El maíz, frente a una oportunidad histórica
Un informe de Aacrea destaca que con la siembra que está por comenzar, el cereal podría producir 31 millones de toneladas y buenos márgenes.
El actual debería ser el año del maíz argentino. Están dadas las condiciones internacionales para que ello ocurra, por la caída de la producción estadounidense, que provocó fuertes subas en las cotizaciones de Chicago.
En este año se generó una oportunidad histórica, tangible y real, con mercados internacionales exacerbados por la situación climática estadounidense, dando a nuestro país, segundo exportador mundial, la posibilidad de estar en primera línea para aprovechar a pleno esta oportunidad desde la estratégica posición de producir en contraestación.
La decisión de los productores para volcarse de lleno a encarar una campaña acorde a la magnitud de las circunstancias, radica en encontrar la confianza que generaría un mercado fluido y que diera la certeza de poder comercializar durante todo el ciclo productivo, ayudando a financiar los costos necesarios para la implantación. Esta financiación es necesaria luego del fuerte impacto producido por la generalizada sequía estival, que redujo sustancialmente la capacidad de encarar una campaña en un contexto de altas tasas de interés.
Sin embargo, según cálculos realizados por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), se advierte que, pese al reciente anuncio de liberación de 15 millones de toneladas de maíz para exportación, persisten los descuentos en los precios que reciben los productores, entre otros factores, por la incertidumbre sobre las reglas que regirán el comercio de maíz a medida que avance la campaña. Un mercado no transparente, cuotificado, que se mantiene así aún luego del anuncio oficial, genera desconfianza entre los agricultores y juega en contra de la gran siembra necesaria para aprovechar la
La entidad reclama que se establezca una política comercial transparente
oportunidad internacional y abastecer con comodidad al mercado interno.
Si se diera un escenario productivo sin descuentos para el maíz, que permitiera apuntar a una superficie de siembra de 5 millones de hectáreas (similar a la del año pasado) por la generación de confianza en los pro- ductores, con un rendimiento de 7,8 toneladas por hectárea no es descabellado pensar que se podría alcanzar una producción superior a 31 millones de toneladas. No toda la superficie de maíz termina cosechándose, ya que una parte se utiliza para la ganadería y el producto de esa superficie no entra en la cadena comercial.
Esa área de siembra impactaría en forma positiva en la inversión global y permitiría aprovechar la capacidad instalada, el conocimiento y las redes de las distintas regiones productivas y de los diferentes eslabones de la cadena comercial.
Una producción de esa magnitud generaría una gran cantidad de dólares que se necesitan. En efecto, por cada hectárea de cereal con un rinde de 7,8 toneladas por hectárea y con el precio FOB de mediados de julio generaría un ingreso de 2.231 US$/ha, contra 1792 US$/ha de una soja de 2,9 t/ha. Este sería un ingreso real de