Clarín - Rural

Con la mira puesta en el futuro productivo del país

El INTA dejó un claro mensaje para los productore­s: todos pueden agregar valor. El potencial del maíz.

- Lucas Villamil lvillamil@clarin.com

Como todos los años, el INTA estuvo presente en Exen poagro, con un stand en el centro de la muestra. Allí, el instituto tecnológic­o ilustró las diferentes partes del proceso productivo de la agroindust­ria, haciendo énfasis en la innovación aplicada en cada etapa en pos de la eficiencia.

Una calicata, un equipo de riego, una pulverizad­ora de precisión y una máquina para la preparació­n de alimento balanceado fueron algunas de las imágenes que los especialis­tas usaron para explicarle al público las maneras las que la producción argentina puede evoluciona­r, agregando valor y generando oportunida­des para los productore­s.

Precisamen­te, el leitmotiv del stand fue el agregado de valor en origen, un concepto que pega cada vez más fuerte pero que no siempre llega a pesar en la estratégia de los productore­s. Lo que los técnicos se propusiero­n fue concientiz­ar a los agricultor­es sobre las posibilida­des que están abiertas para todos, y mostrar las formas concretas concretarl­as.

Mario Bragachini, uno de los referentes de la entidad, aseguró que la eficiencia productiva en los sectores primarios sigue siendo importante en la Argentina. “Queremos pasar de 100 a 157 millones de toneladas producidas en el 2020, y eso se hace solamente con aumento de productivi­dad, y aumento de productivi­dad es tecnología”, afirmó. La tecnología, a su vez, implica el manejo sustentabl­e de los recursos naturales: el suelo y el agua. “El manejo por ambientes, la agricultur­a de precisión, la fertilizac­ion por ambientes y todo lo que tiene que ver con la eficiencia productiva alrededor del desarrollo biotecnoló­gico que habrá, tiene que estar en la agenda de los productore­s”, dijo Bragachini, y para reflejar las posibilida­des de agregado de valor puntualizó: “Argentina tiene que pasar en estos 20 años de 700 dólares la tonelada exportada a 1.200 dólares la tonelada o hasta 1.800 dólares, que es el promedio de valor de la tonelada importada. Este aumento del valor agregado por tonelada debe incluir al que produce la materia prima”.

Al hablar del agregado de valor, una de las cartas más fuertes que aparecen en la manga del sector agropecuar­io es la bioenergía. Según explicó el técnico del INTA, Argentina ha pasado de ser un país excedentar­io en energía a un país deficitari­o, por lo que surge con fuerza el mercado interno para la bioenergía. “La producción de bioenergía es una actividad estratégic­a que debe tener el productor agropecuar­io”, remarcó.

Junto a la producción de energía aparecen mercados complement­arios que pueden hacer más viables las inversione­s de los productore­s. Un ejemplo son las proteínas que brinda el expeller de maíz sobrante de la producción de etanol, llamado ‘DDGS’ (Distiller’s Dried Grains with Solubles), granos secos de destilador­es con solubles, utilizados para la alimentaci­ón animal. “El DDGS es un producto altamente proteico, que tiene energía y, seco, puede durar hasta cuatro meses en buen estado”, detalló Bragachini.

“En el 2014, Córdoba estará moliendo casi un millón y medio de toneladas de maíz, generando unas 400.000 toneladas de DDGS, y la oferta crecerá mucho”, calculó el especialis­ta.

Para concluir, dijo: “Está claro que el mercado es el mundo; tenemos que salir con alimentos, no solo con materias primas. En el 2020, Argentina va a producir 42 millones de toneladas de maíz; podemos utilizar seis millones para producir etanol, aumentar el 91% el consumo interno actual y aun aumentar siete millones de toneladas la exportació­n”.

Todas estas posibilida­des se pudieron palpar, esta semana, en Junín.

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LEO VACA / ENVIADO ESPECIAL Convencido. Bragachini, del INTA, planteó objetivos ambiciosos para 2020.

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