La soja va por más rinde con la biopotencia
Los muchos años, hasta la aparición de la siembra directa, en que los productores chacrearon los suelos, además del agregado de agroquímicos necesarios para la protección y nutrición de los cultivos, condujo a que la carga de microorganismos beneficiosos para las plantas en el suelo fuera disminuyendo con el tiempo.
Los suelos agrícolas están constituídos por varias fases: la física, caracterizada por la estructura, y la química, que es producto de la degradación del material original y que aporta la fertilidad química y la biológica, compuesta por millones de micro y macroorganismos que comunican a estas tres fases. Asimismo, estos intervienen en el desarrollo de las plantas y ponen a su disposición los nutrientes necesarios para su crecimiento y estimulan el crecimiento radical.
Teniendo en cuenta esta degradación progresiva de las características físicas, químicas y biológicas de los suelos, uno de los mayores beneficios para los cultivos es el efecto combinado que se produce de la acción complementaria de productos biológicos con aquellos de síntesis química.
Entendiendo las ventajas agronómicas que esto significa, Becker Underwood lanzó al mercado Vault HP, un pack compuesto por tres productos: el inoculante propiamente dicho, a base de bacterias de Bradyrhizobium Japonicum, Vault Rz. Este también incluye al biopotenciador Protector más el bioestimulante, Extensión GE. El primero de estos es un compuesto a base de vitaminas e hidratos de carbono y el segundo actúa como comunicador entre las bacterias y las raíces. Y, por último, el biopotenciador, bio fertilizante con propiedades biofungicidas, Robust, que además tiene propiedades de potenciación biológica. En este caso su modo de acción radica en favorecer el desarrollo y sanidad radicular.