El debate en torno al crecimiento ganadero
La mayoría de los productores coincide en que las perspectivas son buenas para la actividad, pero remarcan que hace falta mejorar en varios aspectos como la producción forrajera, los índices reproductivos, el peso de faena y la integración comercial entre
Cinco productores de diversas regiones analizan el presente de la actividad, cuentan cuáles son para ellos los sistemas más adecuados para producir carne y ponen la lupa sobre los aspectos que se debe corregir para aspirar a ganar nuevos mercados sin descuidar el consumo interno.
En la Argentina la ganadería tiene pasado, presente y mucho futuro. Vaya novedad. Andando por las rutas se puede ver hacienda pastoreando en casi cualquier rincón del país. Pero no siempre fueron buenas las perspectivas para la actividad. Aun está fresca en la memoria de muchos la grave crisis que el sector atravesó hace menos de diez años fruto del clima y las políticas adversas. Hoy, los vientos cambiaron y el mensaje preponderante es que toda la carne que se produzca en la Argentina va a encontrar su comprador.
Hace pocas semanas fue el mismísimo Ministro de Agroindustria de la Nación Ricardo Buryaile quien afirmó: “La ganadería es el emblema de la producción argentina, el futuro de la actividad en el país es muy bueno porque este es un Gobierno que da previsibilidad. No vamos a cerrar las exportaciones de carne, vamos a incentivar a que se produzca más”.
Suena contundente. En este contexto vale la pena conocer la visión de los productores y asesores que saben de primera mano cuál es la realidad productiva de cada región. ¿Cómo se produce carne hoy en la Argentina? ¿Se está utilizando los sistemas apropiados? ¿Qué debe pasar para que la Argentina produzca más?
El reconocido consultor Marcos Gi- ménez Zapiola, conocedor de las empresas ganaderas de la Pampa Húmeda, dice que el sistema que él considera el más conveniente para el ganadero pampeano no es actualmente el más adoptado. “Es lo que denominaría “ganadería mixta”. La mayoría de los campos son mixtos, tienen partes agrícolas y partes ganaderas. Cuando se generalizó la siembra directa, los potreros agrícolas se dejaron de rotar con pasturas y verdeos y la ganadería se arrinconó en los peores potreros. El ternero salía del sistema pastoril y pasaba a corrales de recría o terminación. El aprovechamiento de los rastrojos pasó a ser muy limitado por distintas razones”, relata el especialista. Y explica: “Pienso que una ganadería mixta, que combine los potreros ganaderos con el aprovechamiento de los rastrojos y eventualmente la terminación a corral en un ciclo completo, es una alternativa que permite aprovechar mejor los recursos disponibles”.
Giménez Zapiola dice que el modelo existente de la ganadería mixta es la cría bovina intensiva, que funciona muy bien en empresas intensivas en gerenciamiento, es decir, donde el factor productivo más abundante es el tiempo gerencial. Ese modelo admite muchas alternativas que han sido dejadas de lado en aras de la simplificación de las explotaciones de mayor escala. Como la agricultura