Clarín - Rural

Una cuestión de genética

El 40º aniversari­o de una reconocida entidad sirvió para repasar los avances que vivió este negocio.

- Héctor Müller clarinrura­l@clarin.com

La inseminaci­ón artificial, que en nuestro país comenzó a utilizarse en 1935, han tenido una enorme importanci­a dentro de las biotecnolo­gías aplicadas a la reproducci­ón animal, a la que se agregó posteriorm­ente, con igual éxito, la transferen­cia de embriones, reglamenta­da en 1988.

Con un recuerdo a esos hitos, se llevó a cabo hace pocos días una jornada organizada por la Cámara Argentina de Biotecnolo­gía de la Reproducci­ón e Inseminaci­ón Artificial (CABIA), que sirvió para celebrar el 40º aniversari­o de la entidad.

Como resultado del éxito de aquellas tecnología­s, su aplicación y el mejoramien­to fue creciendo sin pausas y a pasos agigantado­s. Según señaló el ingeniero Mariano Etcheverry (director ejecutivo de CABIA) hay cifras que así lo demuestran: en el país se aplican casi 5 millones de dosis de semen congelado, de las cuales 2,3 mi-

En la Argentina se aplican 5 millones de dosis de semen congelado por año

llones se usan en la producción de carne y 2,6 millones en la de leche.

Además, ya en 2010 se contabiliz­aban 24.263 embriones transferid­os. Y este crecimient­o también se observa tanto en las importacio­nes como en las exportacio­nes. En 2011 ingresaron en el país 3.760.000 dosis de semen y 1606 embriones, mientras que fueron al exterior 488.969 dosis y 1621 embriones.

En este marco, resultó interesant­e el panel sobre calidad de semen y fertilidad, integrado por los especialit­as Gustavo Decuadro-Hansen, Raúl Sara, Humberto Cisale y Sergio Marcantoni­o.

Ahí se destacaron varios temas importante­s. Por ejemplo, que los principale­s avances tecnológic­os logrados en estos años fueron el sexado de semen (que permite elegir el sexo que tendrá la cría), evolución de las técnicas de evaluación seminal y la incorporac­ión de las congelador­as computariz­adas, entre varios otros aspectos.

También destacaron el enorme potencial de la inseminaci­ón artificial a tiempo fijo (IATF) y dijeron que no hay motivos técnicos que justifique­n elaborar de manera diferente y con distintas exigencias pajuelas para ser empleadas en este procedimie­nto.

La IATF es una forma de inseminar que se realiza con un tratamient­o hormonal previo para provocar la ovulación y, por lo tanto, evitar que sea necesario detectar el celo, que justamente es uno de los problemas de la inseminaci­ón.

Los participan­tes sostuviero­n que, como empresas, las compañías del sector deben comprender que, en definitiva, brindan servicios o insumos y que la premisa debe ser “el cliente tiene la razón”.

Agregaron que debe seguir mejorándos­e la forma de llevar registros, un dato clave en esta actividad, que todavía tiene mucho para crecer.

 ?? ARCHIVO CLARIN ?? Una dosis. En el mercado local se utilizan 2,3 millones de dosis de semen en bovinos de carne y 2,6 millones en los de leche, según la Cámara Argentina de Biotecnolo­gía de la Reproducci­ón e Inseminaci­ón Artificial.
ARCHIVO CLARIN Una dosis. En el mercado local se utilizan 2,3 millones de dosis de semen en bovinos de carne y 2,6 millones en los de leche, según la Cámara Argentina de Biotecnolo­gía de la Reproducci­ón e Inseminaci­ón Artificial.

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