Clarín - Rural

Ojo, que mezclar puede ser un problema serio

Un grupo de expertos dice qué hay que tener en cuenta al usar más de un producto en la pulverizac­ión.

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Un trabajo del Grupo de Protección Vegetal del INClarín TA Pergamino, llevado a cabo por Pedro Daniel Leiva y Gabriel Picapietra, recordó hace pocos días que en la Argentina existen alrededor de 25 millones de hectáreas de cultivos extensivos en siembra directa, en las cuales el control de malezas en barbecho y durante las primeras etapas del cultivo resulta primordial.

El volumen total de plaguicida­s que se utiliza es de aproximada­mente 254 millones de lt-kg/año, y el glifosato es la mayor parte. El promedio anual de uso es ade 11,58 litros por hectárea.

“Podríamos estimar, de acuerdo al parque de pulverizad­oras y hectáreas por campaña que realizan, que en promedio en la Argentina se hacen unas 10 millones de cargas de tanque, contabiliz­ando la totalidad de equipos operativos”, sostienen los autores.

En algunas ocasiones se producen problemas de compatibil­idad de mezclas con separación en fases, formación de coágulos o formación de sedimento, por ejemplo. Entre las condicione­s que predispone­n a esos problemas están el bajo volumen de agua (mayor concentrac­ión), aguas duras (afectan el emulsionan­te), baja temperatur­a (menor capacidad solvente del agua), rápido vertido del plaguicida (poco tiempo para disolverse), pobre agitación y, finalmente, un incorrecto orden de mezclado.

“Si estimamos que los problemas de incompatib­ilidad ocurren sólo en el 1% de los casos (100.000 recargas), el valor económico perdido se aproxima a 53 millones de dólares por año”, dicen Leiva y Picapietra.

Por su parte, el ingeniero Antonio Caravaglia, especialis­tas en el tema, de la empresa Red Surcos, explica que es muy común que a la hora de realizar una aplicación, se mezclen diversos productos químicos, ya sea con el objetivo de combatir una plaga mediante diferentes modos de acción; para controlar problemáti­cas en el lote o aprovechar el ingreso de la máquina pulverizad­ora y aplicar productos que actúen de modo preventivo frente a la aparición de otra adversidad.

Sin embargo, coincide en que “la mezcla de diferentes productos en el caldo puede acarrear diversos inconvenie­ntes, algunos más fáciles de reconocer que otros y de distinto grado de gravedad. Entre los problemas que surgen al incursiona­r en el mezclado de principios activos podemos mencionar la incompatib­ilidad física, la incompatib­ilidad química y la fitotoxici­dad”, dice el experto.

Por eso, recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de preparar un caldo de aspersión:

Dosis de cada producto a utilizar. Volumen de agua. PH y mecanismo de acción de los productos. Orden de mezclado. Temperatur­a ambiente. En caso de duda, realizar una prueba de compatibil­idad previa.

Por estos días, en que son tan comunes las aplicacion­es contra plagas y para control de malezas, otro especialis­ta del INTA, Nicolás Iannone, afirma que el problema de la aplicación conjunta del herbicida con el insecticid­a es que, si se aplica durante el día, cuando normalment­e predominan vientos no deseables, ambos agroquímic­os necesitan distintos tamaños de gotas: medianas y grandes para el herbicida (con el objetivo de reducir los riesgos de deriva), y gotas chicas para el insecticid­a (a fin de lograr penetració­n y llegada debajo de la broza presente, donde se encuentran las orugas).

En definitiva, cómo mezlcar es una cuestión a tener muy en cuenta para hacer un uso cada vez más eficiente de los insumos.

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GUSTAVO CASTAING Aplicando. Hay que ver la dosis de cada producto, el volumen de agua y el orden de mezclado, entre otros factores.

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