Chicos en alerta roja
La Organización Mundial de la Salud lo advirtió con todas las letras: la obesidad es epidemia a nivel mundial y con ella, claro, toda su secuela de males asociados o derivados, desde las enfermedades cardiovasculares -a la cabeza del ranking de causas de muertehasta el cáncer. Ya se ha comprobado la incidencia del exceso de kilos patológico en al menos trece variantes de tumores malignos. Grave de por sí el panorama, que habla de 641 millones de obesos en todo el mundo, la cuestión alcanza ribetes mucho más serios todavía si se tiene en cuenta que el problema afecta a 41 millones de chicos menores de 5 años a lo largo y ancho del planeta. La cifra equivale al 6, 1 por ciento del total de los menores de ese grupo etario, y aumentó considerablemente desde 1990, cuando representaba un 4,8 por ciento del mismo segmento, y alcanzaba a 31 millones de chicos: para la OMS es “alarmante”. Según el pediatra Stephen R. Daniels, de la Universidad de Colorado, las consecuencias del exceso de peso en la niñez y en la adolescencia a veces aparecen ya incluso en la juventud., y mencionó entre ellas la alta presión arterial, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo II, así como triglicéridos altos, hígado graso no alcohólico, asma y otras dolencias. De acuerdo con la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Argentina tiene la tasa de obesidad infantil más alta de toda América latina: uno de cada diez chicos supera el peso considerado saludable. Aun por causas muy distintas, el problema cruza todos los niveles socioeconómicos, etnias y geografías. Parte de la solución está en casa; el resto, es una cuestión de salud pública. Y es urgente.