Chau, chau adiós...

La fertilización de la soja, como parte de una estrategia productiva, no es una decisión habitual entre los productores argentinos. Desde el punto de vista de los costos de producción, la soja es un cultivo “barato” para implantar. Por eso, no sorprende que, según datos recientemente difundidos por Fertilizar Asociación Civil, el volumen de fertilizante que se utilizará en soja en esta campaña será sólo el 30% de todo el que se aplica en la Argentina. Si consideramos que, del área cultivada en el país, el 53% está ocupada por soja y que este cultivo consume solamente el 30% del fertilizante aplicado a nivel nacional, queda en evidencia la baja reposición de nutrientes que se realiza en la oleaginosa y la consecuente degradación de los suelos que se produce desde el punto de vista nutricional, analizaron desde la entidad. Por otra parte, estudios recientes realizados por Fertilizar, el INTA y la UNRC (Universidad Nacional de Río Cuarto) en nueve localidades de la Región Pampeana, muestran que en los tratamientos fertilizados con dosis de reposición, los rendimientos son hasta un 25% superiores respecto de los no fertilizados y un 15% superiores a los tratamientos con manejo tradicional. Estas respuestas se lograron solamente con fósforo. Además, ya hay que tener en cuenta los déficit de azufre, a los que ahora también se agregó el boro, como micronutriente deficiente, entre otros.