Cuestión de peso

Ahora que conceptos como light, diet, 0%, reducido en calorías, cholesterol free, dietético, saludable, sin grasas ni colesterol, cero o zero, calories free, sugar free, más liviano, y siguen las firmas, están completa y naturalmente incorporados a mesas familiares, góndolas de supermercado, almacenes y kioscos y conversaciones por aquí y por allá, la obesidad, verdadera epidemia a nivel global, gana terreno en el mundo entero, y Argentina no es la excepción. Las cifras asustan: de acuerdo con un estudio internacional, que midió el índice de masa corporal de más de 20 millones de personas de 186 países, y publicado en la prestigiosa revista The Lancet, el planeta alberga hoy a 641 millones de obesos, frente a los 105 que se registraban cuarenta años atrás. A futuro, el panorama es desolador, ya que se calcula que, en apenas nueve años, la quinta parte de la población adulta mundial padecerá esta enfermedad, en su versión más severa. Porque no se trata aquí de moderado sobrepeso, saludables curvas o bienvenidas redondeces, ni de cuerpos reales que desafían la dictadura del 90-60-90. Esta no es una cuestión estética, sino de salud. Acá se habla de una enfermedad que puede poner en riesgo la vida, aumentando la probabilidad de sufrir trastornos como diabetes, hipertensión arterial, alto colesterol y elevados triglicéridos, todos estos factores de riesgo cardíaco. Comer alimentos de baja calidad nutricional y no hacer actividad física están entre las causas de las impresionantes cifras que registra el estudio global. Un médico lo puso en términos clarísimos: no hay ancianos obesos. En nuestras manos, y en lo que llevamos a la boca en cada comida, está la llave de nuestro porvenir.