El primer siglo en un clásico
El Centro de Consignatarios, que maneja el Mercado de Liniers, cumple 100 años. Sus directivos repasan la historia y los desafíos de la actualidad.
En sus comienzos fue impulsada por los miembros de la Sociedad Rural Argentina, que por aquellos años venían trabajando de manera informal en la consignación de hacienda y otros productos. Pero la entidad de la que hablamos, el Centro de Consignatarios de Productos del País (CCPP) nació realmente en noviembre de 1912 cuando aquellos pioneros le dieron un marco institucional a su labor y se plantearon representar los intereses del productor frente al comprador. Es decir, cumple 100 años.
Estos hombres eran también asesores, representantes legales y administrativos, inclusive banqueros, por lo que el consignatario no tardó en convertirse en un engranaje esencial de la comercialización de productos en el país.
En sus comienzos, la entidad no se limitaba sólo a la venta de bovinos; se consignaban cerdos, lanares, lana, pieles y plumas de avestruz. La mayor parte de estos productos pasaba por el Mercado de Liniers, un socio estratégico que, para entonces, llevaba poco más de una década en funcionamiento.
“La relación del CCPP con el Mercado de Liniers es clave, porque le ha dado transparencia y seguridad al negocio, con precios de referencia, cosa que no se da en otros países; es un mercado único en su tipo”, comentó a Clarín Rural Fernando Santamarina, actual presidente del Centro y miembros de la quinta generación de la casa consignataria familiar.
La modalidad de venta de la hacienda un siglo atrás era “al tanto de carne y sebo”. Las tropas se componían de 300 cabezas, que el resero y los peones de cada estancia arreaban hasta por 15 días. En
esa época, cuando entraban tres mil cabezas la plaza se saturaba a y aparecían en escena los saladeros - para descomprimir la oferta, llevándose los mejores animales y precios.
Ahora, parece lejana aquella escena de reseros ataviados luciéndose en sus caballos al ingresar r con las tropas en el mercado.
Roberto Arancedo, presidente e actual del Mercado de Liniers (y del CCPP en los períodos 19801982 y 1990-1991), destacó la gran n evolución en infraestructura y en la generación y comunicación de la información que hubo en todas estas décadas.
“Hoy tenemos todo informatizado, desde que llega el camión hasta que sale, brindamos estadísticas y se puede consultar toda la operatoria con un click”, indicó. Y aclaró que “siempre buscamos herramientas para diversificar los canales comerciales, como los remates televisados y la venta online”.
Alberto Monasterio fue el presidente del período 46 del Centro. En esa época los ingresos eran muy importantes. “En un día entraban 37.000 cabezas”, recordó.
Pero algunas cosas cambian y otras no. Una de las que no, por ejemplo, es que el mercado se rigió siempre por la calidad de la hacienda y no por la cantidad, principio que benefició a los productores más chicos.
Dos aspectos que marcaron las preferencias en el mercado, según los consignatarios, tienen que ver con la evolución de la ganadería: el mejoramiento genético y la alimentación. Por eso, la hacienda de hoy dista mucho de la que se veía en los corrales hace 50 años, igual que cambió la hacienda en los campos argentinos.
“El comprador hoy es mucho más exigente, en general busca feedlot o que el animal tenga ración, el puro campo ya no existe en Liniers”, precisaron los directivos.
Por otro lado, el aumento en el peso mínimo de faena llevó las categorías hacia arriba en cuanto al kilaje. “Un novillito antes pesaba menos, pero hoy está categorizado entre los 350-400 kilos, y el novillo pesado (500 kilos) que antes se exportaba, hoy se destina al circuito gastronómico y hotelero”, explicó Santamarina.
A Jorge Aguirre Urreta le tocó presidir el centro entre 2005 y 2007, dos años críticos.
“El gobierno terminó interviniendo el mercado, controlando precios y finalmente cerrando la exportación, lo que significó una sobreoferta, baja de precios y liquidación de 10 millones de cabezas”, detalló.
Luego, la ganadería sintió otros efectos negativos: el stock se redujo y aumentaron los precios en un 300% en poco tiempo. Lo cierto es que, antes del cierre de la exportación, el productor podía vender más kilos por animal a un precio diferencial, alternativa que hoy no existe.
Con la mirada puesta en lo que viene, Julián Lalor, el integrante más joven del CCPP, como vicepresidente 2º, señaló que el desafío de la actividad es estar atentos a las demandas de los socios y continuar unidos para fortalecer la actividad.
“Apostamos a tener una entidad que trabaje mano a mano con el Mercado de Liniers y que busque siempre lo mejor para la cadena de ganados y carnes”, afirmó el joven, que representa la quinta generación familiar en la consignación.
Actualmente, los consignatarios participan del 60% de la comercialización de hacienda en todo el país y representan el 50% de la faena para consumo en Gran Buenos Aires y Capital Federal, proporción que mantuvieron a lo largo de su rica historia, de 100 años, que no es poco.