Un hongo que acecha a los olivos
El verticillium arrasó con más del 30% de los olivares de La Rioja, y no se detiene.
En Aimogasta, cabecera del departamento Arauco, en La Rioja, está el primer olivo plantado en la Argentina hace 400 años: todavía da frutos, pero está amenazado por el verticillium, un hongo que ya ha destruido gran cantidad de grandes árboles. Las pérdidas se estiman en unos diez millones de pesos anuales, sin tener en cuenta el futuro. De allí que se la haya declarado zona de desastre agropecuario.
Un productor importante, Nicolás Martínez, mostró a Clarín las fincas diezmadas por este hongo. “Son árboles que estuvieron pro- duciendo durante 100 o 200 años, y que tuvimos que cortar, luego esperar que el suelo sane y volver a plantar otro”, cuenta Martínez. Se sabe que el hongo puede vivir hasta dos años en el suelo. Pero para alcanzar el mismo nivel de producción habrá que esperar otra centuria.
Un relevamiento del INTA, realizado en el 2008, determinó que el 6% de los árboles estaban enfermos y un 3% muertos. En el 2011, en cambio, ya el 39% de los olivos salieron de producción y un 33% está enfermo en la zona de los olivares históricos.
Y lo peor es que el hongo sigue avanzando, sobre todo en las propiedades de los productores tradicionales, aunque también ataca a las plantaciones nuevas de las grandes firmas.
Además, se sabe que ya hay plantas muertas por el verticillium en la vecina Catamarca, por lo cual, también es muy probable que se haya extendido a las plantaciones de San Juan y Mendoza.
Por la gravedad de la crisis, los productores riojanos creen que es necesario que los organismos técnicos, como el INTA y las universidades, intervengan y se especialicen en esta enfermedad para evitar que siga avanzando.
Martínez explicó que el olivo no es como la soja o el maíz, que se renuevan cada campaña. “No se puede trasplantar un olivo de 70 u 80 años y traerlo a La Rioja. Acá hay que empezar de nuevo, esperar y rezar”, explicó.