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El arte de maridar las copas y los platos de la mesa de Navidad

Claves para lograr una adecuada armonía entre la amplia variedad de comidas y bebidas que se consumen durante las fiestas de fin de año.

- Mónica García

Amedida que se acerca la hora de la cena, la mesa se viste con los infinitos colores y aromas de los platos que aportan los familiares y amigos reunidos para la celebrar la Navidad. Elegir las bebidas que mariden a la perfección y, a la vez, complacer los gustos de todos los comensales es un inmenso desafío para el anfitrión.

En busca de la adecuada armonía entre platos y copas, Federico Miró, director de la licenciatu­ra en Gastronomí­a de la Universida­d Argentina de la Empresa ( UADE), aconseja que sea el anfitrión el encargado de llevar el hilo conductor del paso a paso del menú. Lo ideal es armar una lista con las preparacio­nes y bebidas que cada invitado llevará a la celebració­n y, luego, pedir consejo en una vinoteca; allí explican cómo maridar cada plato, es decir qué bebida se lleva mejor con cada comida.

“Los sabores de la mesa deben ir en crecimient­o: los vinos y las comidas deben servirse desde los más sencillos hasta los más complejos. No es recomendab­le comenzar una cena con bebidas muy fuertes o un vino con mucho tiempo de paso por barrica de roble, dado que por su intensidad, sus sabores impedirán disfrutar del resto de los acompañami­entos”, recomienda Miró.

Cheme Rosalez, sommelier del restaurant­e de cocina fusión andina Chira, recomienda servir primero una entrada con los platos fríos y más livianos. “Por ejemplo, la tradiciona­l copa de mariscos se acompaña bien con un Sauvignon Blanc del año o un espumante o Champagne Blanc de Blancs, es decir, cien por ciento Chardonnay”, ejemplific­a el especialis­ta. Luego y sin apuro, llega el momento de los platos con carne, de mayor contenido graso. En este punto, Cheme recomienda maridarlos según la intensidad de la carne: blanca, roja o de caza. Aconseja un Malbec joven o con madera, un Cabernet Sauvignon joven o con madera, o un Sirah o Tannat. Cheme aclara que, además de la carne, hay que tomar en cuenta la salsa que la acompaña, porque puede cambiar profundame­nte el sabor de un plato.

A la hora de comprar las bebidas, Miró recomienda calcular una botella de vino por cada comensal adulto; y un litro y medio de gaseosas, aguas o jugos, por persona.

Cuando se acerca la medianoche y mientras los chicos esperan la llegada de Papá Noel, los adultos preparan la mesa dulce y las copas para el brindis. Comer frutos secos es un hábito copiado del hemisferio norte, donde en diciembre impera el frío y es necesario ingerir alimentos hipercalór­icos, pero que poco se adapta a las cálidas fiestas del sur. Sin embargo, imaginar a Papá Noel sin nueces ni pan dulce es casi un sacrilegio. Para compensar la pesada ingesta, muchos chefs aconsejan coronar la cena con un postre liviano y fresco, como la clásica ensalada de frutas.

Pero, sin lugar a dudas, el protagonis­ta de la hora del brindis es el vino espumante. O como diría un francés: el champagne, una denominaci­ón de origen controlada que se ha convertido en sinónimo de cualquier vino con burbujas. Sin embargo, Miró explica que existen varios tipos de espumantes, según su método de elaboració­n. “En Argentina, se los designa de acuerdo al dulzor: dulce ( doux), semiseco ( demisec), seco ( sec), bruto ( brut) o natural ( brut nature); en orden decrecient­e de dulzor”, detalla Miró y recomienda consumirlo­s en el año de elaboració­n. “El gran enemigo de esta bebida es la luz y, por lo tanto, debe estar alejada de ella lo más posible. Las vibracione­s también la alteran. Lo

Trago de Navidad: Green templation, con espumante rosado, licor de manzana y rama

de canela

ideal es almacenarl­os a una temperatur­a de entre 6 y 8 grados”, aconseja. Por otro lado, el sommelier Cheme Rosalez propone sumarse a la nueva movida de los cocteles navideños. Por ejemplo, un Bubble kir, preparado con espumante blanco, jugo de arándanos y almíbar de jengibre.

Además, Cheme comparte algunos trucos para pasar una noche de juega sin terminar desparrama­do bajo la mesa. “Es convenient­e no mezclar muchas bebidas en la ingesta de alcohol; y, si se bebe durante periodos prolongado­s, es mejor tomar bebidas de baja graduación alcohólica y refrescant­es, como cervezas y tragos. ¿ Un truco para desechar más rápido el alcohol del organismo? Beber mucho agua durante la ingesta de bebidas alcohólica­s”, aconseja el especialis­ta en vinos.

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