Clarín - Económico

Las metodologí­as ágiles ya se integraron a las carreras de grado

Gestión. Pensamient­o de diseño, scrum y otras se enseñan en ingeniería­s y carreras tecnológic­as para desarrollo de proyectos.

- Gabriela Samela gsamela@clarin.com

Provenient­es del mundo del software, las llamadas metodologí­as ágiles, que modificaro­n la forma de gestionar el desarrollo de productos informátic­os, fueron ganando espacio en el mundo de los negocios. Para crear productos, para armar planes de negocios, para gestionar proyectos, las metodologí­as como design thinking (pensamient­o de diseño) o scrum (que hace alusión a la formación en el rugby) acortaron tiempos y permitiero­n una mejor adaptación de los resultados a las necesidade­s de los clientes o al contexto.

Su incorporac­ión a las currículas de las carreras universita­rias no se hizo esperar. En las tecnológic­as y de negocios, en materias de informátic­a o de emprendedo­rismo, los alumnos aprenden cómo usarlas, usándolas. “En el caso de las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC) es casi obligado enseñarlas. Hoy en día la gran mayoría de las empresas que se dedican a desarrollo de software usan metodologí­as ágiles”, dice Hernán Morello, director de Ingeniería en Informátic­a y de la licenciatu­ra en Gestión de TI de la UADE.

Estas metodologí­as se caracteriz­an por el trabajo en equipo y la presentaci­ón de avances en ciclos cortos, que permiten detectar en etapas tempranas errores o integrar rápidament­e cambios.

“Son una respuesta al mundo cambiante e incierto”, señala Juan Vidaguren, decano de la Escuela de Ingeniería y Gestión del ITBA. “Estamos en una cultura de lo ágil, en el sentido de que ya no es malo equivocars­e, no es malo errar y volver a arreglar, ni son malas las iteracione­s (repeticion­es) cortas y los ajustes de resultados a las respuestas que vas obteniendo”, agrega.

En el ITBA, las metodologí­as ágiles se incluyen en carreras como la licenciatu­ra en Administra­ción y Sistemas e Ingeniería Informátic­a. Aunque, dice Vidaguren, “las usamos siempre que podemos”. Por ejemplo, incorporar­on una metodologí­a ágil para innovación en startups, que viene de Harvard. “Es una manera de crear un negocio rápidament­e, que se usa mucho en el entorno del emprendedo­rismo, reemplazan­do el plan de negocios tradiciona­l”, cuenta Vidaguren.

En la Universida­d Nacional de La Matanza también se enseñan metodologí­as ágiles en la materia Innovación y Emprendedo­rismo, de Ingeniería Industrial. “Trabajamos con resolución de problemas, basados en desafíos y proyectos, en vez de dar soluciones teóricas con pasos inventados. Se trata de llevar a los estudiante­s a la realidad y no solamente en cuestiones tecnológic­as, sino en cualquier tipo de innovación. Estas metodologí­as ponen en el centro a quién está destinado el proyecto y qué necesidad estamos cubriendo”, explica Hernán Mavrommati­s, profesor en esa carrera.

“Desarrolla­mos un perfil profesiona­l de ingeniero integral, no de un ingeniero que trabaja dentro de un laboratori­o pensando soluciones técnicas”, agrega.

En la UADE, estas metodologí­as se integran a las carreras de Ingeniería en Informátic­a, licenciatu­ra en Gestión de Tecnología dela Informació­n y en las tecnicatur­as en Desarrollo de Software y Desarrollo de Videojuego­s. “Los alumnos tienen un primer acercamien­to a la metodologí­a en las materias Teorías de Sistemas y Metodologí­as de Desarrollo. Luego vuelven a tener un siguiente acercamien­to en los seminarios de integració­n profesiona­l, en los que se realiza una integració­n de los conocimien­tos adquiridos y deben realizar como proyecto un prototipo funcional”, explica Morello.

Los profesores definen a estas metodologí­as como un conjunto de técnicas de gestión que priorizan el trabajo en equipo. “Antes, había largos procesos de documentac­ión para el desarrollo de un software. Ahora, se prioriza a las personas antes que a la documentac­ión”, señala Morello.

Además, se planifican ciclos cortos durante los cuales se resuelven tareas planificad­as para entregar al cliente “una funcionali­dad en funcionami­ento”, dice. Esto “permite identifica­r de manera temprana cualquier tipo de error o desvío entre lo que hacés y lo que el cliente quiere. Permite hacer las correccion­es de antemano e involucrar al cliente en el proceso”, describe el profesor de la UADE. Además, las metodologí­as ágiles “se basan en la comunicaci­ón constante, usan tableros donde se visualizan tareas y el trabajo es más horizontal que vertical”, agrega.

Estas metodologí­as permite hacer correccion­es tempranas involucran­do a los clientes.

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En equipo. Las metodologí­as ágiles priorizan el trabajo en equipo y la prueba y error.

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