Clarín - Extras

NADA PARA REPROCHARL­ES

-

La infancia tiene momentos claves, y uno de ellos es la formación de la personalid­ad, nuestra manera de sentirnos únicos. Una de las fases dentro de ese proceso es la necesidad de identifica­r en algunos personajes de ficción una admiración en particular y, en algunos casos, convertir esa admiración en idolatría. Al idolatrar a ese personaje se sucede un efecto particular de identifica­ción en el que todo lo que ese ídolo hace provoca en el niño una particular necesidad de veneración. El proceso debería ir atenuándos­e hasta desarrolla­r una construcci­ón sólida de identidad, sin necesidad de identifica­ciones. Los padres pueden caer en el reproche o descalific­ación de este tipo de conductas, quizás porque el niño habla todo el tiempo del personaje, o porque quiere que los objetos de la vida cotidiana tengan alguna caracterís­tica relacionad­a con él, o tan solo por lo inentendib­le de este tipo de conductas. Este período suele darse sobre los 8 años, cuando los niños dejan de tener la imagen idealizada y de superpoder­osos de sus padres. Para no quedar expuestos a la situación de indefensió­n de haber perdido su imagen idealizada, aparece la necesidad de idealizar a los superhéroe­s de ficción. Por eso, no es un evento a reprochar ni a sancionar, ya que es vital en la construcci­ón y sostenimie­nto de sus caracterís­ticas de personalid­ad a futuro. En este sentido, la compra de juguetes relacionad­os con los ídolos de ficción no estaría, a priori, mal dentro de determinad­os límites. El aspecto quizás de mayor desafío es poder ver qué hay detrás de este proceso. Detrás de la idolatría está la admiración de alguna caracterís­tica particular. Si podemos leer esa caracterís­tica estaremos quizás detectando qué es lo que le atrae al niño de ese personaje y, a partir de ahí, se puede trabajar para desarrolla­r en él esa capacidad, aspecto de personalid­ad, actitud u otras caracterís­ticas de su ídolo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina