Los secretos del suelo
La estrategia para producir carne en campos donde no es posible sembrar pasturas requiere de habilidad, tanto para aprovechar los períodos de mayor productividad de las especies como para manejar la hacienda en los lotes extensos, con problemas de accesibilidad. El ambiente en el predelta entrerriano se caracteriza por especies forrajeras de alta producción de materia seca pero de regular a mala calidad proteica. Está compuesto, básicamente, por gramíneas y cetáreas. El asesor Ignacio Boschetti señaló que los suelos en el campo Los Algarrobos, donde los animales permanecen la mayor parte del ciclo ganadero, son alcalinos, con gran porcentaje de sodio en superficie. “Pertenecen a la serie de suelos indiferenciados “Esteros del Ñancay”, una llanura aluvial antigua que tuvo influencia marina, según el relevamiento del INTA Paraná”, precisó. Las especies forrajeras presentan una marcada estacionalidad. Producen más cuando las precipitaciones son abundantes y cuando hay una película de agua sobre la superficie. En verano, cuando se secan, la producción es casi nula, las sales están en superficie y, debido a que no hay árboles de gran porte, hay escasa sombra. Para el especialista, contar con la posibilidad de producir granos para suplementar en otro campo, Doña Ana, es clave para compensar las deficiencias que puedan presentarse, especialmente en épocas de sequía.