UN CONTRATISTA QUE LLEVA LOS “FIERROS“EN LA SANGRE
Muy cerca de Mar del Plata, en la zona núcleo triguera, Carlos Webb apuesta a la tecnología y a la formación de su grupo familiar para prestar servicios de cosecha.
Mi abuelo tenía una cosechadora tirada por caballos”, recuerda Carlos Webb, un hombre de Otamendi, en la provincia de Buenos Aires, que forma parte de la tercera generación de una familia de contratistas de cosecha. Comenzó muy chico, manejando y haciendo de enganchador de una cosechadora Bernardín M15, con la que su padre ofrecía el servicio de cosecha.
La familia Webb es de las que todavía viven en el campo, en una zona estratégica para la producción triguera y a 30 minutos del centro de Mar del Plata, a 10 minutos de Miramar y a 5 minutos de Comandante Nicanor Otamendi, que es un pueblo netamente agropecuario.
“La idea de la empresa familiar surgió pensando en la formación de nuestros hijos”, dice Webb, y aclara que ambos ya participan en la producción. Incluso el nombre de la empresa (Cimawa) surge de la combinación de las iniciales de nombres y apellidos de la familia.
Las tareas están divididas y todos juegan roles decisivos en el manejo de la empresa. “Iván es un agroapasionado –cuenta Carlos, con orgullo–, le encanta la mecánica y andar con los equipos. Empezó a trabajar a los 12 años, como carrero, y maneja la cosechadora desde los 14 años. Ahora está cursando el último año del colegio secundario. En la oficina están mi esposa Mónica y mi hija Ayelén, que estudia Administración de Empresas. Somos un equipo”.
Los servicios que ofrece Cimawa a terceros están centrados especialmente en la cosecha, pero le die-
“EL NEGOCIO DEL CONTRATISTA ES CADA VEZ MAS DIFICIL POR LOS ALTOS COSTOS”, DICE CARLOS WEBB
ron a la empresa una nueva vuelta de tuerca agregando otras labores. “Es que el negocio del contratista es cada vez más difícil por los altos costos y la baja rentabilidad. Por eso a la cosechadora la manejamos Iván y yo, ya que los números no dan para contratar un maquinista”, explica Webb.
En los dos últimos años, en una coyuntura económica que sigue siendo compleja, la empresa apostó a un modelo asociativo aportando en capitalización los trabajos de siembra, para de esta forma poder tener una mayor participación en el negocio agrícola y asegurarse más trabajo de cosecha.
Como todo contratista, la relación con la marca de cosechadoras que elige es muy especial. En el 2004, Webb compró su primera cosechadora y dos años más tarde, cuando necesito aumentar la escala y lograr mayor rendimiento, comenzó a apostar por la tecnología de la marca alemana Claas, una Lexion 570.
Recientemente renovó el equipo, por una Lexion 760, para no perder el tren de la innovación tecnológica y aumentar la competitividad de su empresa. Con este fierro trabaja sus propias hectáreas, las que arrienda y también ofrece servicios a terceros en el sudeste bonaerense.
“En la decisión de compra pesó la plataforma mejorada de la Lexion 760, su sistema de orugas que ofrece una mejor transitabilidad por el lote y en las rutas, y su mayor capacidad de cosecha basado en un sistema de trilla que considero espectacular, ya que mantiene un elevado rendimiento aún en condiciones difíciles como la recolección de materiales húmedos, por ejemplo, lotes de girasol con cabezas todavía verdes”, destaca Webb, que quiere seguir creciendo en el negocio agrícola.