LA HACIENDA PIDE QUE HAYA SOMBRA
La combinación de la exposición a los rayos ultravioleta con el pastoreo de algunas especies nocivas puede generar fotosensibilización.
La exposición a rayos UV y la ingesta de ciertas especies puede causar fotosensibilización.
Una frase muy remanida y frecuentemente escuchada cada vez que llega el verano, es: el sol está malo. Claro, nosotros tenemos la posibilidad de utilizar protectores solares, gorros, sombrillas o, simplemente, no estar expuestos al sol.
Pero los animales estas opciones no las tienen, y en muchos casos por los desmontes o las imprevisiones de los productores, muchos lotes carecen de sombra, ningún árbol ha quedado en el potrero y los animales están expuestos todo el día al rayo del sol, tanto en cría, invernada, engorde o tambo. Sin hacer mención a que en muchos casos el acceso al agua fresca y limpia se encuentra limitado.
Esto trae como consecuencia varios problemas, dados por el stress térmico, los elevados índices de ITH (índice de Temperatura y Humedad, muy útil, difundido por el INTA, para cada localidad del país), cuyos valores nos orientan sobre el grado de stress al que están sometidas las vacas, problemas de falta de bienestar animal, muy castigado en la Unión Europea, pero también se nos presentan casos clínicos en
SE MANIFIESTA PRINCIPALMENTE COMO INFLAMACIONES EN LAS ZONAS DESPIGMENTADAS, CON POCO PELO
general individuales, donde confluyen los efectos de los rayos ultravioletas (UV) con la alimentación, apareciendo animales con zonas de enrojecimiento, hinchazón, prurito (picazón), piel descamada, sangre por ollares, lastimaduras por rascado, etc. Estamos frente a una enfermedad que no siempre es reconocida, llamada Fotosensibilización.
La Fotosensibilización puede ser de cuatro tipos: primaria (el agente fotosensibilizante se ingiere directamente), hepatógena (existe un daño hepático importante y este no puede detoxificar las sustancias fotodinámicas, o cuando no existe una adecuada excreción de los líquidos biliares por obstrucción por fasciola hepática, por ejemplo), la forma de fotosensibilización por metabolismo aberrante de porfirias (afección de carácter genético, conocida como “diente rosado”) y la fotosensibilización de origen incierto. En todos los casos se combina una sustancia o agente fotosensibilizante y la acción de los rayos UV.
Se manifiesta en las zonas despigmentadas, con poco pelo o lana, donde se produce fundamentalmente una reacción inflamatoria, con edema, dolor, irritación, los parpados están hinchados, incluso cerrados por el edema, hay opacidad de la córnea, lagrimeo. El cuadro febril se plantea con temperatura muy elevada ( respiración acelerada, taquicardia, parálisis ruminal), piel resquebrajada, acartonada, incluso desprendida con zonas de necrosis, fotofobia, mastitis o pododermatitis.
También el hocico se encuentra hinchado y descamado, esto muchas veces es lo que llama la atención primariamente, la lengua también está comprometida, con problemas de deglutir los alimentos incluso la saliva, etc. Todo genera perdida de producción, incluso dejan de amamantar a sus crias por el dolor en los pezones.
También se presentan signos nerviosos, como ser ataxia (dificultad en la coordinación de los movimientos), ceguera temporal, depresión y postración, convulsiones, etc. Muchas veces todas estas lesiones se acompañan de infecciones bacterianas secundarias que complican el cuadro.
En general esta enfermedad se desencadena después de 3 a 5 dias de pastoreo de algunas de las especies de plantas con factores fotodi- námicos, como ser alfalfa, trigo, gramilla, mijo, tréboles, vicia, etc.
Afecta a todas las categorías y a todas las razas, con preponderancia a aquellas que presentan zonas blancas o despigmentadas, Holstein, Hereford, pero también a los Angus. Además afecta a los equi- nos y lanares.
Si tienen sombra, los animales no saldrán de ese lugar.
Como tratamiento, se recomienda proporcionar sombra a los animales afectados, la utilización de cremas que favorezcan la reepitelización de las zonas afectadas, como ser aquellas que contienen vitamina A, el uso de anti histamínicos en las fases agudas de la enfermedad, protectores hepáticos, antibióticos por las infecciones bacterianas, antiinflamatorio no esteroides y por supuesto cambiar la alimentación o cambiar de potrero para evitar que siga la ingesta de plantas nocivas.
Esta enfermedad debe diferenciarse de otras patologías como ser la fiebre Aftosa, por la presentación de vesículas en lengua, ubre, pezuñas. Del complejo IBR-DVB (Rinotraqueitis infecciosa bovina-diarrea viral bovina), donde las costras en el morro, babeo, opacidad corneal y signos nerviosos también están presentes. De la enfermedad Bighead del carnero, o del ectigma contagioso en ovinos. t