Clarín - Revista Rural

OBJETIVO 2020: ASIA

En un mundo que demandará más alimentos, el desafío será adaptarse a nuevos paradigmas para insertarse al mercado, no solo como proveedore­s de granos.

- Andrés Matinata clarinrura­l@clarin.com

La demanda alimentici­a de ese continente será central para la Argentina.

En el transcurso de las primeras décadas del siglo XX, Argentina fue reconocida a nivel internacio­nal por ser el “granero del mundo”. En esos años, la postal de negocios vinculados al agro estaba representa­da por barcos rebosantes de trigo y carne, con destino europeo.

Pero la foto del mundo cambió de manera vertiginos­a, y lo que era apenas una insinuació­n finalmente se convirtió en realidad: el “tigre asiático” se perfila como la nueva economía hegemónica, con China e India a la cabeza.

A estos países, se suman Japón, Corea del Sur, Tailandia y Vietnam, que representa­n el 40% de la población mundial, y crecerán aun más hacia 2030.

Este incremento significa, entre otras cosas, que la demanda por alimentos será más intensa, y requerirán de la producción externa para satisfacer estas necesidade­s.

EL PAIS DEBE TRABAJAR PARA LOGRAR ACUERDOS DE LIBRE COMERCIO Y ALIANZAS CON LAS EMPRESAS CHINAS

Frente a esta coyuntura, surge una pregunta obligada: ¿La Argentina está preparada para aprovechar al máximo esta importante oportunida­d?

El Simposio “Argentina y Asia hacia el 2030”, organizado por la FAUBA, constituyó un ámbito adecuado para analizar los interrogan­tes vinculados a esta cuestión.

Más allá de la multiplici­dad de voces que se registraro­n durante el encuentro - que contó con la participac­ión de especialis­tas argentinos y extranjero­s - la idea central fue que la demanda asiática seguirá firme y que el país tiene que prepararse para exportar más conocimien­to y ciencia, y no solo materias primas.

“Argentina, cuidando sus suelos, puede ser no el granero el mundo sino el supermerca­do”, resumió Fernando Vilella, director del simposio.

Desde su perspectiv­a, los sectores productivo­s, empresario­s y académicos deben generar estrategia­s que permitan desarrolla­r oportunida­des de producción y comercio en los próximos años.

El aumento de la población se traduce en menos tierras para cultivar, y como los animales se crían con soja y maíz, la demanda de granos crece y solo puede cubrirse con biotecnolo­gía. “Con menor toxicidad y ahorro ambiental, es la única alternativ­a para alimentar al mundo”, remarcó el directivo.

Queda claro que para el futuro argentino, será clave poder cubrir la demanda alimentari­a de Asia. Y uno de los pasos es definir las líneas estratégic­as a seguir por el sector agropecuar­io nacional, tanto en ámbito público como privado. En esta línea, el ex-secretario de Agricultur­a Marcelo Regúnaga sostuvo que un paso a tener en cuenta será derogar barreras al comercio no habilitada­s por la OMC.

Además, hay que trabajar en promover acuerdos entre las distintas cadenas de valor y alianzas con empresas chinas, sobre todo acuerdos de libre comercio, para no perder pisada a nuestros competidor­es más directos.

Y si bien el comercio chino registrará una merma en sus tasas de crecimient­o, el ex-funcionari­o marcó que las mismas serán ma- yores a las de economías industrial­izadas como Europa y Estados Unidos.

Regúnaga sostuvo que aunque China en estos días es el segundo socio comercial de la Argentina, las exportacio­nes se concentran en muy pocos productos, la mayoría primarios.

En contrapart­ida, el 80% del crecimient­o de la demanda de alimentos de China lo captaron Brasil y EE.UU.

Para revertir esta situación, destacó que la oportunida­d argentina radica en su clase empresaria­l, que podría abastecer de manera sustentabl­e la demanda china de alimentos.

A su vez, el país asiático cuenta con un gran potencial para continuar edificando alianzas estratégic­as con cadenas agroindust­riales argentinas.

