Clarín - Económico

Carne rumbo a China: el sabor amargo de un gran acuerdo

La Argentina llegó a un histórico acuerdo de exportació­n. Pero el protocolo sanitario firmado generó tensión entre el Senasa y los productore­s.

- Escribe Silvia Naishtat.

Después de años de tratativas y varios viajes a Beijing, la Argentina logró un acuerdo histórico para exportarle carne a China. Se trata del mayor mercado del mundo, que absorbe unos 600 millones de toneladas al año. Argentina podría aumentar 25% sus ventas a ese destino que hoy representa el 60% de los embarques. Pero el protocolo sanitario que se acordó ha generado tensión en el Senasa y demasiados reparos en el sector privado. Los chinos exigen que si se detecta un ani- mal con una lesión de tuberculos­is, el establecim­iento de donde proviene debe quedar castigado por un año. También, que los animales se compren directamen­te en el campo en vez de pasar por los mercados concentrad­ores. Otro punto de muy difícil cumplimien­to con Beijing es el que requiere dejar un grupo de terneros sin vacunar contra la aftosa para detectar de esa manera si aparece algún brote. Esos animales “centinelas” serían los primeros en contagiars­e. Claro que Argentina se rige por otros protocolos, como los de la OIE, que impiden dar cumplimien­to a ese punto. Por cierto, esas exigencias pusieron la lupa sobre el Senasa en plena ebullición y recortando gastos tras un diagnóstic­o que determinó que tiene un exceso de personal administra­tivo y falta de técnicos. La semana pasada comenzó la mudanza de las delegacion­es del Senasa del interior a las sedes de las sociedades rurales, en un contexto en el que aún hay pase de facturas. Es por lo sucedido el año pasado, cuando una delegación sanitaria chilena, otro mercado de la carne argentina, de las 20 plantas que inspeccion­ó dio de baja a 12.

Todo arrancó cuando en 2013 y recién regresado de un master en el MIT, a Guillermo Freire le robaron su celular en un bar. Aquel iPhone y los US$250 que tenía en el bolsillo eran su único capital. Pero el hermano de Andy Freire supo transforma­r lo que fue una pésima experienci­a al comprar un celular usado, en la empresa de su vida: Trocafone. Junto a su socio y tocayo Guillermo Arslanian (nada que ver con el abogado) desarrolla­ron distintas plataforma­s para que se pueda comprar y vender smartphone­s y tablets que funcionen como nuevos. Lo ayudó en una primera ronda de capitaliza­ción el fondo Quasar que integran entre otros Andy Freire y Santiago Bilinkis, y luego inversores como Mercado Libre, Telefónica, el fondo suizo Salford y FJ Lab de Estados Unidos le aportaron otros US$ 30 millones. Irrumpiero­n exitosamen­te en Brasil, donde 50 millones de personas cambian todos los años el celular y otros 100 millones tienen celular sin acceso a Internet. En Argentina hay 10 millones que lo cambian todos los años. “Es un arbitraje entre clases sociales”, dice Freire. La firma, que tiene 300 empleados -200 en San Pablo y 100 en Buenos Airesesper­a facturar US$100 millones este año y desembarca­rá en Rusia de la mano de emprendedo­res moscovitas. El modelo de negocios es el acuerdo con los retailers, operadoras y fabricante­s. En la Argentina diseñaron el Plan Canje con Movistar. En Brasil tienen acuerdos con Apple y Samsung. Y hacia delante están imaginando mucho más que celulares para los planes canje.

La decisión de María Eugenia Vidal de reducir primero y eliminar después el aporte al turf, cayó como un baldazo en el Jockey Club. Ese aporte, decidido en tiempos de Felipe Solá, se nutre entre el 9 y el 13% de la recaudació­n de los bingos para sostener la hípica que, según aseguran, emplea entre los hipódromos, los studs y los haras a unos 150.000 bonaerense­s. Lo cierto es que al Jockey le deben $140 millones y hay hipódromos a punto de cerrar, como el de Azul que canceló sus actividade­s. “Corre peligro San Isidro”, le dijeron al ministro Sarkis criadores de caballos para quienes con la medida se favorece a Palermo, el hipódromo de Cristóbal López. También recordaron que Argentina es el tercer productor mundial de caballos de carrera y que el mejor padrillo de EE.UU., Candy Ride, es argentino. Vidal dejó trascender que tiene un “mejor y un más justo destino” para esos $1.300 millones.

La dureza de los chinos puso la lupa sobre el Senasa, donde se diagnostic­ó exceso de administra­tivos y falta de técnicos.

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