Ganadería: el equilibrio justo
En el sur entrerriano, Marcelo Trento hace la recría en pastizal natural inundable. Y termina novillos con el fruto de la agricultura top que hace allí cerca.
En el sur entrerriano, el paisaje cambia de fisonomía en distancias cortas. Los campos planos con aguadas, pastizales altos y verdor intenso -característicos del predelta- se transforman unos kilómetros al norte -hacia la localidad de Galarza- en lotes con pendiente pronunciada, suelos negros, pesados y con aptitud para la agricultura en secano.
Clarín Rural recorrió la zona junto al administrador Marcelo Trento y los asesores Ignacio Boschetti y Daniel Mazzoleni, del establecimiento Los Algarrobos, para conocer las pautas de manejo con las que trabajan en estos ambientes heterogéneos.
“En dos establecimientos con características diferentes, trabajamos para un solo objetivo: producir carne en un ciclo completo, maximizar los recursos y lograr estabilidad para la empresa”, dijo Trento. La estancia, que se eligió como eje para una reciente jornada del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), está ubicada sobre la ruta nacional 12, cerca de Médanos, en una región que hace miles de años estuvo bajo agua de mar. Esto le da una característica particular, tanto en las napas como en los suelos con alto contenido en sodio.
En estos ambientes, además, llueven mil milímetros promedio por año, que sumados a la escasa pendiente dejan a los lotes encharcados gran parte del año. “En años muy lluviosos, los animales están en lotes con gran cantidad de agua en la superficie. No existen espacios altos y secos, ni siquiera para las pariciones, lo que ocasiona pérdidas importantes, básicamente en terneros, por ahogos. No obstante eso, para los pastizales naturales es beneficioso, ya que presentan mayores volúmenes de materia verde y en consecuencia permiten producir más kilos por hectárea”, dijo.
Son 3.000 hectáreas con apotreramientos de grandes superficies, donde se inicia el proceso con la cría. Este campo se complementa con Doña Ana, de 1.000 hectáreas, cerca de Galarza. Allí se cultiva maíz con el que se suplementa a los terneros y que, básicamente, permite la implementación del destete precoz y la terminación de los novillos en feedlot. “Decidimos pagar el alto costo de mover la hacienda: es una estrategia elegida frente a las limitantes del ambiente”, agregó Trento.
Por su parte, enfocado en la producción agrícola, Boschetti explicó que en los lotes en secano ajustan las tecnologías y prácticas en función del manejo de problemáticas comunes en suelos vertisoles, que presentan problemas de erosión por pendientes pronunciadas. “Tenemos desafíos compartidos con los productores del centro norte entrerriano. La siembra directa permite que seamos más eficientes en captar el agua en los perfiles. La sistematización con terrazas, práctica que va de la mano con la directa, también se emplea para ganar en kilos por hectárea y evitar pérdidas de materia orgánica y agua. Son suelos productivos pero complicados para el manejo”, remarcó el asesor.
El agua es la principal limitante en estos ambientes, pero obtienen rindes promedios que alcanzan, en los mejores años, a 5.000 kilos en trigo y más de 10.000 kilos en maíz.
Trento agregó que el maíz ocupa el 20 por ciento de la superficie total del campo, que tiene como destino único la conversión a carne.
En cuanto a las características