DE ALLA PARA ACA CONLA PRODUCCION
De Croacia a Ushuaia, de Ushuaia a Lobería, de la forestación a la ganadería y de ahí, a la agricultura de punta. Los Bronzovich cuentan toda su evolución productiva.
Los Bronzovich: de Croacia a Ushuaia y de ahí a Lobería, siempre con la agricultura.
Ni españoles ni italianos… tampoco alemanes, los Bronzovich llevan sangre croata en sus venas y crecieron en Argentina al calor del negocio maderero. En el 1900, Jure Bronzovich se tomó un barco con destino a Sudamérica. Tras deambular por distintas provincias se instaló en Ushuaia, donde se las rebuscó hasta que con sus cinco hijos varones (en total eran 8 hijos) empezaron a transitar su camino en el negocio maderero.
“En los años 70, con el objetivo de diversificar ingresos de lo que percibían por la venta de madera, mi padre y mis tíos compraron un campo en Lobería y empezaron a hacer ganadería y agricultura”, cuenta en diálogo con Clarín Rural
Revista Nicolás Bronzovich. Hace unos años, Nicolás, junto a su hermano Vladan y su padre Budimir, se hicieron cargo del negocio agrícola en esas tierras del sur bonaerense. Llegaron a operar unas 3.800 hectáreas en total con más de 1.000 vientres en servicio.
“Los últimos años fuimos aco- modando el negocio dejando superficie que alquilábamos y nos ajustamos en 2.200 hectáreas en Lobería y Azul con 400 vacas de cría cedidas en capitalización, un feedlot por el que pasan 2.000 cabezas de novillos por año y unas 1.000 hectáreas de agricultura entre campo propio y alquilado”, resumió Nicolás Bronzovich.
El achicamiento del que habla Bronzovich se produjo porque hace tres años prefirieron vender y cancelar créditos para no convalidar tasas de interés altas en las deudas que tenían. “Estar menos financiados ahora nos permite estar menos preocupados, todo es más chiquito pero más manejable”, opinó.
Lobería y Azul forman parte del sudeste con limitantes, no el costero, que por la influencia marina cuenta con mayores potenciales de rendimiento. “La impronta de los suelos y el clima nos hicieron ganaderos desde siempre, pero hemos evolucionado hacia la agricultura con la siembra directa como punta de lanza”, dijo Bronzovich.
En lo que respecta al planteo agrícola, los Bronzovich, como todos en la zona, sufrieron con los casi diez años de turbulencias que padeció el trigo. Los cultivos de fina pasaron de ocupar un 50% de la rotación a un 30%. El trigo pasó del 80% de presencia (de ese 50%) a apenas el 30%.
“Antes, el trigo tenía un mercado fluido y la verdad que no nos daba placer hacer cebada, pero los últimos años no nos quedó otra que amigarnos con ella, aprendimos a hacerla y descubrimos que en gran parte de los ambientes le compite al trigo en potencial de rendimiento”, contó Bronzovich. Lo cierto es que empezaron a aprovechar las ventajas de la cebada, que desocupa el lote antes para implantar la soja dándole más estabilidad a la oleaginosa.
Así las cosas, las rotaciones que proponen los Bronzovich son: trigo/soja 2da. (el primer año), girasol (el segundo), cebada/soja 2da. (el tercero), soja (el cuarto) y maíz o sorgo (el quinto).
Hace 18 años que producen una parte del maíz (unas 45 has) bajo riego. “Hemos ido aprovechando el conocimiento socializado de Aapresid para redescubrir nuevas tecnologías y procesos de cultivo en campos de potenciales medios co- mo los nuestros, y así incorporamos la siembra y fertilización variable, replanteando también fechas de siembra y densidades”, explicó.
Para este año apuestan por una mayor participación de gramíneas. “Nos va a ayudar a combatir mejor las malezas resistentes, al poder rotar modos de acción y herbicidas”, reivindicó Bronzovich. En área total van a crecer un 12 a 18%, “según como vayan evolucionando los arrendamientos” cuyas negociaciones están demoradas y muestran un incremento del 10% en quintales y alrededor de un 25% en dólares. El crecimiento de área total esta explicado por aumento de 60/70% en la superficie de girasol y 35/40% en maíz.
