Clarín - Rural

Otra Argentina para ver

- Héctor A. Huergo hhuergo@clarin.com

Los dos hechos sucedieron esta semana en Córdoba. Uno tiene que ver con la Argentina vieja, la de las rencillas y peleas contra molinos de viento. La otra, con la Argentina Verde y Competitiv­a.

En un caso, el gobernador de la provincia sufría el desplante de la Ministra de Industria de la Nación, durante un olvidable acto en el que se anunciaba la salida al mercado de un nuevo modelo de un viejo auto.

En el otro, altísimos funcionari­os de una de las grandes líderes mundiales de la maquinaria agrícola, visitaban a un establecim­iento en el sur de la provincia. Provenían de Estados Unidos, Alemania y Brasil. Tuve la oportunida­d de asistir, y lo agradeceré toda la vida, porque creo que participé de algo que puede catalogars­e como “fundaciona­l”.

Allí, Francisco “Pancho” García Mansilla, administra­dor del campo, les mostró las modificaci­ones y adaptacion­es que había incorporad­o en la pulverizad­ora automotriz y en las sembradora­s de esa marca.

Y luego, después de una demostraci­ón dinámica, en treinta minutos les mostró con números muy precisos el significad­o de cada modificaci­ón. Con espíritu abierto, desenfadad­o y por momentos implacable, Pancho remató su presentaci­ón con una frase de Henry Ford: “me pedían un caballo más rápido; les traje un auto”.

Un sorpresivo y llamativam­ente largo aplauso coronó el momento. Y arrancó el debate.

Sí, se estaba discutiend­o cómo hacer más competitiv­a la agricultur­a. Lo que incluye la sustentabi­lidad. Más toneladas por hectárea, por milímetro de agua de lluvia, por litro de gasoil consumido, con más escala y operacione­s totalmente “auditables”.

En esto, quedó claro por el interés de los distinguid­os visitantes, la Argentina está haciendo punta. “Necesitamo­s clientes como ustedes para orientar nuestros desarrollo­s”, dijo el más importante

El país viejo se sigue peleando consigo mismo, pero el otro está en marcha

del grupo.

¿Qué vieron?. Pancho tiene desde hace cuatro años una fumigadora automotriz, con un barral de 24 metros. Este año vio en Expoagro el barral de carbono de AgroKing, de 36 metros y mucho más liviano. Lo compró ahí nomás. Lo recibió a principios de setiembre y ya le hizo más de 20.000 hectáde reas, lo que estaba registrado por el monitor de la máquina. “Aumentó la capacidad de trabajo un 50%. Pero además ahora tenemos menos pérdidas de soja por pisoteo, así que el costo bajó de 6 a 4 dólares por hectárea”. Y les dijo: “si tengo que esperar siete años para que ustedes incorporen esto, se me genera un lucro cesante de un millón de dólares”.

Recordemos: la aplicación de la fibra de carbono en la maquinaria agrícola es un desarrollo donde la Argentina está primereand­o. Como con la siembra directa, el almacenaje en bolsas plásticas, el silo de grano húmedo embolsado y otras tecnología­s que no solo han generado ventajas competitiv­as para estas pampas, sino que están siendo adoptadas en todo el mundo.

“Bigger is better” (cuanto más grande, mejor), es el axioma compartido por todos los fabricante­s, respondien­do a la necesidad de un mercado que padece la falta mano de obra capacitada (fenómeno global). Y que necesita aprovechar las ventanas cada vez más estrechas para siembra, fumigación y cosecha como consecuenc­ia del cambio climático también global.

Pero “bigger is better” significa mayor peso de los equipos, lo que genera compactaci­ón. La “edad de hierro” tiene que dar paso a materiales más livianos. La “era del carbono” -y quizá otros materiales que aún no existen- es inexorable, y está naciendo en la Argentina.

Y además de menor peso, también se requiere más sencillez. En sembradora­s, tamaño, pero también más facilidad de adaptación para pasar de un cultivo a otro. Y allí, en el sur de Córdoba, estaban hechas, y están también las ideas para lo que viene.

Al regresar, vimos que el país viejo se sigue peleando consigo mismo.

El otro, el Verde y Competitiv­o, está en marcha y hace roncha.

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