Y el clima, ¿cómo sigue?
El experto Eduardo Sierra afirma que habrá una reducida ventana de tiempo para concretar las distintas labores en los establecimientos.
Desde su inicio, El Niño que afecta la campaña agríta 2012/2013 se distinguió como uno de los más precoces e intensos. Sin embargo, en los últimos dos meses comenzó a atenuarse, presentando escenarios climáticos diversos con marcadas situaciones de riesgo.
Eduardo Sierra, asesor en agroclimatología de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, anticipó que se espera “un resto de primavera y verano que verá reducida la ventana climática apta para la realización de labores de campo, transporte, almacenaje, etc.”.
Así, sostuvo que el volumen de la producción agrícola nacional será alto, pero con fuertes con- trastes zonales.
Ocurre que, si bien el fenómeno de El Niño viene perdiendo fuerza, el proceso de moderación será lento, por lo que habrá que prepararse para tormentas severas localizadas sobre distintos puntos del área agrícola, acompañadas por granizo y vientos intensos.
A su vez, se producirán entradas de aire frío durante la mayor parte de la temporada, causando “fuertes oscilaciones térmicas, combinando con lapsos extremadamente calurosos”, anunció el experto.
Durante noviembre los vientos del norte serán intensos, generando altas temperaturas y mayor demanda de humedad por parte de los cultivos.
Lo positivo es que cierta moderación en los procesos atmosféricos permitirá avanzar con las labores de siembra y traerá alivio a las zonas anegadas en la cuenca del río Salado.
Por otro lado, Sierra indicó que en el transcurso de este mes “el oeste y el extremo sudeste del área agrícola nacional continuarán observando riesgo de heladas”, situación que se extenderá sólo hasta comienzos de diciembre.
Para ese mes el asesor proyecta un panorama similar, con temperaturas aun más altas que llevarán al límite las reservas de humedad de los suelos, mientras que las lluvias en el área central serán abundantes pero no extremas, como para avanzar con las labores.
El verano se hará sentir con una escalada de la temperatura en enero, con máximas muy elevadas en la mayor parte del área agrícola, acompañadas por tormentas, granizo y fuertes vientos, principalmente en el NOA, Chaco, norte de Santa Fe y norte de la Mesopotamia.
En el resto de las regiones las lluvias serán moderadas a escasas, indicó el especialista.
Entrado febrero “sólo la coscola atlántica, que recibirá vientos marítimos, registrará valores térmicos más moderados”, puntualizó. Y explicó que el pronóstico de lluvias durante ese mes prevé precipitaciones abundantes en el este de Chaco, gran parte de Santa Fe y el sudeste de Buenos Aires.
Según Sierra, “al contrario de lo que suele ser el patrón propio de El Niño, se espera que durante el otoño 2013, sólo el Nordeste y la Mesopotamia observen precipitaciones superiores a lo normal, mientras que el resto del área agrícola recibirá valores normales a inferiores al promedio”.
Y precisó que “este proceso favorecerá las tareas de cosecha, poscosecha, transporte y alma- cenaje y contribuirá a reducir los anegamientos de campos”.
Pero, al mismo tiempo, generará un ambiente proclive para el desarrollo de malezas, plagas y enfermedades, principalmente de fin de ciclo (EFC) en soja.
¿Cuáles serán las consecuencias? Sierra anticipa una menor calidad de la producción debido a problemas sanitarios y la mayor humedad a cosecha. El Niño también se hará notar con un aumento de los costos operativos y logísticos.
Lo cierto es que “recién hacia comienzos del otoño 2013, podría esperarse que la marcha del clima asuma valores cercanos a lo normal”, concluyó Sierra.