“Yo ya entré en la otra dimensión”
El referente maicero mantiene muchos frentes abiertos pero tiene clara su prioridad: los nietos.
Alberto Morelli lleva el campo en la sangre. Su familia tiene una estancia en la localidad bonaerense de San Antonio de Areco desde hace varias generaciones, y él se crió entre ese campo y la ciudad de Buenos Aires.
Su destino estaba marcado de entrada. Desde muy joven se dedica a trabajar esas tierras, y cuando terminó la secundaria y le tocó elegir una carrera ya no había nada que pensar. En 1981 se recibió de Ingeniero Agrónomo.
Con el título bajo el brazo fue el momento de buscar experiencias y la estancia familiar ya no fue suficiente para el carácter inquieto de Morelli. En su primera fase profesional combinó la producción con el asesoramiento: trabajó durante doce años como asesor de cooperativas agrícolas de la zona de su querido Areco.
Y siguió abriendo el abanico de actividades.
Para no perder fluidez en su vínculo con la Capital y para ra despuntar una de sus pasiones,es, empezó a dar clases. La docenncia, que desempeñói-enlaUniversidad de Belgrano desde su fundación y en el Instituto Suuperior de Estudios Agropecuaarios ( ISEA) de la Sociedad d Rural -donde da clases desde e hace 28 años y es titular de la a materia Clima y Suelos y Cereales 1- es sin duda uno de los ejes de su desarrollo profesional.
A su vez, para profundizar la diversificación, puso un pie en la industria. Desde hace más de veinte años es Geren-Gerente Comercial del molino de maíz Leones de Bleek, ubicado en la localidad cordobesa de Vicuña Mackenna. “Somos productores que transforman y agregan valor en
Vicuña Mackena hace veinte años”, remarca orgulloso.
Por su trabajo en el molino pasó a formar parte de la Cámara de Industriales de Molienda seca de Maíz, de la que es actualmente el presidente, y a través de esa Cámara llegó a Maizar desde el momento de su fundación, hace poco más de una década. De esa manera, Morelli inauguró su etapa institucional, que es la que probablemente más energía le haya demandado en los últimos años.
Durante su presidencia en Maizar, además, se formó la alianza internacional Maizall, de la que hace pocas semanas -durante el Congreso de Maizar- asumió la presidencia.
“Uno tiene que comprometerse con la realidad. Desde Maizar hemos querido siempre generar cambios. En momentos que eran difíciles estuvimos y apostamos. Estoy muy contento con lo que hemos hecho estos años. Estas cosas hay que hacerlas con gusto y con pasión, si no no se pueden hacer porque toda la tarea dirigencial es ad honorem, es solo por tratar de tener un país mejor”, dice.
Desde ese lugar Morelli ganó una visión global de la producción y de los negocios agrícolas, lo que le permite valorar el lugar de la Argentina en el mapa mundial. “Comparado con otros lugares la Argentina está en una excelente posición. Los híbridos que tenemos hoy son excelentes, de los mejores que hay en el mundo, y tenemos productores que les encanta hacer maíz”, asegura. Luego añade: “Por las condiciones que tenemos y por todo lo que vemos, este es el año que se va a hacer maíz. No tenemos nada para envidiarle a Estados Unidos, la curva de rendimiento nuestra es muy parecida a la curva de rendimiento de ellos. Brasil viene más atrasado porque tiene otras condiciones climáticas, pero Argentina está perfectamente posicionada”.
Pero más allá del entusiasmo por el rol dirigencial, Morelli aclara que sigue administrando campos y que asesora un tambo. “Ando arriba del auto como todos los agrónomos. Hago parte comercial -hoy tenemos muchos medios gracias a internet y los teléfonos-. Cuanto uno más tiempo le dedica a las cosas, más tiempo tiene”, dice.
“La producción siempre fue mi pasión. De hecho, las clases que damos en el ISEA tienen que ver con tratar de transmitir esa pasión por la producción y la conservación. Por eso también estoy en Maizar, la conservación es una palabra importante en todo lo que tiene que ver con la producción de maíz y sorgo de la Argentina”.
Morelli no se olvida de agradecer a las personas con las que trabaja, quienes le permiten mantener tantos frentes abiertos. “Son las que me permiten que yo pueda hacer esto, saben que por momentos no
“POR LAS CONDICIONES QUE TENEMOS Y POR TODO LO QUE VEMOS, ESTE ES EL AÑO QUE SE VA A HACER MAIZ”
estoy porque tengo que viajar, pero que estoy trabajando por algo que nos va a beneficiar a todos”, dice.
El poco tiempo libre que le queda es para la familia que, reconoce, “a veces se sacrifica un poco” entre tanta obligación. “Tengo cinco hijos, dos nietos de dos años y otros dos en camino. No tengo herencia agrónoma: dos licenciados en recursos humanos, una licenciada en comunicación publicitaria, uno que trabaja de preceptor en un colegio y una a punto de recibirse de médica”, comenta.
El presente lo encuentra a Morelli entusiasmado con los nuevos desafíos, con muchos viajes por delante en los que lo acompañarán el maíz y las novelas históricas. Pero su prioridad es clara: “Ya entré en la otra dimensión, que es ser abuelo”, concluye. t