Un problema al que hay que darle con todo
Aapresid advierte que hay fallas de control con glifosato para una especie de “yuyo colorado” en Córdoba.
Tenaz como el “yuyo colorado”, podría sugerir algún refrán. Es que esta maleza fue la primera especie resistente a herbicidas en Argentina, denunciada en 1996, cuando se comprobó su resistencia a clorimurón e imazetapir (principios activos conocidos como inhibidores de la ALS) y luego, hace algunas campañas atrás, se detectaron las primeras fallas de control con glifosato en campos de Santiago del Estero y Tucumán. A partir de esta fallas está bajo “un alerta amarillo”.
El manejo de malezas es uno de los principales desafíos que la agricultura tiene por delante. Justamente, la Red de Conocimiento de Malezas Resistentes (REM), de Aapresid, que sigue de cerca el manejo de maleza, en esta campaña informa que se multiplicaron los problemas de fallas de control con glifosato de yuyo colorado en una amplia zona del sur de Córdoba. El “yuyo colorado”, o “ataco” (como se lo conoce en el norte del país), es Amaranthus quitensis.
Este género es muy amplio, ya que cuenta con más de 60 especies; incluso presenta cerca de 30 en Argentina, dice el REM. En la zona de la Pampa Húmeda la más difundida fue Amaranthus quitensis, pero hace poco tiempo se encontró también a Amaranthus palmeri en Córdoba, que hasta el momento era desconocida en el país, pero sí muy extendida en Estados Unidos. Por su parte, en la zona de Tucumán, las sospechas de resistencia podrían ser sobre Amaranthus spinosus, pero se está estudiando botánicamente para confirmarlo, detalla la red.
La bioecología de esta especie tiene ciertas particularidades, destaca el informe del REM. Es una especie que tiene una gran producción de semillas, que pueden alcanzar las 500.000 por planta. Además, tiene un mecanismo fotosintético “carbono 4” (C4), como el del maíz, que es muy poco habitual en las dicotiledóneas. Esto le permite lograr altas tasas fotosintéticas con altas temperaturas; es decir, puede seguir creciendo cuando otras especies entrarían en estrés térmico.
Respecto a las pérdidas que ocasiona sobre el cultivo, se han medido disminuciones de rendimiento del orden del 23% en soja, con una infestación de una planta por metro cuadrado durante el ciclo del cultivo.
La situación es compleja en el sudoeste de Córdoba, subraya el informe del REM, aunque también destaca que con alta capacidad de diseminación de esta maleza el problema no quedará circunscripto solo a esa zona.
Las posibilidades de controlar con otros herbicidas los escapes de yuyo colorado son exiguas. Los herbicidas selectivos para soja están recomendados para Amaranthus de menos de 10-15 centímetros. Por su parte, las aplicaciones de rescate que igualmente se hacen, con fomesafen y/o 2,4-DB, no reportan buenos resultados y los rebrotes de la maleza son inmediatos. También algunos trata- mientos con imazetapir podrían dar resultados algo más satisfactorios, pero si las malezas presentes son resistentes a ALS, la alternativa deja de ser válida.
Con este panorama, algunos productores optaron por limpiar los manchones en el lote a mano y, en otros casos, decidieron que no los cosecharán para no diseminar las semillas.
El informe del REM sostiene que, sabiendo que está el problema en el lote, la clave está en la planificación para la próxima campaña. En algunos casos, dice, algunos productores están pensando en aumentar la superficie de maíz, porque disponen de los hormonales y del glufosinato de amonio (en maíces HX) para los tratamientos dentro del cultivo. Todos apuntan a que los preemergentes serán una herramienta fundamental, los principios activos como flumioxazin o sulfentrazone presentan muy buenos controles y también algunas triazinas (prometrina) y triazinonas (metribuzin), aunque hace falta más desarrollo.
Respecto a la aplicación de postemergentes, una de las “ventajas” que señala el REM, respecto a la zona del sur de Córdoba, es que se acumula la experiencia de los maniseros, que al no tener la posibilidad de aplicar glifosato en postemergencia del cultivo, lo siguen manejando de la forma tradicional y no han perdido el entrenamiento en el manejo de estas malezas.
Para estos problemas de difícil solución, la voz de la conciencia agrícola refiere siempre a las buenas prácticas de manejo, que, además, ayudan a la sustentabilidad de los sistemas.