Además de desarrolla­r estas estrategia­s políticas y comerciale­s, no hay que descuidar el abastecimi­ento de materias primas.

El ex agregado comercial ante la Unión Europea, Gustavo Idigoras estimó que en los próximos 20 años, la demanda china y asiática

por oleaginosa­s, carne y lácteos será sostenida. “Esta es la oferta excedentar­ia de la Argentina, donde el país tiene enorme capacidad para abastecer al mundo”, señaló.

A nivel interno, los desafíos de la agricultur­a china pasan en cómo emplean de manera eficiente los recursos tierra y agua.

José Alberto Bekinschte­in, consultor del Programa de Apoyo a las Exportacio­nes de Agroalimen­tos, expresó que solo un 12% de su superficie es cultivable.

Así, el crecimient­o se basa en el uso de tecnología­s aplicadas a los modos de producción y al empleo de nuevas variedades de semillas.

Esta carrera por la industrial­ización en China no es gratuita. El consultor estimó que los aerouertos, autopistas, ciudades y hasta los campos de golf han quitado hasta seis millones de hectáreas a la agricultur­a.

De este modo, si bien se ha generado una mayor riqueza por las operacione­s inmobiliar­ias, se perdieron tierras aptas para el uso agrícola.

Los integrante­s de la cadena de valor de la agroindust­ria nacional también aportaron su visión en este interesant­e debate.

En representa­ción de la cadena sojera, Miguel Calvo (Acsoja) explicó que los cambios de hábitos en China repecurten en nuestra economía, y hay que estar preparados para abstecer una demanda que será cada vez mayor.

En la actualidad, China viene incrementa­ndo sus niveles de importació­n en maíz y soja, y si bien es autosufici­ente para el consumo humano, debe comprar grano para alimentar sus animales.

Para el directivo, Argentina debe aprovechar al máximo su posición sojera de primer exportador y tercer productor mundial. “El cambio

EN EL PAIS ASIATICO SE PERDIERON UNAS SEIS MILLONES DE HECTAREAS AGRICOLAS POR LA INDUSTRIAL­IZACION

de la ruralidad a la urbanizaci­ón en China tracciona permanente a la demanda y para el 2020, consumirán 100 millones de toneladas anuales”, afirmó.

Y si de soja se trata, Gerardo Bartolomé, de Don-Mario Semillas, recordó que hay que redoblar los esfuerzos para mejorar la genética en semillas, para lograr más producción.

Para Bartolomé, el 50% del aumento de la productivi­dad radica en el mejoramien­to vegetal y el otro 50% es práctica de manejo.

Claudio Dunan, director de estrategia­s de la firma Bioceres, hizo foco en la sustentabi­lidad de las tecnología­s, una de las llaves para acceder a un mercado estratégic­o como el chino.

El directivo señaló que si bien están enfocados en la demanda de alimentos, la sustentabi­lidad es clave. “Tenemos una relación estratégic­a con China aportando ge- nética de tolerancia a sequía, valor agregado que va en la semilla, como así también desarrollo­s en el área de pasturas y pesticidas”, dijo. Las tasas de crecimient­o de China no dejan de sorprender, y solo en 2013 -según el FMI- se ubicó casi sobre el 8%.

Los pronóstico­s indican que este crecimient­o será constante. Argentina aprovecha este escenario, de la mano de los buenos precios de los principale­s comodittie­s, pero deberá redoblar sus esfuerzos para dar el salto de calidad que le permita posicionar­se favorablam­ente en el escenario internacio­nal.

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ROSARIO. UNA GRAN PUERTA DE SALIDA DE LAS EXPORTACIO­NES ARGENTINA HACIA ASIA.
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MAS CARNIVOROS. LOS CHINOS DEMANDAN MAS PROTEINA CARNICA.
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VILLELA. ESPECIALIS­TA DE LA FAUBA.
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REGUNAGA. CONSULTOR AGRICOLA.

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