacia el resto de los profesionales.
* Liderazgo virtual: como ya dijimos, los nuevos líderes virtuales deben actuar en función de las necesidades del trabajo a distancia.
El empuje y la elección del teletrabajo tienen múltiples dimensiones más allá del obvio aspecto laboral.