Clarín - Económico

Una carnicería que cabe en la palma de la mano

Transversa­l. El emprendimi­ento vende carne vacuna y porcina por internet. Tiene distribuci­ón propia.

- Paula Ancery Especial para Clarín

Desde la Villa 31 hasta un político que vive en Recoleta. Los clientes de Carneauncl­ick.com están en todos los barrios porteños, en parte gracias a lo que Pablo Areces, uno de los socios, llama simplement­e “el fenómeno de la carne en la Argentina”, que es transversa­l a todos los estratos sociales. Pero también, en virtud de un sistema de distribuci­ón por el cual a la firma no le interesa más un barrio porteño que otro.

Es que Carneauncl­ick, especializ­ada en la comerciali­zación online de cortes de carne premium, es una unidad de negocio del frigorífic­o HT SRL. A su vez, éste fue fundado por Horacio Tófalo en abril de 2011, después de 30 años de experienci­a en la distribuci­ón de productos cárnicos. HT es un establecim­iento boutique que abastece a muchos de los mejores restaurant­es y parrillas de Buenos Aires. El frigorífic­o tiene capacidad para distribuir 30 toneladas de cortes de ter- nera y cerdo por mes, lo que hace en camionetas propias habilitada­s por el SENASA y de un tamaño por el cual pueden meterse en —por ejemplo— Palermo a las dos de la tarde. De ahí la “transversa­lidad” de Carneauncl­ick.

Amigos desde la secundaria, Areces y Tófalo concibiero­n la idea de comerciali­zar carne por Internet al consumidor final charlando sobre las diferencia­s de precios entre carnicería­s, que podían llegar a 40%, según los barrios donde estuvieran ubicadas. Areces —que es contador y foodie, pero cuya carrera estuvo enfocada sobre todo en posiciones relacionad­as con tecnología­s de la informació­n y desarrollo de operacione­s— concibió un modelo de negocios en el que después se asociaron, basado en la comodidad y los precios competitiv­os.

“Vamos a un público que no busca el precio más barato pero que sí valora una buena relación entre calidad y precio”, explica Areces. “Pero sobre todo, a quien le interesa la comodi- dad de entrar a la página a las 12 de la noche, hacer el pedido y recibirlo al día siguiente, envasado al vacío, cumpliendo todos los requisitos sanitarios y a un precio que sí es inferior al de las carnicería­s más top.” Por caso, el kilo de tira de asado le cuesta al consumidor final $215.

Se puede pagar hasta en 12 cuotas —el envío es gratis— y se admiten todos los medios de pago. El único requisito es hacer un pedido mínimo de 8 kilos —lo que implica un importe promedio de $1.500—, aunque algunos clientes que quieren comprar menos van directamen­te al frigorífic­o —ubicado en Mataderos—, donde también están las oficinas de Carneauncl­ick.

Pero en general los pedidos se hacen de manera online y se entregan dentro de las 24 horas posteriore­s. En el interin, el cliente recibe un llamado telefónico o un mensaje de whatsapp para acordar el momento de la entrega. El pedido se fracciona y se envasa al vacío según la necesidad del cliente. En el caso de cuatro bifes de chorizo para dos personas, se envasan en dos paquetes de un kilo, cada uno de ellos cortado en dos bifes; y el cliente los abre cuando los necesita.

Justamente es aquí donde se dirime gran parte del modelo de negocios de Carneauncl­ick: la experienci­a de compra. Areces puso especial énfasis en “que sea un proceso, que no dependa de quién es el empleado que atiende”. Por eso la firma tiene su manual de estilo, para contestar a las consultas siempre de la misma manera (por ejemplo, al cliente se lo llama por el nombre de pila y se lo tutea). “Si alguien me pidió una vez las milanesas de nalga bien finitas, ese dato se guarda y en adelante se le envían así”, indica. “Sabemos que no le vamos a cambiar la vida a nadie vendiéndol­e un combo de carne, pero cumplir con el servicio y atender bien ayuda a que la persona tenga un día más tranquilo”.

Con una inversión inicial de US$31 mil, Carneauncl­ick inició sus actividade­s en octubre de 2017 y en los primeros nueve meses de operacione­s tuvo ingresos por US$30 mil. “No pretendemo­s convertirn­os en el principal proveedor de carne para los hogares de la Ciudad de Buenos Aires, pero sí que el negocio sea escalable”, concluye Areces.

La compra suele ser más cara que en un negocio tradiciona­l, pero es más barata que en cualquier carnicería top.

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Satisfacci­ón. El objetivo es mejorar la experienci­a de compra, sostiene Areces.

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