El manejo de calidad, hasta el final
El almacenaje tiene aspectos críticos a tener en cuenta para conservar intacto el valor de los granos. El INTA aconseja cómo hacerlo bien en trigo.
La Argentina es un país exportador de alimentos y, coque mo tal, son mayores las exigencias de producir calidad y conservarla hasta su utilización final. En este sentido, el productor agropecuario no solamente es el primer eslabón de la cadena, sino que en la última década tomó gran relevancia como partícipe en el complejo sistema de poscosecha.
Con el objeto de satisfacer los requerimientos del procesamiento industrial, la preservación de la calidad de los granos es central. Por ello, considerando la cosecha de trigo que arranca en la región central para el cultivo, es necesario tener presente algunos conceptos para minimizar los riesgos de pérdidas durante el almacenamiento y acondicionamiento.
Además, respecto a la calidad del grano, hay que tener en cuenta que en algunas regiones hubo fusariosis, una enfermedad fúngica de los cultivos de cosecha fina.
En este marco, el Proyecto de Eficiencia de Cosecha y Postcosecha (Precop) del INTA difundió un informe en el que da recomendaciones para mantener intactas las características del grano.
El primer sistema, muy difundo, es el silo-bolsa. En él se busca un ambiente hermético (sin intercambio de aire) y con alta concentración de dióxido de carbono.
Un relevamiento de las bolsas a nivel país estima que entre un 5% y 8% de las bolsas sufren algún problema durante el almacenamiento que compromete la calidad del grano, destacó el Precop.
En este sentido las recomendaciones son:
Se debe prever que el terreno a utilizar debe ser preferiblemente un lugar alto, sin irregularidades.
Al momento de la confección del silo-bolsa es necesario respetar el estiramiento aconsejado por el fabricante. Para ello se debe contar con personal de experiencia y una máquina que posea un buen sistema de frenado y neumáticos que eviten el patinamiento.
Se deben programar visitas para detectar y reparar las roturas.
En muestreos sucesivos hay marcar en la bolsa datos como humedad, variedad, poder germinativo (semillas). De esta forma se contará con un parámetro para la extracción de las bolsas al momento de comercializar el producto.
Si hay riesgo de ataque de animales, como peludos, vacas o perros, éstos disminuyen si se cerca la bolsa con hilos electrificados; otra opción puede ser utilizar alambre tejido.
Otro sistema para guardar la producción es en silos tradicionales y celdas. Este tipo de instalaciones son las llamadas de atmósfera normal, ya que la composición del aire intergranario es similar a la atmosférica.
Al momento de almacenar en silos se debe tener en cuenta:
Previo a almacenar, se debe realizar una exhaustiva limpieza de las instalaciones. También es importante que en las inmediaciones de los silos no existan potenciales focos de infección (grano tirado en el piso, carros con restos de grano, etc.).
Realizar tratamientos químicos residuales de las instalaciones previo a la cosecha (interior, cono, conductos de aire y exterior del silo).
Controlar y reparar goteras y filtraciones en silos y celdas.
También hay que realizar la operación de “descorazonado” una vez que se terminó de llenar el silo. De lo contrario se produce una aireación desuniforme en el ancho del silo y un secado del material distinto. Así, en el centro del silo donde se acumula el material más fino, se conserva más humedad y aumenta la actividad de insectos y hongos.
Almacenar el grano seco y frío. Mantener la temperatura debajo de los 18°, ya que la actividad de los insectos cesa por debajo de ella.
La aireación conviene utilizarla durante la noche, cuando la temperatura baja. En aquellas zonas donde las condiciones climáticas no permitan el enfriado, se puede considerar el uso de refrigeración artificial.
Cuando el aire esté seco y frío conviene tapar y sellar toda apertura del silo.
Con la cosecha no se terminan las tareas. Si se busca calidad, al grano hay que cuidarlo hasta que deja el campo.