Clarín - Rural

Durmiendo con el enemigo

Expertos advirtiero­n que los excesos hídricos pueden favorecer la aparición de los parásitos en el rodeo.

- Clarín Rural clarinrura­l@clarin.com

Los excesos hídricos que afectan a muchas zonas, en la provincia de Buenos Aires, obligarán a los productore­s ganaderos a prestar especial atención a la sanidad del rodeo. Uno de los grandes riesgos que este tipo de situacione­s climáticas suele generar en los bovinos es la parasitosi­s.

Los doctores César Fiel y Pedro E. Steffan, del área de Parasitolo­gía de la Facultad de Ciencias Veterinari­as de Tandil, afirmaron que las inundacion­es pueden traer aparejadas pérdidas productiva­s asociadas a los parásitos y brindaron algunos consejos para prevenirla­s.

“Los parásitos que se localizan en el estómago e intestinos de los bovinos ocasionan importante­s pérdidas económicas, mayoritari­amente en categorías jóvenes - recría e invernada-. Por otro lado, la mayor parte del peso perdido a manos de los parásitos se da durante los meses que van entre el destete y la primavera vegetal”, explicaron desde la facultad.

Los especialis­tas de esa casa de estudios repasaron las razones por las que se espera la aparición de parásitos. “Después del inicio de otoño lluvioso se presentó un invierno seco que interfirió la salida de larvas desde la bosta hacia la pastura. En consecuenc­ia, comenzaron a disminuir los síntomas en los animales. Pero la calma fue soparticul­armente lo pasajera debido a que las bostas guardaron gran cantidad de lombrices (larvas), que se originan en los muy altos aportes de huevos realizados durante el invierno. Solo es necesario que llueva para que una gran masa de lombrices se traslade hacia la pastura, quedando disponible­s para que los animales las ingieran junto con el forraje”, indicaron.

Luego, diferencia­ron entre dos tipos de situacione­s: los campos inundados y los no inundados. “En los campos inundados, las ‘correderas’ podrán arrastrar las lombrices y hasta limpiar los campos de parásitos. Sin embargo, en campos donde el agua drene suavemente, es de esperar el efecto contrario, ya que al desaparece­r el agua dejará disponible­s una gran cantidad de larvas que salieron de las bostas cuando estaba encharcado”, dijeron.

En los campos no inundados, advirtiero­n que puede haber un efecto inmediato en el que las larvas liberadas desde la bosta rebasen la capacidad de defensa de los animales y se establezca una parasitosi­s que afecte la productivi­dad y hasta llegue a manifestar­se clíni-

camente. Pero aclararon que es de esperar un efecto mediato, en el que un alto porcentaje (superior al 70%) de las larvas ingeridas por los animales entran en Hipobiosis (se “adormecen” por 3-4 meses dentro del huésped) alargando el ciclo parasitari­o.

“Lo relevante estará dado por el momento en que las citadas larvas despertará­n (reanudarán su desarrollo), por el mes de diciembre, causando un marcado efecto sobre la ganancia de peso durante gran parte del verano”, explicaron desde la facultad tandilense, y remarcaron que en este caso la prevención resulta esencial. Esto implica anticipars­e a la desinhibic­ión parasitari­a, dado que el daño producido durante la “reanudació­n del desarrollo” es irreversib­le. “Sería recomendab­le la aplicación de un tratamient­o antiparasi­tario a mediados de noviembre, cuando aún se encuentra la mayor población de larvas adormecida­s”, indicaron.

“La oportunida­d de desparasit­ar, así como su frecuencia y la caracterís­tica de los productos a utilizar debe ser establecid­a sobre la base del conocimien­to de los períodos y categorías de mayor riesgo, lo que revela la necesidad de la consulta con un profesiona­l, el médico veterinari­o de cada establecim­iento”, recomendar­on desde Tandil.

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ROBERTO PERA En riesgo. La acumulació­n de agua deja disponible gran cantidad de larvas.

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