Las claves para sacarle todo el jugo a la alfalfa
Una especialista del INTA explica cómo evitar empastes, bajar costos y aprovechar una pastura estratégica para la ganadería.
“Ha llegado el momento de abandonar el manejo extensivo de la alfalfa para medir y ser más eficientes en pos de lograr una producción de calidad que luego pueda ser administrada en diferentes usos“.
Las palabras corresponden a la especialista en nutrición del INTA Castelar, Miriam Gallardo, quien, en diálogo con Clarín Rural, brindó recomendaciones para obtener lo mejor de la forrajera en el lote, pero también habló sobre las diferentes estrategias de administración de esa producción.
Basada en la genética que ya existe y en el manejo, Gallardo consideró que la producción de alfalfa tiene que hacer algunos ajustes para salir a competir mejor por el uso de la tierra. “Estamos convencidos de que se puede reducir la mitad de la superficie de alfalfa pero obtener tres veces más de producción”, apuntó Gallardo.
Sin embargo, más allá de las cuestiones productivas que se pueden mejorar, como nutricionista Gallardo apuntó a lo que se puede hacer en la administración de esa producción para que cada kilo de alimento sea convertido en más kilos de carne o litros de leche.
“Cuando uno tiene una excelente biomasa forrajera hay que transformarla en alimentos de alta calidad, sea como fuente de fibra, que es fundamental para el rumiante, o como fuente de proteína, que pueden acompañar a los suplementos proteicos clásicos disminuyendo los costos de alimentación”, explicó Gallardo.
En este sentido, el calor del verano juega un papel determinante en la alimentación “selectiva” que hace el animal cuando se lo deja que coma “a voluntad”. Hay que prestar atención al cambio de dieta: “Durante el invierno las vacas han estado comiendo silo, heno y concentrados, y ni bien se puede se las pone a comer alfalfa porque es más barato, pero lo económico, por apurarse, puede salir caro si el animal no está preparado”, advirtió Gallardo.
Un alimento forrajero tiene alta eficiencia de conversión cuando no se desperdicia en el proceso de manipulación y cuando es metabólicamente bien aprovechado por el animal. Sin embargo, Gallardo advierte que en la Argentina, por estas dos vías hay muchas pérdidas.
Está comprobado que cuando hace calor el animal disminuye el pastoreo a la mitad, es mucho más selectivo y se suscitan problemas de atonía ruminal; ésto significa que el rumen se mueve mucho menos. En este sentido, Gallardo reflexiona: “Si obligo a
> “Planificar pastoreos nocturnos es una ayuda en verano”, aconseja Gallardo
los animales a estar en el pasto en las horas de más alta carga calórica, entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde, por más que tengan un vergel de pasto no van a comer porque hay una situación de estrés”.
El acto de comer, masticar y rumiar implica un gasto de energía y el animal tiene que ahorrar esa energía porque tiene que disipar el calor acumulado. Por eso, la nutricionista recomienda planificar pastoreos nocturnos. “Por más que muchos productores se quejen cuando decimos esto”, insistió.
Otra forma de ayudar a que el animal coma más y mejor es cortar la pastura como si se fuese a hacer heno, pero se deja andanada con un pre oreo corto para que los animales coman directamente las andanas. “Así el consumo voluntario aumenta porque el bocado está más disponible”, reconoce Gallardo, y agrega que otra opción es picar la alfalfa y darla en el comedero.
En cualquier caso, la nutricionista reconoce que hay que ser muy prolijos y consecuentes, “tener todo aceitado”, porque “no se le puede dar una alfalfa sucia, ni de manera irregular, dado que cambia el rumen y la digestión, y termina afectando al animal”.
Finalmente, para evitar los empastes, Gallardo recomienda equilibrar la dieta. La especialista explicó que el animal se empasta porque cuando selecciona una hoja tiernita llega a un rumen semi vacío con una leve ruptura de la hoja. En la primer masticación se liberan grandes cantidades de proteínas Fase 1, que son las responsables de generar esa espuma característica.
Por esta razón, se recomienda incorporar ensilados de maíz o sorgo, y que antes de pastorear la vaca tenga un consumo de concentrados y fibras de calidad para que el rumen trabaje. “Cuando el rumen está trabajando y hay buena cantidad de saliva, la hoja tierna que entra al rumen retarda la ruptura y la liberación de la proteína responsable del trastorno digestivo”, aclaró la nutricionista.
En lo que respecta a los costos, Gallardo destacó que cuando se trabaja con dietas integrales en las que participa la alfalfa, los ensilajes de maíz o sorgo, distintos concentrados y una buena fuente de heno, se pueden disminuir hasta 20% los costos de suplementación proteica extra si el heno es de muy buena calidad. t