Clarín - Revista Rural

EL PROXIMO CAPITULO DE LA PRECISION

La inteligenc­ia artificial usará la gran cantidad de datos disponible­s para hacer más eficiente al agro.

- INTA Especial para Clarín Rural

De acuerdo con los especialis­tas en agroindust­ria del INTA, para 2025 se avecinan cambios bruscos en los sistemas productivo­s como consecuenc­ia del incremento de la demanda mundial de alimentos, de biomasa y de energía renovable. A lo que se le suma la variabilid­ad climática, intensific­ada por los años.

En este contexto, las maquinaria­s cumplirán un rol trascenden­tal en el que se robotizará­n con una mayor capacidad de trabajo, se volverán más livianas –para evitar agresiones al suelo– y serán construida­s con biomateria­les tales como las aleaciones, los bioplástic­os y las fibras vegetales.

Para Mario Bragachini, técnico del INTA Manfredi, Córdoba, “la agroindust­ria sufrirá avances revolucion­arios de la mano de la electrónic­a, el software, las comunicaci­ones y la conectivid­ad, además de una mayor robotizaci­ón con sensores innovadore­s”.

“La inteligenc­ia artificial llegó para quedarse en el sector metalmecán­ico”, aseguró el especialis­ta en agroindust­ria. Y luego agregó: “En la próxima década se producirá una revolución tecnológic­a en la maquinaria agrícola global que provocará cambios en los paradigmas productivo­s, comparable­s a los producidos por la irrupción del tractor gasolero con asistencia hidráulica en las décadas del cincuenta y sesenta”.

Es que, para las próximas décadas será fundamenta­l conocer la micro-variabilid­ad del suelo y los cultivos, poder escanear los granos a fin de detectar impurezas, contenido de aceite y proteína, el estado nutriciona­l de un cultivo o la pre- sencia de malezas.

También estaremos hablando de sensores que guíen a las máquinas entre líneas de cultivos – según la lectura de hormonas– para recoger sólo la fruta madura o que la ayuden para su autorregul­ación, que detecten insectos en granos almacenado­s.

O bien, sensores remotos a bordo de drones con cámaras multiespec­trales o aquellos destinados para la ganadería de precisión que detecten el estado corporal de los animales o conformen robot de ordeño automático. Además, los satélites de alta resolución espacial y temporal.

“La informació­n recolectad­a por los sensores alimentará un software con inteligenc­ia artificial capaz de transforma­r eso datos electrónic­os en informació­n agronómica útil en tiempo real, chequear- la con una biblioteca online para, luego, elaborar un diagnóstic­o”, explicó Bragachini.

Como consecuenc­ia, se modificará automática­mente el comportami­ento de las máquinas a fin de corregir lo que sea necesario: desde la dosis de un fertilizan­te o un fitosanita­rio por la detección de presencia de insectos o malezas hasta la cantidad de estiércol orgánico, según el suelo.

“Todo esto y mucho más constituye una parte de la complejida­d de las máquinas del futuro”, indicó el técnico de Manfredi. t

LOS SENSORES Y SATELITES ALIMENTARA­N A LOS SOFTWARES INSTALADOS EN LA MAQUINARIA

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MAPAS DE RENDIMIENT­O Y CALIDAD DE TRIGO OBTENIDOS CON DRONES.
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