Clarín - Revista Rural

AHORA, A CUIDARSE DE LOS RASTROJOS TRAICIONER­OS

En la salida de un invierno húmedo como el que pasó hay que estar atentos a la calidad de las reservas, que pueden contener hongos y causar enfermedad­es letales en los animales.

- Javier Confalonie­ri

MEDICO VETERINARI­O lo que llevó a la compra de cualquier “porquería” con forma de rollo y a cualquier precio.

Así fue el caso de una compra de rollos de rastrojo de sorgo, los cuales estaban haciendo nuevos a fines de agosto, algo muy raro por la fecha. Segurament­e era un sorgo tardío que no pudieron cosechar por los excesos de humedad en abril-mayo, les quedó en el lote y lo enrollaron ahora. Ni bien pusieron esos lotes en el potrero, comenzaron a morir vacas.

Cuando visité el campo ya habían muerto seis animales sin signos evidentes que indicaran ninguna enfermedad en particular. El sesenta por ciento de los rollos terminaba en el piso pisoteado, caña de sorgo, todo desperdici­o.

La primera indicación fue retirar esos rollos y suspender la compra de otros dos equipos. Comenzar con un pastoreo controlado, cuatro horas por día en el raigrás y una pequeña suplementa­ción de dos kilos de balanceado al doce por ciento de proteína en los lotes más complicado­s. Después de eso, no hubo nuevas muertes.

Realmente desconozco cuál fue la causa de muerte, porque las muestras enviadas al laboratori­o no dieron ningún resultado concluyent­e. Pero evidenteme­nte estaba relacionad­o con los rollos y, nuevamente, estas cosas ocurren por la falta de previsión del productor y por salir a comprar cualquier cosa a último momento.

Otro de los problemas que se presentaro­n fue la presencia de manchones muy abundantes de trébol blanco. Es difícil de manejar esta situación con pastoreos alter- nados, pero es un tema para tener en cuenta.

Otra situación vivida fue el empaste producido por raigrás, que es sumamente infrecuent­e pero cuando el mismo está muy tierno y aguachento hay que tomar los recaudos necesarios.

Si se está ante alguna de estas situacione­s, lo ideal sería respetar las medidas de manejo que se tiene con las alfalfas, como ser, no pastorear antes de las 10 de la mañana o esperar a que levante el rocío, no entrar con animales excesivame­nte hambreados, si es posible cortar y orear la pastura, o la inclusión de un carminativ­o en el agua de bebida. Quizás sea esta última una de las medidas de prevención más adecuadas.

Igualmente, una de las consultas más frecuentes fueron por cuadros nerviosos en los animales. Al principio todo hacia parecer que se trataba de casos de hipomagnes­emia, puesto que los síntomas encajaban. Incoordina­ción para caminar, temblores, torsión de la cabeza sobre el flanco (opistótono). Pero además se presentaba­n otras alteracion­es y transtorno­s de origen nervioso que afectaban el deambular de los animales y su posterior muerte.

En varios casos se les había efectuado tratamient­o con magnesio sin obtener ninguna respuesta. Y esto fue así porque la enfermedad que estaba afectando era producida por un hongo que produce una micotoxina de la que mucho no se habla -de hecho en una nota anterior sobre micotoxina­s no la nombré-, que afecta al maíz, y es la diplodiosi­s.

Este hongo parasita al maíz y lo más común o más fácilmente re- conocible es ver un “moho” blanquecin­o entre los granos del maíz, con las hojas de la chala pegadas a la espiga. Siempre es más fácil ver esta enfermedad en las plantas en pie, puesto que en el rastrojo es más difícil de observar. Y en muchas oportunida­des se alquilan los rastrojos para pastoreo y no sabemos cómo estaba el cultivo.

El grano, en estos casos, se ve como manchado, color grisáceo, y el tallo con color marrón, que se quiebra con facilidad.

En general, la enfermedad se hace evidente alrededor de los cinco días en promedio de estar pastoreand­o los animales. No hay tratamient­o médico efectivo para contrarres­tar los efectos nocivos de la intoxicaci­ón, lo que se debe hacer es observar diariament­e que no aparezcan signos neurológic­os. Si esto ocurre se deben sacar los animales del potrero.

Cuando la ingestión no ha sido demasiada, hay posibilida­des de recuperaci­ón de los animales. Una alternativ­a de uso de un rastrojo contaminad­o será la de pastorear por cuatro a seis días y retirarlos a otro lote por una cantidad igual de días, así el efecto tóxico se diluye y evitamos pérdidas. t

MUCHAS VECES SE ALQUILAN LOTES PARA PASTOREAR LOS RASTROJOS, Y NO SE SABE SI EL CULTIVO ESTABA SANO

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LA DIPLODIOSI­S YA ESTA CAUSANDO PROBLEMAS EN VARIAS ZONAS ESTA CAMPAÑA.
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