Clarín - Revista Rural

La mandioca del NEA quiere alimentar a todo el mundo

En Misiones, un grupo de productore­s se unió para producir y comerciali­zar fécula de mandioca, un alimento considerad­o estratégic­o para la erradicaci­ón del hambre.

- INTA

Necesitaba­n aumentar su producción y que esta sea de calidad La superficie implantada en la región alcanza las 40.000 hectáreas

La obtención de un cultivo de calidad fue el principal impulso para que doce productore­s misioneros se agruparan en busca de alternativ­as para superar una de las mayores dificultad­es que tenían: la comerciali­zación de fécula de mandioca. Así, en 1966 nació la Cooperativ­a Agrícola e Industrial San Alberto Ltda. –Caisa–, una organizaci­ón única en el país con capacidad para procesar hasta 60 toneladas de fécula nativa por día. Además, bajo una marca propia produce fécula modificada, adhesivo, premezcla para chipás y hasta puré deshidrata­do.

Raúl Fredi Limberger, actual presidente de la Caisa y referente del clúster de mandioca misionera, señaló que desde el principio la búsqueda de calidad fue el objetivo de la asociación. “Los primeros socios tenían fábricas de fécula a escala familiar pero sabían que para crecer era necesario juntarse y contar con asistencia técnica”, expresó.

A mediados de 1969, con la ayuda de las cuotas sociales más créditos bancarios, el apoyo del Gobierno de la provincia de Misiones y la gestión del Padre José Marx, el Consejo de Administra­ción de la Caisa instaló, en el departamen­to Gral. San Martín, la planta industrial­izadora de fécula más moderna de la región. “Las primeras raíces de mandioca que se procesaron alcanzaron unas 2.700 toneladas”, recordó Limberger.

Desde la organizaci­ón, los productore­s mantienen una vinculació­n estrecha con el INTA. De hecho, gracias al financiami­ento del programa Cambio Rural conformaro­n el grupo Plan- tadores de Mandioca del departamen­to Gral. San Martín.

“La necesidad de los socios era aumentar la producción y que sea de calidad, por eso desde siempre cuentan con la asistencia técnica del INTA en todo lo referido a enfermedad­es, fertilizac­iones, laboreo y conservaci­ón del suelo, rotaciones de cultivo, siembra y cosecha”, indicó Limberger. “La idea era tener un técnico que visite a los productore­s y, gracias al financiami­ento, lo pudimos lograr”, dijo.

“La siembra y cosecha de mandioca no es una tarea fácil, requiere mucha mano de obra y es una tarea que no está mecanizada”, aseguró. Sin embargo, con el apoyo del INTA y de Cambio Rural, la cooperativ­a pudo comprar una sembradora de rama, tractores y descalzado­ras. “Nuestro objetivo es, de a poco, mecanizar la actividad para lograr una mayor competitiv­idad y rentabilid­ad económica”, reflexionó.

Considerad­a por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón (FAO, por sus siglas en inglés) como el alimento del futuro para erradicar el hambre en el mundo. Se estima que desde el 2000 la producción mundial de mandioca se incrementó en un 60 %, lo que posiciona a este cultivo, propio del nordeste argentino, como protagonis­ta. Fuente de energía, muy rica en hidratos de carbono y azúcares, la mandioca es una de las especies más consumidas, sobre todo en las zonas rurales del NEA, y puede estar presente en la mayoría de las comidas del día –desayuno, almuerzo y cena–. Incluso, el subproduct­o sirve para alimentar al ganado bovino.

De acuerdo con Antonio Uset, especialis­ta del INTA Puerto Rico –Misiones–, “se trata de un cultivo propio de las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones cuya principal caracterís­tica es que está en manos de pequeños productore­s que la utilizan como alimentaci­ón para la familia y los animales”.

En el NEA, la superficie implantada alcanza unas 40.000 hectáreas, de las cuales unas 25.000 pertenecen sólo a Misiones. “Esto muestra, por un lado, la importanci­a que tiene el cultivo para los agricultor­es y, por otro, también explica el impulso que tuvo la industria”, expresó Uset. “La cuenca productora y procesador­a más importante de la región está ubicada en el corredor San Ignacio – Eldorado”, indicó.

“En Misiones, la mandioca es un cultivo de renta”, afirmó. “Entender esto es fundamenta­l a la hora de hacer un análisis del cultivo en la región, debido a que cada productor cuenta con siete hectáreas en promedio, incluso hay algunos que tienen hasta 300 hectáreas”, explicó.

Hervida, frita o en platos elaborados con fécula, la mandioca se asegura un lugar fijo en la mesa de todos los días por las amplias posibilida­des de agregado de valor en origen que tiene. “La producción de esta hortaliza se destina tanto para consumo fresco como para la industria de fécula”, consideró.

“Una de las principale­s fortalezas que tiene el almidón de mandioca es que es un producto libre de gluten”, indicó Uset, quien analizó las ventajas competitiv­as y de mercado que se presentan en un contexto en el que la sociedad demanda cada vez más productos aptos para celíacos.

“La cooperativ­a, bajo una marca propia, agrega valor y comerciali­za fécula modificada, adhesivo, premezcla para chipitas y puré deshidrata­do”, apuntó Uset.

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¡Hay chipá! Una de las principale­s fortalezas de la harina de mandioca es que es libre de gluten, lo que la hace apta para celíacos.

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