TODA UNA DECADA GANADA
Durante los últimos diez años, hubo importantes avances tecnológicos en materia de cultivos transgénicos. Eso llevó a la adopción masiva por parte de productores.
A pesar de que el primer hito en la biotecnología agrícola argentina se produjo en el año 1995, con la siembra de la primera variedad de soja genéticamente modificada, resistente al glifosato, bien vale hacer un balance de los últimos diez años, en los cuales también hubo hechos importantes en materia biotecnológica.
Los aspectos notables de década fueron culturales ya que el productor comprendió los beneficios potenciales, tanto agronómicos como económicos, de los transgénicos, y los adoptó masivamente.
El recorrido de esta década comienza en el 2003, año en el que se funda Argenbio (Consejo Argentino para la Información y el desarrollo de la Biotecnología), que fue responsable de este informe. En ese punto y con 67,7 millones de hectáreas sembradas en el mundo, según un documento de la entidad, Argentina ocupaba un lugar en el podio ya que estaba en el segundo puesto del ranking mundial, con 14 millones de hectáreas sembradas de cultivos OGM, entre soja, maíz y algodón.
Al año siguiente, en el 2004, se convirtió en un país pionero en materia de regulaciones, a partir de la decisión de autorizar la siembra comercial de un maíz tolerante a herbicidas.
“Este avance como líder en la regulación de las políticas de transgénicos destaca al país desde el principio”, sostiene Gabriela Levitus, doctora en Ciencias Biológica y directora ejecutiva de Argenbio.
En el año 2005, se cumple una década de siembra de cultivos
25 Son las millones de hectáreas totales sembradas con soja, maíz y algodón transgénicos en Argentina, según Argenbio.
transgénicos en Argentina. En ese momento, los beneficios económicos por la siembra de ellos ascienden a 20.000 millones de dólares, mientras que, paralelamente, las desregulaciones de materiales biotécnológicos continúan avanzando en el plano legal. Dos años más tarde, se siembra en el país el primer maíz con características acumuladas, con dos genes de resistencia juntos, uno a insectos y otro a herbicidas.
Sin embargo, el desafío que se instala desde entonces y que llega hasta la actualidad, comenta Levitus, es que los desarrollos en materia de transgénicos puedan ingresar a diferentes mercados del mundo. “La investigación y el desarrollo en cultivos modificados requiere gran inversión para que el sistema regulatorio los apruebe, de esta manera, es importante que las innovaciones pueden ingresar a los distintos mercados para generar un circulo virtuoso que permita recuperar el capital invertido por las empresas”, dice.
El recorrido continúa por los avances de la década. En el 2009, ocurre otro hecho muy significativo para la economía regional del norte argentino: se siembra la primera variedad de algodón con dos resistencia acumuladas, a insectos y tolerancia a herbicidas.
En este momento, de las 30 millones de hectáreas cultivadas en el país, ya se superan las 20 millones sembradas con cultivos GM y la adopción pasa a estar representada con el 100% en soja resistente al glifosato, el 98% del algodón y 82% del maíz.
En el 2010 se siembran cultivos GM por 15 años consecutivos en Argentina. Los beneficios económicos acumulados a nivel nacional alcanzan los 72.000 millones de dólares, distribuidos entre los productores, el estado nacional y los proveedores de tecnología.
Dos años después, Argentina deja el segundo lugar a Brasil del ranking mundial y pasa al tercer puesto como país con más superficie sembrada con transgénicos. “Sucedió que la masificación de la adopción en Brasil con cultivos GM fue muy alta y como tienen una superficie mayor, superaron a la Argentina”, advierte Levitus.
Ese mismo año ya se autoriza la siembra comercial de maíz con cuatro y cinco genes acumulados para el control de malezas e insectos y ocurre otro suceso: luego de 17 años, se autoriza la comercialización de materiales de soja como dos características acumuladas.
En el último año del recorrido, el 2013, se nota un cambio en la estrategia regulatoria para cultivos OGM. Así, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca anunció oficialmente la renovación y modernización del marco regulatorio argentino para cultivos GM. Con esto busca agilizar la aprobación de permisos de experimentación, siembra y comercialización y dar valor agregado a los cultivos GM. Además, posibilitando una liberación más temprana de los cultivos al mercado se pone la tecnología a disposición de los agricultores mucho más rápido.
La introducción de los cultivos transgénicos ocurrió en Argentina en el año 1996, desde entonces, la adopción y el desarrollo de la regulación creció a un ritmo acelerado, copiando la demanda mundial de más alimento. De esta manera pasó a ser un país líder, percibiendo mucho beneficios agronómicos y económicos.