De los datos a la eficiencia
En la 1° dinámica de agricultura de precisión en la feria, el foco estuvo en cómo usar la info que hay.
Ajustar el manejo por ambientes no es una cuestión complicada y conlleva importantes beneficios. Sin embargo, aún son muy pocos los productores que utilizan los dispositivos disponibles para capturar información, que permitirían desarrollar esta práctica.
Por caso, el 60% del parque de maquinaria cuenta con monitores de rendimiento, pero sólo se usan para generar información entre un 5% y un 10%, tal como contó a Clarín Rural Laura Lukasik, directora de Operaciones de Solapa 4.
Según su opinión, esto se debe a que “el proceso de adopción de tecnología requiere tiempo, y a que todavía hay falta de conocimiento”.
En Expoagro, la empresa presentó un software integrador de tecnologías, compatible con la mayoría de los equipos del mercado, que permite ordenar, desde la comodidad de una oficina y en una plataforma web, qué, cuánto y dónde aplicar en cada ambiente de acuerdo a sus particularidades.
Para eso, es necesario que el productor introduzca previamente en el sistema los distintos datos de siembra (cultivo y genotipo), de suelo, y otras variables tales como fertilidad, contenido de humedad, malezas, insectos y enfermedades de cada lote; y que, en función de ellos, prescriba aplicaciones variables de insumos.
Estas capas de información son aportadas por el productor, ya sea por conocimiento visual, o bien a partir de la información generada por mapas satelitales, análisis de suelos o promedios generados por los monitores de rendimiento. Con todos estos datos, el software
El insumo debería aplicarse solo en el lugar y en la ocasión en que hace falta
genera un archivo o “mapa de prescripción” que es llevado -vía pendrive- a la consola de la máquina para que los interprete y ejecute a campo las órdenes de qué, dónde y cuánto aplicar. “Es un proceso de logística de datos”, dice Lukasik.
Mediante la adopción de esta tecnología, es posible determinar densidades de siembra variables; aplicar productos químicos por manchones según la cantidad de plagas, malezas o enfermedades presentes en cada sector; y fertilizar con distintas dosis ajustándose a la potencialidad del ambiente.
“La idea es que los insumos se apliquen en el lugar y en el momento que realmente hacen falta, en lugar de hacerlo por promedio o para todo un lote”, explicó Lukasik.
Los beneficios de las aplicaciones variables son varios: ahorro de dinero por menor uso de insumos; optimización del rendimiento y sustentabilidad en la producción.
“En maíz se han registrado beneficios promedio de 100 dólares/ ha, aunque hemos medido cifras mucho mayores, de hasta 300 dólares”, indicó Ignacio Nayar, gerente de Proyecto de la empresa. Asimismo, en el caso de pulverizaciones por manchoneo georreferenciado, el ahorro de insumos medido por ellos fue de un 30% en promedio.
Por otra parte, después de la cosecha, con los datos arrojados por los monitores de rendimiento, se puede analizar si las decisiones tomadas previamente fueron acertadas o no y, en base a eso, ajustar el manejo para la próxima campaña si fuera necesario.
Durante los cuatro jornadas de Expoagro, los técnicos de la empresa realizaron muestras dinámicas para que los productores puedan observar el funcionamiento de los equipos y las aplicaciones con dosis variables de fertilizantes y semillas, así como pulverizaciones por manchoneo simulando diferentes situaciones de ataque de plagas en el campo.
La agricultura de precisión no es una tecnología compleja y está al alcance de los productores argentinos, pero falta aún salvar la brecha que hay entre la información que se genera y la que efectivamente se aprovecha para hacer una gestión de la agricultura más eficiente.