Haciendo punta en una z Ona difícil
En Avellaneda, los Muchut revelan sus secretos: financiamiento, diversificación de actividades y seguir las apuestas en el tiempo.
“El girasol es estable y permite ingresos en una época clave: meses de fin de año” Como contratistas, nuestros clientes piden cada vez más una siembra con equipos neumáticos para maíz o girasol.
Fernando Muchut
Maneja la maquinaria La mayoría de estos lotes tienen suelos marginales, que requieren fertilizaciones que elevan fuertemente los costos productivos.
Hernán Muchut
Mira los números de la empresa Endeudarse, pagar e ir tomando actividades en red con otros productores fue nuestra manera de ir creciendo.
Enzo Muchut
Otro de la nueva generación
En el noreste de la provincia de Santa Fe, sobre la costa del río Paraná, el paisaje es verde intenso, con campos bajos, de lotes despojados que pierden la vista en el horizonte. Clarín Rural recorrió diferentes zonas del departamento San Cristóbal para conocer cómo trabajan en sistemas agrícolas de alto rendimiento, y con el girasol como cultivo estrella. La familia Muchut, oriunda de estos parajes, es un claro ejemplo de agricultores de tradición pero que crecieron de la mano de la innovación, junto con la incorporación de las nuevas generaciones y el asociativismo. El concepto “ganar, ganar”, que se ha escuchado en diversas teorías, en esta empresa es una realidad de todos los días.
Elías es uno de los tres herma- nos que junto a Aníbal y Celso formaron la sociedad inicial de La Cariola, empresa agropecuaria que produce en 4.000 hectáreas arrendadas, entre el departamento San Cristóbal y, hacia el oeste, en Tostado y Bandera, Santiago del Estero. Y brindan servicios como contratistas de maquinaria en otras miles en esta región.
Elías habla sobre su visión de los emprendimientos en forma serena, pero muy precisa. Dice que en estos tiempos, a diferencia de cuando comenzaron a trabajar con sus hermanos en la actividad heredada de su padre, ahora existen más opciones y se entusiasma con que lo que se cultiva no depende, como entonces, del mercado interno, sino de la demanda global. Además, rescata que ahora se puede crecer con pequeñas asociaciones, con financiamiento para adquirir herramientas y sin capital propio inicial.
Aquí, el cultivo más importante de la campaña de gruesa es el girasol. Argentina mantiene entre los tres primeros productores mundiales y gran parte de lo que se genera a nivel nacional se con- centra en esta zona. En este ciclo, en el centro norte de Santa Fe, se destinaron a girasol, más de 100.000 hectáreas.
De visita por los lotes, Enzo Muchut, hijo de uno de los socios fundadores de la empresa, comenta que “frente a otros, el girasol es estable y permite ingresos en una época clave, como los meses de fin de año”. En cuanto a los costos, opina que es menos oneroso que otros, como el algodón.
Acerca de los rendimientos, en la última campaña, en los campos que trabajan en Avellaneda, rondaron los 24 quintales promedio. Y considerando los de la zona de Tostado y Bandera, el promedio general de los últimos años en la empresa es de 18 quintales. “La diferencia fundamental que vemos es que en los campos de Santiago del Estero los rendimientos son más erráticos. Las principales mermas se dan por falta de agua y por daños por aves”, detalló el joven profesional, especializado en Administración de Empresas Agropecuarias y parte del equipo técnico de la empresa familiar.
Los arrendamientos oscilan de 4 a 6 quintales de soja, comentó Hernán, otro de los integrantes de la nueva generación que conforma la compañía. Dice que, para las características y aptitud de los campos de la zona, el precio es alto, porque se trata en su mayoría de lotes con suelos marginales, que requieren fertilizaciones que elevan fuerte los costos. Producir una hectárea de girasol les cuesta 180 dólares, sin contabilizar el arrendamiento ni el alquiler de la maquinaria, especifica.
Enzo explicó, además, que hacen girasol y maíz, en secuencias, básicamente para tener buenas rotaciones. Y agregó que llevan adelante, junto a los integrantes del CREA Villa Ana, del que forman parte, ensayos de densidades, ya que creen que ésto permite lograr estabilidad en los rendimientos y bajar los costos, ya que en maíz la semilla es el principal insumo.
El equipo de la familia Muchut tiene, como una unidad de negocios, los servicios de siembra, cosecha y pulverización para terceros. Trabajan con maquinaria propia, como contratistas. Fernando es uno de los que está encargado de este segmento y en referencia a las tecnologías de mayor demanda por parte de los productores dijo que para los de cosecha, por ejemplo, piden trabajar con equipos axiales. “En el rubro siembra, los clientes nuestros piden equipos neumáticos -para maíz o girasol-, con piloto automático”, detalló.
Señaló, también, que para recuperar la inversión en una máquina de este tipo se requiere no menos de 5 años. “En zonas mar-
ginales, se paga menos por los servicios. Los márgenes se vienen achicando en los últimos años. Es una tendencia global. Por eso, se viene hablando de la necesidad de agregar valor en origen para recuperar márgenes de ganancia. Esto ocurre no sólo en agricultura; también en ganadería. Hoy, ser un productor primario significa trabajar con márgenes de ganancia cada vez más acotados. Por eso la industria y la producción tienen que ser unidades productivas integradas”, consideró Elías.
Acerca de los objetivos a futuro de la empresa, las dos generaciones que forman parte de La Cariola coinciden en que es fundamental, para seguir adelante, la incorporación permanente de tecnología, tanto en maquinaria como en paquetes para el desarrollo de los cultivos.
Mirando el horizonte cercano, evalúan la incorporación de más hectáreas productivas y señalan que frente a esto, el componente de riesgo climático tiene un peso importante. “En equipos, tenemos pensado sumar más aplicaciones para agricultura por ambientes, que si bien ya se hace, tiene escasa participación. Y pensamos también en poder aprovechar mejor la información que nos dan los equipos de agricultura de precisión, como los mapeos, que por ahora no estamos utilizando al 100 por ciento”, mencionó Enzo.
Los Muchut hablan de a uno a la vez, escuchando atentamente las opiniones y esperando su turno, en un claro ejemplo de consideración hacia el otro. Del mismo modo desarrollan sus pequeñas asociaciones, que les han permitido grandes avances. Andar a la par, sumando, tras un objetivo común. Un modo de seguir en el camino de una agricultura cada vez más compleja.