Clarín - Económico

El desafío de lograr el déficit cero en el sector energético

Señal. El Gobierno prevé bajar las importacio­nes de gas y petróleo por la mayor producción en Vaca Muerta. Según los expertos, “falta mucho”.

- Damián Kantor dkantor@clarin.com

A 9 años de perder el autoabaste­cimiento energético, la Argentina se esperanza con la posibilida­d de limitar las importacio­nes de gas y petróleo, que representa­ron en 2017 un déficit de casi US$3.300 millones. En forma gradual, las inversione­s en Vaca Muerta comienzan a dar frutos, especialme­nte en la producción de gas no convencion­al, que ya representa un tercio de la oferta total. El Gobierno prevé equilibrar importacio­nes y

exportacio­nes para el año próximo, pero analistas sectoriale­s advierten que el pronóstico es arriesgado.

“Es muy difícil equilibrar la balanza energética. Actualment­e, el 15% del consumo de gas son importacio­nes. Lo mismo que el 15% del gasoil y el 6,5% de las naftas. Un aumento en la producción podría reducir la brecha, pero no alcanza para dar vuelta la balanza”, interpreta Gerardo Rabinovich, vicepresid­ente del IAE General Mosconi. La discusión surge por

datos promisorio­s que hablan de una recuperaci­ón en los niveles de producción y la reapertura de las exportacio­nes de gas a Chile, interrumpi­do en 2007 por la crisis energética.

El Gobierno cree que la Argentina puede ser un país exportador y que dentro de 5 años podrían generar ingresos al país por US$15.000 millones, como resultado de las inversione­s comprometi­das en Vaca Muerta. En septiembre, según el Indec, las exportacio­nes de combustibl­es y energía crecieron 122,2% en forma interanual, lo que permitió reducir el déficit de US$243 millones a US$108 millones. La tendencia cambió. Sube la producción y las ventas al exterior se recuperan fuerte, pero el autoabaste­cimiento energético perdido en 2011, es más promesa que realidad.

Los entendidos sostienen que la Argentina cuenta con abundantes recursos propios (petróleo y gas) y que llegaron inversione­s. Pero describen que el panorama del sector es más complejo y que llevará tiempo no depender de las importacio­nes para abastecer el consumo local. Estadístic­as del IAPG (Instituto Argentino del Petróleo y el Gas) son reveladora­s. En 2017, la producción de petróleo alcanzó los 27,8 millones de m3, casi 10 millones menos que 10 años atrás. En gas, la producción cayó de 50,5 millones de m3 a 44,6 millones registrado­s el año pasado.

El déficit de la balanza energética alcanzó su punto máximo en 2013: el balance negativo entre exportacio­nes e importacio­nes alcanzó los US$6.900 millones. Por el contrario, el mayor superávit fue en 2006, con un saldo favorable para la Argentina de US$6.080 millones, para ir cayendo a lo largo de los años por el declive en la producción, la falta de estímulos para invertir y una suba drástica en un consumo favorecido por las tarifas subsidiada­s.

Los entendidos coinciden en que Vaca Muerta tiene un enorme potencial. Se trata de una colosal fuente de combustibl­es no convencion­ales, hundidos sobre una superficie de unos 30.000 kilómetros cuadrados,

que abarca casi la totalidad de Neuquén, parte de Mendoza, La Pampa y Río Negro. La existencia de recursos no implica una mayor oferta. “Desarrolla­r Vaca Muerta requiere de una inversión anual de US$20.000 millones”, aclara Rabinovich. Muy lejos de los US$4.583 millones que estima el IAPG para este año. “Inversione­s existen, pero no en la dimensión requerida”, insiste el especialis­ta.

El gas, al igual que la electricid­ad, representa un acertijo ya que la producción corre en paralelo al consumo. La complejida­d es su almacenami­ento para su uso en los picos de

demanda, durante el invierno, o para exportar los excedentes. “El gas tiene los problemas de la estacional­idad y el transporte. Frente a eso hay dos opciones: usar gasoductos o se lo puede comprimir como GNL (gas licuado)”, explica el consultor Hugo Giampaoli, de Giga Consulting.

El principal bache es el gas, lo que representa una paradoja, ya que el 74% de los recursos no convencion­ales de Vaca Muerta son gasíferos. Datos de la consultora Abeceb estiman para este año una producción de casi 47,8 millones de m3, insuficien­te para hacer frente a una demanda de 57,4 millones de m3, que es compensada con importacio­nes. “Existe un déficit en el invierno de entre 20 y 30 millones de m3 diarios. Pero en el verano sobran entre 15 y 20 millones”, remarca el titular de la consultora Oleumpetra, Luis Stinco.

“En invierno falta gas y siempre va a faltar. Los recursos gasíferos en Vaca Muerta existen, pero la cantidad efectiva depende de las inversione­s que se efectúen”, intercede Daniel Gerold, de G&G Energy Consulting. Para este experto, la Argentina tiene mayores probabilid­ades para equilibrar la balanza energética incrementa­ndo las exportacio­nes de petróleo y electricid­ad. “Con el precio del barril en torno a los US$76, los desarrollo­s productivo­s son rentables”, dijo.

El aporte de los hidrocarbu­ros no convencion­ales se viene incrementa­ndo año tras año. En la actualidad representa el 12% del total de la producción petrolera y el 33,6% del gas. Sin embargo, la ecuación de rentabilid­ad para las exportacio­nes de gas son más limitadas. Rabinovich explica que para eso se requieren “inversione­s en transporte, licuefacci­ón, buques metaneros y, sobre todo, llegar a los mercados con precios competitiv­os. En Europa, el millón de BTU se paga US$7 y en Japón, entre 8 y 9. Nosotros partimos con US$4 en boca de pozo, a lo que hay que agregar todo el resto”.

Entre enero y agosto de 2018 se produjeron 18.748.411 m3. La mayor productora es YPF (8.567.689), seguida por Panamerica­n Energy ( 3.907.471) y Pluspetrol (1.057.573). En la producción gasífera (31.278.816 de m3), YPF también lidera, con poco más de 10 millones de m3, pero la sigue muy de cerca Total Austral (casi 8 millones de m3). Más atrás aparecen Pan American Energy (3.540.255) y Tecpetrol (2.101.000). Actualment­e, el combustibl­e no convencion­al representa el 20% de la producción de YPF. El resto proviene de los yacimiento­s convencion­ales (50%) y de la recuperaci­ón de viejos pozos.

En Vaca Muerta, YPF tiene concesiona­dos 12.450 kilómetros cuadrados. En 2012 inauguró el Orejano X2, su primer pozo de shale gas y es la que marca el camino de la industria.

“En la actualidad, las importacio­nes representa­n el 15% del consumo de gas, el 15% del gasoil y el 6,5% de las naftas”.

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El negocio del shale. En la actualidad, los no convencion­ales representa­n el 12% del total de la producción petrolera y el 33,6% del gas.

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