En fina (que representará el 45% del total sembrado) prácticamente mantendrán el área con un 3% de suba. “Apostamos a una mixtura interesante –dice Bronzovich-: las forrajeras pasan de ocupar un 25% de la superficie con cultivos de fina a un 48%, cebada pasa del 28 al 33%, avena para silo cae del 25 al 6%, incorporamos un poco de alpiste (5%) y el trigo baja de un 22% que se hizo la campaña pasada a un 15%”. Así, la relación cebada-trigo pasa de un 1,3 a 1 a un firme 2 a 1.
En lo que respecta a la ganadería, cree que será un buen año para renovar pasturas, refertilizarlas y apostar a los distintos eslabones ganaderos, “sabiendo de los bemoles de la relación de precios ternero-gordo”.
El sudeste, como muchas zonas productivas del país, no escapa a la presión de las malezas resistentes que, encima, con una participación débil del trigo hasta la campaña pasada obligó a ingeniárselas para mantener los lotes limpios. Desde la Regional Aapresid Juan Manuel Fangio ensayaron con cultivos de cobertura para “pasar el invierno”. Así empezaron a tallar avena y centeno, también vicia, “que además permite fijar nitrógeno”.
La avena para silaje de planta entera sigue siendo una opción. Además, hacen semilla de festuca y trébol blanco por contrato para un
TIENEN 400 VIENTRES EN CAPITALIZACION, UN FEEDLOT Y 1.000 HECTAREAS DE AGRICULTURA EN TOTAL
“HOY PODEMOS SALIR DE LA SIMPLIFICACION EN LA QUE QUEDAMOS ENCERRADOS”, OPINO EL PRODUCTOR
semillero. Entonces, la liberación del mercado triguero los “agarra con inversiones y expertise en otros negocios”.
“Las malezas que nos han complicado en la zona son las de hoja ancha, como conyza, pero también rama negra”, comentó Bronzovich. Y agregó, como pintura general de los productores de la zona: “Hemos vuelto a herbicidas hormonales, con resultados parcialmente buenos según el lote, también empe- zamos a monitorear mucho más y nos pusimos más exquisitos en los campos que alquilamos porque hoy, mientras perdés el tiempo discutiendo precios, la rama negra pasa de un estado vegetativo a roseta, florece y lo que era controlable con una dosis de 2,4-D, después se hace mucho más caro”.
Cada vez más, los productores saben que vender bien es tan o más importante que hacer bien las cosas tranqueras adentro. “Mi viejo entró al negocio agropecuario con la lógica del negocio maderero, que si bien también se trata de vender commodities, el precio lo ponés vos, y esto nos marcó a mi hermano y a mí para tratar de estar siempre cubiertos, buscando el precio que a nosotros nos convenía fijar pensando en nuestros costos”, explicó Bonzovich.
En una misma línea de razonamiento, al analizar el negocio ganadero 2016 Bronzovich reconoció que van a fortalecer el engorde con poca recría a pasto y mucha terminación a corral. “En este negocio esa relación de compra-venta ternero-gordo define un altísimo porcentaje del resultado de tu negocio, incluso a veces más que la ganancia de peso diaria”, exageró.
Como feedloteros que “consumen maíz del propio”, aseguran que “no les duele la suba del maíz” (sin retenciones) sino que lo ven como una posibilidad de depuración del sector para “ser más eficientes todos”.
Mirando hacia adelante, en lo productivo Bronzovich tiene claro que “será importantísimo aprovechar todas las herramientas que están disponibles para ser eficien- tes”. “Hoy podemos salir de la simplificación en la que quedamos encerrados”, opinó. Como otros productores, ahora siente que pueden volver a jugar pensando en el campeonato completo y no sólo en el próximo partido.
Así, la llave va a estar en redescubrir rotaciones más complejas y diversificadas, combinaciones de insumos y procesos que sean las más eficientes para cada ambiente en particular. Y resumió: “Hoy la eficiencia vuelve a rendir más que la escala, por eso podemos volver a aprovechar las sinergias entre todos los sistemas”.
Así como lo hicieron su padre y sus tíos hace más de cuarenta años, cuando decidieron sumarse a la producción agropecuaria para diversificar los ingresos provenientes de la madera, hoy los Bronzovich también piensan en diversificar pero a la inversa, del campo hacia otra actividad.